Diario El Universal, 11 de mayo de 2010
Cada vez que Sherlock Holmes hacía una deducción basada en lo observado, le decía a su inseparable amigo: “Elemental, querido Watson”. Lo que está ocurriendo con la comida en Venezuela es también elemental, no hace falta ser agudo analista, economista de alto vuelo o ministro de planificación para entender por qué esta semana no hay leche, hace quince días no había azúcar, la mantequilla nacional es más cara que la importada y los carniceros han sido, al igual que la Constitución, humillados por INDEPABIS y la fuerza armada. Tampoco se requiere gran profundidad de análisis para saber que el cacareado “salario mínimo más elevado de América Latina”, alrededor de 40 bolívares diarios, no alcanza para comprar medio kilo de aguacate, medio de tomate y un par de cebollas.
Sherlock le explica a Watson: -“De todos es sabido, dilecto amigo, que nadie está dispuesto a vender por debajo del precio en que compró, salvo el gobierno que puede tomar tus impuestos y la renta del petróleo para perder dinero en cada operación. Pero también de todos es sabido que si el gobierno procede así todo el tiempo, al final –gobierno y ciudadanos- estarán arruinados. También es elemental que cuanto más raro sea un producto, más caro pagaremos por él. El oro es más caro que el agua porque existe en menor cantidad y cuando el número de panes, bolsas de azúcar, cartones de leche o kilos de carne es menor de lo que la gente necesita, entonces el precio aumenta.
-“Además, querido Watson, si el gobierno en lugar de promover la producción, le quita la tierra a los productores, la acapara ya que tampoco se la da a los campesinos y además crea un monopolio de importación, será fatal que aumente la escasez, el precio o las dos cosas juntas. Además si el gobierno aumenta el salario, pero no crece la producción, habrá más dinero para comprar y menos productos para vender.
¿Entonces los dólares que entran por el petróleo se van en comida? Sherlock asintió: “En comida, bebida, plantas eléctricas, armas, automóviles, repuestos, celulares, ropa, comisiones y muchas otras cosas más. –“Pero no importa, entran muchos dólares por el petróleo”, Ripostó Watson. -“Por ahora, mi querido amigo, pero no todos vivimos del petróleo y así como usted necesita pacientes para curar y yo crímenes para investigar, el campesino necesita su propiedad para producir y el verdulero tomates para vender. Si el gobierno se hace dueño de todo, al final nada queda para los ciudadanos.” Hizo una pausa, atisbó por la ventana para observar al agente encubierto que lo vigilaba y continuó: “Lo que sí es cierto querido Watson, es que con esta situación, Usted y yo vamos bien. Cada día hay más enfermos que curar y crímenes que resolver.”
-Pero, ¿con qué nos van a pagar los clientes, si estarán todos arruinados? Sherlock se puso la bata de terciopelo de un rojo rojísimo, suspiró con tristeza y señaló: Brillante deducción querido Watson, creo que en efecto no pagarán.
Carlos Machado Allison cubre temas relacionados a políticas agroalimentarias, ciencia y tecnología con énfasis en Venezuela, artículos de opinión publicados en diarios y publicaciones o estadísticas analizadas por el autor
martes, 11 de mayo de 2010
domingo, 9 de mayo de 2010
Inflación en alimentos y la culpa del gobierno

La inflación promedio en abril fue de 5,2%, pero la de los alimentos y bebidas se disparó al 11,2% de acuerdo al Banco Central de Venezuela. Cualquiera de las dos cifras resulta aterradora para los ciudadanos, pero muy especialmente para los pobres que concentran su gasto en comida y transporte. Para ellos, que son la gran mayoría de los venezolanos, la inflación promedio del mes fue 8,4%, es decir les rebajaron el sueldo, la pensión o el ingreso en ese mismo porcentaje. En los primeros cuatro meses del 2010, los venezolanos son 15% más pobres que en diciembre. Pero además también son más pobres porque también el PIB viene en descenso.
Las cadenas agroalimentarias venezolanas están enfermas. El país está enfermo. No existe un circuito agroalimentario en que no tenga uno o más eslabones intervenidos, abatidos, confiscados o simplemente destruídos por el gobierno. El ministro de alimentación no pudo haber sido más nítido y preciso cuando al salir de una reunión con algunos agentes económicos que laboran en el mercado de la carne (buena parte de los productores primarios ausentes) sentenció más o menos así: mi comandante presidente decidió que la comida no es mercancía y luego, difícil esperar otra cosa, amenazó al sector privado con confiscarles sus propiedades o negocios.

Así de simple, una sola persona ha borrado instantáneamente diez milenios de la historia universal.
Como todo el mundo sabe y bajo cualquier interpretación ideológica o económica, los alimentos han sido mercancía desde el Neolítico, cuando el hombre "inventó" la agricultura y con ella creció el comercio entre los pueblos, eso aparentemente nunca existió de acuerdo a la política del gobierno. Para eliminar ese conocimiento no basta con una orden, también es necesario evitar que se difunda y para ello, el gobierno está empleando otros instrumentos: acorralar a las universidades, empobrecer a los profesores para que abandonen sus cátedras y se dediquen a la buhonería o procuren algunas horas en las nuevas universidades donde el único pensamiento que puede ser difundido es el oficial. Por éste camino pronto estará proscrita la teoría de la evolución, desde luego toda referencia a la teoría económica, las estadísticas serán (ya casi lo son) secreto de Estado y la historia, como señaló un peculiarísimo funcionario, será reescrita ahora que tiene en sus manos los archivos de Bolívar y Miranda. Más difícil será ocultar las ideas de Newton.
Ese mismo día el presidente, por televisión, amenazó de nuevo al sector privado y lo culpó directamente de ser responsable por la inflación repitiendo, una vez más los términos de costumbre: capitalismo, acaparamiento, especulación, enemigos, acabar con ellos y así sucesivamente. Ninguno capaz de mirar hacia los resultados de las políticas aplicadas durante una década, ninguna reflexión dirigida a explicarle a los ciudadanos que por los atentados contra la propiedad privada, las acciones de INDEPABIS, el crecimiento del sector improductivo del país, el irresponsable manejo de las finanzas públicas y la incompetencia burocrática, las fincas están produciendo menos alimentos que los demandados por la población. Que por las mismas razones el valor adquisitivo de nuestro dinero cada vez es menor. Que los costos de producción o transacción, son cada vez mayores gracias a leyes, decretos, normas, resoluciones y acciones autoritarias, lamentablemente apoyadas ilegalmente por la fuerza armada. La inflación, los episodios de escasez y el abatimiento de la calidad de los alimentos son, incuestionablemente, producto de las malas políticas y es necesario decirlo sin ambages.
La importación de alimentos y una burocracia pletórica han sido los instrumentos que ha aplicado el gobierno para controlar la inflación. Acciones no sostenibles y que sólo pueden tener efecto temporal. Pero haciendo tal cosa ha eliminado trabajo productivo y valor agregado, substituyendolo por el trabajo improductivo de la burocracia y los militares. Cualquier nación u hogar debe mantener una proporción adecuada entre el trabajo que produce riqueza y el que lo gasta, si disminuyen los que producen y aumentan los que lo gastan, pues la quiebra es el resultado fatal. Quiebra, fracaso, ruina son los términos que usamos para esa situación en los negocios, pero cuando se trata de un país, el resultado se llama pobreza o miseria.
El empresariado se hizo sentir en estos primeros días de mayo y desde Fedecámaras se emitió un alerta sobre la crisis que ya dura dos trimestres y que se acentúa, con las enormes cifras de inflación al cierre de abril. Pero no percibimos acciones importantes dentro del sector privado para atacar el problema y ya en otras oportunidades hemos señalado la necesidad de concertación y acuerdos estratégicos entre los distintos gremios. Cierto que el gobierno aún posee recursos, que el precio del petróleo es elevado, pero no menos cierto es que las cadenas agroproductivas, por su complejidad y para su sostenibilidad, deben procurar relaciones básicas de equilibrio orientadas al largo plazo, que no dependan tanto del gobierno.
miércoles, 28 de abril de 2010
AGRONEGOCIOS INTERNACIONALES Y NOTAS BREVES
COLOMBIA.
Nueva cara del sector agrícola: los Agro-negocios integrados
Un ejemplo de cómo debe intervenir el gobierno en los negocios agrícolas es el Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial de Colombia. Una nota publicada en http://www.larepublica.com.co/ señala: " A mediados de diciembre del año pasado, el Ministerio de Agricultura y el de Comercio anunciaron los sectores beneficiados con el Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial en Colombia, a saber: cacao, chocolatería y confitería; palma, aceites y grasas; camaricultura y ganadería bovina.Así, el gobierno se comprometió a apoyarlos para convertirlos en sectores de talla mundial. Su objetivo es generar alrededor de 70.000 nuevos empleos en 2010 (cerca del 2% de los ya ocupados), incrementar sus exportaciones y profundizar la inversión en estos sectores en cerca de US$1.300 millones. El Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial había sido lanzado en septiembre de 2009 con el objetivo de seleccionar los sectores más prometedores del agro colombiano y ayudarlos a: i) participar en nuevos mercados; ii) determinar que eslabones de la cadena productiva requieren de modernización y especialización; y iii) implementar nuevas tecnologías que se ajusten a las nuevas tendencias de la demanda mundial.Esta estrategia resulta clave para suplir su demanda interna y fortalecer las exportaciones. Los agronegocios integrados reflejan ese encadenamiento vertical que se da entre el proceso de agricultura tradicional y la agregación de valor… "
Para más detalles, conectarse a http://www.larepublica.com.co/
NOTAS DE COMERCIO y PRONÓSTICOS
Las exportaciones agrícolas de Brasil deben superar este año los 60 mil millones de dólares. También aumentarán las de México, Argentina, Chile y Colombia…La recuperación económica en los Estados Unidos tendrá como resultado un aumento en las importaciones agrícolas en 2010 (77 mil millones de dólares) y de sus exportaciones (100.000 millones). Los principales socios comerciales se encuentran en el Hemisferio Occidental y son México y Canadá que le suministrarán a la primera economía del mundo aproximadamente 26 mil millones de dólares en productos agrícolas, mientras que América del Sur (Brasil, Colombia, Argentina y Chile en particular) le venderán unos 9.000 millones de dólares…Venezuela no figura entre los vendedores, más sí entre los compradores.
Los precios de alimentos al consumidor en la Eurozona deberán aumentar entre 1,2 y 1,4% en el 2010. Para América Latina los pronósticos son positivos y en muchos países la inflación disminuirá ligeramente para ubicarse en cifras razonables como las de Chile (2%); Brasil (4%) México (4,9) y Argentina (7,4)….Un estimado conservador para Venezuela es de 30%. La inflación promedio del mundo, en alimentos, se estima entre 4,5 y 5,4%.
TAMAÑO DE LA ECONOMÍA E INDICE DE DESARROLLO HUMANO.
Las economías más grandes del mundo de acuerdo al ranking del Banco Mundial en 2008 fueron las siguientes: 1. Estados Unidos; 2. Japón; 3. China; 4. Alemania; 5. Inglaterra; 6. Francia; 7. Italia; 8. España: 9. Brasil; 10. Canadá; 11. Rusia; 12. India y 13. México. Sin embargo no siempre el tamaño de la economía refleja el bienestar de los habitantes y entre los mejores índices de desarrollo humano se encuentran Holanda, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Australia y Nueva Zelanda, además de algunos del ranking como los Estados Unidos, Japón, Canadá y las 5 primeras economías europeas. De allí que siempre debemos expresar las cifras macroeconómicas per capita.
Aún así, la asimetría en la distribución del ingreso puede ser muy grande como ocurre en muchos países petroleros o, como en el caso de China, la economía puede haber crecido mucho, pero aún el ingreso por persona es relativamente bajo dado el enorme número de habitantes. En efecto es la tercera y pronto quizás la segunda economía del mundo, pero en ingreso per capita ocupa la posición 93 con cerca de US$ 7.000 por habitante.
Venezuela ocupa la posición 59 y sus socios en desarrollo como Bolivia (103), Nicaragua (117), Bielorrusia (69) e Irán (64) están por debajo (Cuba no aparece en la lista). México (51), Chile (52) y Argentina (53) han mejorado en los últimos años. Trinidad y Tobago en la posición 33 encabeza a los países de América Latina y El Caribe. Los países del continente peor ubicados son Haití (146), Guyana (121), Nicaragua (117), Honduras (108) y Bolivia (104).
Nueva cara del sector agrícola: los Agro-negocios integrados
Un ejemplo de cómo debe intervenir el gobierno en los negocios agrícolas es el Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial de Colombia. Una nota publicada en http://www.larepublica.com.co/ señala: " A mediados de diciembre del año pasado, el Ministerio de Agricultura y el de Comercio anunciaron los sectores beneficiados con el Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial en Colombia, a saber: cacao, chocolatería y confitería; palma, aceites y grasas; camaricultura y ganadería bovina.Así, el gobierno se comprometió a apoyarlos para convertirlos en sectores de talla mundial. Su objetivo es generar alrededor de 70.000 nuevos empleos en 2010 (cerca del 2% de los ya ocupados), incrementar sus exportaciones y profundizar la inversión en estos sectores en cerca de US$1.300 millones. El Programa de Transformación Productiva para el sector agropecuario y agroindustrial había sido lanzado en septiembre de 2009 con el objetivo de seleccionar los sectores más prometedores del agro colombiano y ayudarlos a: i) participar en nuevos mercados; ii) determinar que eslabones de la cadena productiva requieren de modernización y especialización; y iii) implementar nuevas tecnologías que se ajusten a las nuevas tendencias de la demanda mundial.Esta estrategia resulta clave para suplir su demanda interna y fortalecer las exportaciones. Los agronegocios integrados reflejan ese encadenamiento vertical que se da entre el proceso de agricultura tradicional y la agregación de valor… "
Para más detalles, conectarse a http://www.larepublica.com.co/
NOTAS DE COMERCIO y PRONÓSTICOS
Las exportaciones agrícolas de Brasil deben superar este año los 60 mil millones de dólares. También aumentarán las de México, Argentina, Chile y Colombia…La recuperación económica en los Estados Unidos tendrá como resultado un aumento en las importaciones agrícolas en 2010 (77 mil millones de dólares) y de sus exportaciones (100.000 millones). Los principales socios comerciales se encuentran en el Hemisferio Occidental y son México y Canadá que le suministrarán a la primera economía del mundo aproximadamente 26 mil millones de dólares en productos agrícolas, mientras que América del Sur (Brasil, Colombia, Argentina y Chile en particular) le venderán unos 9.000 millones de dólares…Venezuela no figura entre los vendedores, más sí entre los compradores.
Los precios de alimentos al consumidor en la Eurozona deberán aumentar entre 1,2 y 1,4% en el 2010. Para América Latina los pronósticos son positivos y en muchos países la inflación disminuirá ligeramente para ubicarse en cifras razonables como las de Chile (2%); Brasil (4%) México (4,9) y Argentina (7,4)….Un estimado conservador para Venezuela es de 30%. La inflación promedio del mundo, en alimentos, se estima entre 4,5 y 5,4%.
TAMAÑO DE LA ECONOMÍA E INDICE DE DESARROLLO HUMANO.
Las economías más grandes del mundo de acuerdo al ranking del Banco Mundial en 2008 fueron las siguientes: 1. Estados Unidos; 2. Japón; 3. China; 4. Alemania; 5. Inglaterra; 6. Francia; 7. Italia; 8. España: 9. Brasil; 10. Canadá; 11. Rusia; 12. India y 13. México. Sin embargo no siempre el tamaño de la economía refleja el bienestar de los habitantes y entre los mejores índices de desarrollo humano se encuentran Holanda, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Australia y Nueva Zelanda, además de algunos del ranking como los Estados Unidos, Japón, Canadá y las 5 primeras economías europeas. De allí que siempre debemos expresar las cifras macroeconómicas per capita.
Aún así, la asimetría en la distribución del ingreso puede ser muy grande como ocurre en muchos países petroleros o, como en el caso de China, la economía puede haber crecido mucho, pero aún el ingreso por persona es relativamente bajo dado el enorme número de habitantes. En efecto es la tercera y pronto quizás la segunda economía del mundo, pero en ingreso per capita ocupa la posición 93 con cerca de US$ 7.000 por habitante.
Venezuela ocupa la posición 59 y sus socios en desarrollo como Bolivia (103), Nicaragua (117), Bielorrusia (69) e Irán (64) están por debajo (Cuba no aparece en la lista). México (51), Chile (52) y Argentina (53) han mejorado en los últimos años. Trinidad y Tobago en la posición 33 encabeza a los países de América Latina y El Caribe. Los países del continente peor ubicados son Haití (146), Guyana (121), Nicaragua (117), Honduras (108) y Bolivia (104).
Gobierno emprendedor

Carlos Machado Allison, El Universal 27 de abril de 2010
En los últimos años nuestro gobierno en lugar de dedicarse a crear condiciones para que los ciudadanos obtengan buenos empleos, hagan negocios y generen riqueza, intenta competir con ellos transformándose en la empresa más grande y endeudada del país.
En efecto, el proyecto político, es decir, ocupar todos y cada uno de los espacios institucionales y económicos obnubila a sus dirigentes y arrastra al país hacia una crisis que parece inevitable.
El Gobierno ha crecido en magnitud, mas no en eficiencia. Más de dos millones de empleados públicos ubicados en 29 ministerios, seis o siete "misiones", una numerosa milicia y cada mes nuevas industrias, bancos, comercios y servicios que van absorbiendo los ingresos públicos.
El Gobierno se ha hecho dueño de las empresas que nos suministran electricidad, telefonía, azúcar, café, leche, jugos, textiles, transporte público, cemento, cabillas, acero, aluminio y ya ha hecho inversiones para producir, entre otras cosas, automóviles, tractores y celulares. También posee dos grandes redes de distribución de alimentos y ha adquirido varios bancos, centrales azucareros y fincas.
Para adquirir todo esto ha utilizado la recaudación de impuestos, la renta petrolera y, como esto no es suficiente, pues ha adquirido una deuda, interna y externa, que sobrepasa los 100.000 millones de dólares. Esta macroempresa ha generado una doble dependencia y una pérdida de soberanía económica. Por una parte hace que una proporción elevada de los negocios privados dependan casi exclusivamente del gasto del Gobierno, por la otra sobre cada venezolano recae la responsabilidad de pagar la deuda y sus intereses.
¿Cómo pagaremos esa deuda? El servicio y pago de la deuda, así como las pérdidas que la mayoría de los negocios del Gobierno tiene y tendrá, hará que se invierta menos para mantener y expandir la infraestructura, los servicios de salud, la seguridad interna y la educación.
También mantendrá elevada la inflación aumentando el gasto público y abatiendo la producción. Así, mientras el mundo sale de una crisis financiera importante, Venezuela, a pesar del elevadísimo precio del petróleo, se desliza hacia un pozo oscuro. En el corto plazo más pobreza para los ciudadanos equivale a más poder para un gobierno insensible a todo lo que no sea su perpetuación. No escatimará esfuerzos y recursos para adquirir armas, hacer donaciones, organizar eventos, controlar medios de comunicación, regalar comida y ofrecer cualquier cosa que mantenga la esperanza de sus seguidores y los bolsillos de sus amigos.
Juega el Gobierno a esa enorme tolerancia que caracteriza a los venezolanos. Ignora el creciente descontento y las miles de protestas que se registraron en el último año, piensa que la mejor inversión frente al rechazo es la milicia y el rugir de las turbinas de los aviones de combate.
Somos tolerantes, pero no imbéciles y confío que pronto demostraremos que más vale un voto que un fusil.
martes, 13 de abril de 2010
Las armas y el café

Publicado en El Universal, 13 de abril
El café sustituyó al cacao como el principal producto de exportación antes que el petróleo se transformara en el maná de nuestros gobiernos. Ahora nos sorprende la genial oferta de exportar café hacia Rusia como parte de acuerdos que involucran unos cuantos millones de dólares en armas. Realmente no me consta que la propuesta haya sido seria, o si fue un chiste diplomático después de la degustación que hizo Putin de un buen marroncito oscuro y espumoso. Me inscribo en esta última hipótesis ya que la producción nacional de café viene en caída libre en los últimos años, tanto que estamos importando los granos del aromático de Brasil, Honduras y probablemente Nicaragua. Países, por cierto avezados miembros de un cartel internacional cafetalero parecido a la OPEP que venden su producto ajustadito al precio internacional.
El “plan café” resultó ser un desastre. Se gastaron muchos millones y no hubo resultados, aunque debemos admitir que algunos productores recibieron el beneficio de unos camioncitos buenos para transportar colchones o materiales de construcción, pero que no podían, por sus características, circular por las abruptas trochas de los cafetales andinos. También fracasó porque es difícil obtener mano de obra para recoger la cosecha por buenas razones: la primera, el precio regulado que hizo difícil pagar jornales adecuados a los recolectores y la segunda es que era más conveniente inscribirse en alguna misión que trabajar. Algunos encontraron más rentable dejar los granos en las maticas que recogerlo.
Al sistema cafetalero le dieron luego “matica de café” con la intervención de las plantas procesadoras, amén de que en Colombia el precio era mejor y unos cuantos quintales de café verde cruzaron la frontera. Ahora importamos café, y me atrevo a pensar que no de la mejor calidad, porque ese, desde el arbusto, suele estar en América Central, Colombia y Brasil, ya comprometido con los importadores tradicionales. Todo esto es lamentable ya que nuestro café es de buena calidad y un programa inteligente podría elevar la producción. Pero tal cosa, programas inteligentes, han estado tan ausentes en la agricultura como en la generación de electricidad. Yo apuesto a que Putin, al igual que la gran mayoría de los once mandatarios que nos visitarán entre marzo y abril, vienen por dólares, o crudo barato y no por promesas.
Estamos importando ganado en pie, carne, arroz, pollo y café. No tenemos gas para apuntalar la generación termoeléctrica, pero a otro ilustre visitante, encandilado con su espada y alguna orden en el pecho, también se le ofreció cubrir sus necesidades de gas y petróleo, hasta el fin del siglo XXI. A lo mejor hasta le ofrecieron leche, queso y carne a Uruguay. Dimanan dos explicaciones: o el humor dejó de ser un monopolio de Zapata, Laureano y Rayma o algunos ministros han tenido un éxito enorme engañando al presidente. De acuerdo a algunas encuestas la segunda parece la más plausible.
martes, 6 de abril de 2010
Venezuela: Ajuste de precios en lácteos

El gobierno anunció un nuevo ajuste de precio para los productos lácteos. El mismo aumenta el precio de algunas presentaciones entre 20 y 35% preservando la política de mantener los precios congelados durante cierto tiempo y luego, cuando ya los productores primarios, procesadores y distribuidores ven severamente afectados sus intereses y se presentan episodios de desabastecimiento, se realizan cambios bruscos en los precios. Tales saltos no vienen acompañados por incrementos salariales proporcionales que de hecho son casi imposibles en una economía en recesión
Cuadro: Índice internacional de precios de los principales productos (FAO, abril de 2010).
Estos cambios no reflejan necesariamente las tendencias en los mercados internacionales, sino los problemas macroeconómicos del país sumados a la inseguridad sobre la propiedad que limita las inversiones a largo plazo.
Así, a lo largo de la última década la inflación en alimentos ha sido enorme y superior a la de otros bienes y servicios. Por otra parte la regulación de precios de algunos productos determina un incremento notable en otros. Como una muestra de lo anterior hemos cotejado los precios en supermercados del queso blanco disponible (Bs 49 y 55, en dos establecimientos) con las categorías cercanas sujetas a regulación: semiduro (Bs 20,36) y blanco pasteurizado (29,10).
En la nueva regulación el precio de los quesos amarillos oscilan entre 36,87 y 46,46 (gouda, dambo, amarillo, edam, fymbo, munster y fundido), mientras que las ofertas de mantequilla se encuentran entre 16 y 20 Bs el empaque de 200 grs siendo mayor el precio del producto nacional a pesar de la reciente devaluación del "bolívar fuerte" y la confusa situación planteada por la existencia de tres tipos de cambio con saltos entre el mínimo (2,6), el intermedio (4,3) y el máximo (por ley, inexistente e innombrable) de 100 y aproximadamente 260%.
En paralelo con el ajuste efectuado al precio de los lácteos, los productores de arroz, maíz y sorgo están demandando un incremento del precio al productor entre 30 y 40% por razones análogas, es decir por el incremento del precio de los insumos y obviamente el del costo de la vida que los afecta a ellos al igual que al resto de los habitantes. Tanto los organismos gremiales agrícolas como los de la producción animal siguen insistiendo en la necesidad de un diálogo, mientras el gobierno actúa unilateralmente y los consumidores sufren la mayor inflación de América Latina.
sábado, 3 de abril de 2010
El Bicentenario y la soberanía
Publicado en El Universal, 30 de marzo de 2010
El 19 de abril de 1810, en Caracas, un grupo de civiles se reunió, repudió al Capitán General designado por José I, hermano de Napoleón y suscribió un documento que, señalaba: “…en cuyo caso el derecho natural y todos los demás dictan la necesidad de procurar los medios de su conservación y defensa; y de erigir en el seno mismo de estos países un sistema de gobierno que supla las enunciadas faltas, ejerciendo los derechos de la soberanía, que por el mismo hecho ha recaído en el pueblo…” La soberanía pasa a ser el paradigma sobre el cual pivotará la guerra de independencia y todos los textos constitucionales republicanos. La soberanía tendrá luego apellidos y adjetivos, será símbolo y referencia política: soberanía territorial, soberanía económica, soberanía alimentaria, soberanía en seguridad y defensa, soberanía sobre el mar territorial y sobre quién sabe cuantas cosas más, todas inscritas en el afán para lograr un país capaz de tomar sus propias decisiones, de labrar su futuro sin depender de otros ¿Cómo estamos dos siglos después?
Pues bien, vemos que en este bicentenario no hay ningún afán conmemorativo a pesar del pletórico discurso patriótico y las innumerables referencias a las raíces decimonónicas de la filosofía del gobierno. Explicar la lógica del silencio oficial no es fácil, pero podemos dar nuestra opinión, aunque opinar hoy resulta tan peligroso como hacerlo en 1810 y si usted lo duda, pregúntele a Oswaldo Álvarez Paz o a cualquier otro de los presos o exilados políticos de la última década. Así, en nuestra opinión y opinar sigue siendo un derecho constitucional, el silencio resulta de cinco causas: (a) la inexistencia de obras que inaugurar; (b) el carácter puramente civil del 19 de abril; (c) la ausencia de Bolívar en ese acto; (d) la impopularidad del gobierno y (e) la pérdida de soberanía política, agroalimentaria, económica, educativa, de seguridad, sanitaria, eléctrica y territorial.
Dos siglos después debemos importar comida, médicos, electricidad, medicinas, proyectos y asesores, mientras que nuestras fronteras son corredores libres donde circulan personas y mercancías indeseables. Durante la colonia las decisiones sobre la fundación de nuevos poblados se tomaban en la corte de Madrid, ahora las toma Lukaschenko y en lugar de mejorar la vialidad de Guárico, van a construir una ciudad agrícola en los Llanos; el monopolio comercial español Cádiz-Veracruz ha sido sustituido por el de La Habana-Puerto Cabello; los chinos construyen en Barinas la Academia de Ciencias Agrícolas inspirada en aquella de Lysenko y Stalin. Los asesores extranjeros pululan en palacio como lo hacían austriacos y franceses, cuando impusieron a Maximiliano como Emperador de México. No hay mucho que celebrar. Escribo un martes mirando El Ávila en llamas y el manto que viste de gris a la ciudad y abate el ánimo de sus habitantes. Opino con libertad, honor a los héroes del 19 de abril.
Fotografía: Alexandra Machado
sábado, 27 de marzo de 2010
El despojo en Venezuela

Miles de venezolanos sufrieron esta semana dos despojos. El primero es la multa aplicada a los hogares que no pudieron abatir el consumo de electricidad por debajo de la arbitraria cifra establecida por las autoridades: un recargo de 200% en el monto de la factura no es poca cosa para la ya empobrecida clase media, pero más humillante aún resulta pagar como consecuencia de la incompetencia de los mismos que cobran.
El panorama oscila entre indignante y desolador. Racionamiento de electricidad y de agua acompañado por multas mientras observámos, los que vivimos en Caracas, como se quema nuestro parque nacional. Cuatro días de fuego en que un helicóptero y sólo 60 hombres, entre voluntarios y profesionales, hicieron grandes esfuerzos que todo el mundo aprecia. Lo que no apreciamos es que se hayan gastado 6 o 7 mil millones de dólares en comprar equipo bélico y quien sabe que cantidad en organizar una milicia y el gobierno no haya sido capaz de dotar a los bomberos - o a la fuerza armada - con el equipamiento requerido. También se quema la Gran Sabana y las plantaciones de pino. Para todo ésto la única respuesta oficial y centro de su campaña "educativa" es culpar al El Niño, al calentamiento global, al capitalismo y a las malas costumbres de los venezolanos que consumen demasiada energía. La realidad es otra: la población creció 21% en la última década y no se efectuaron las inversiones requeridas porque El Niño se ha presentado y se presentará periódicamente, cosa que sabe cualquier persona medianamente informada sobre el patrón meteorológico y no se diga aquellas que por décadas han manejado los embalses y la generación de energía.
El segundo despojo de la semana es el pago del ISRL. Me encuentro entre los que siempre han pensado que es una obligación de los ciudadanos pagar impuestos correctamente. Entre los que creen que el derecho a la protesta y los derechos en general, nacen también del cumplimiento de las obligaciones. Como me encuentro entre los que han pagado los impuestos, no sólo el ISRL sino también el IVA y todos los demás, entonces tengo el derecho de protestar por el destino que se le da a los mismos y por la forma en que se administran los recursos. Me siento despojado al ver como funciona el sistema de justicia, el parlamento, la policía, los servicios públicos, el sistema de salud y el de educación.
lunes, 22 de marzo de 2010
Fantasía agroalimentaria
Carlos Machado Allison
¿Cómo abatir la inflación, la escasez de ciertos productos y la enorme factura que estamos pagando en la importación de alimentos? Responder a esa pregunta pasa por respuestas similares a las que expresaría si la pregunta se formulara con respecto a la crisis de agua y electricidad que está sufriendo el país. La respuesta es simple: cambiando las políticas públicas que han sido aplicadas desde hace una década. Pero hay que hilar más fino ya que esas políticas (control de cambio, control de precios, estatización de muchas empresas, forzamiento de empresas mixtas, ataques a la propiedad privada, exceso de normas y reglamentos, inseguridad y, en resumen todo aquello que apunta hacia el “socialismo del siglo XXI”) al distorsionar todo el sistema ha afectado más a unas cadenas agroproductivas que a otras.
El gobierno se jacta de haber aumentado el volumen de la producción nacional y haber creado condiciones para que los venezolanos coman más. Son medias verdades. Cierto es que ha aumentado la producción, pero casi la totalidad del incremento corresponde a pocos rubros. En 1999 el país produjo 16,5 millones de toneladas (incluyendo caña de azúcar) y para el 2008 esta cifra había aumentado a 19,7 millones, un incremento de 3,1 millones, es decir del 19,2%. Sin embargo el mismo se concentró en cereales (2,4 millones, es decir el 77,1% del incremento) y caña de azúcar (657 mil toneladas, equivalentes al 20,6%). Es decir que el supuesto éxito agrícola vegetal se concentra, en un 97,7% en sólo tres rubros: maíz, arroz y caña de azúcar. El mal llamado “milagro agrícola” de la década de 1980 tuvo exactamente la misma característica. Vamos a obviar al año 2009 en nuestras especulaciones ya que las condiciones climáticas adversas determinaron un fuerte descenso en la producción de maíz y por consiguiente la producción total debe haber caído a 18,5 millones de toneladas.
Ahora bien, en la última década la población venezolana aumentó casi 20% y sin duda el auge de los precios petroleros aumentó la capacidad de compra de alimentos de la población que era tan baja como la de algunos países subsaharianos (disponibilidad calórica: 2.300). Vamos a suponer (aun no hay cifras) que el consumo se disparó por lo menos 15% en esa década y forzó una disponibilidad de 2.615 calorías, Entonces para satisfacerla en una medida prudente la producción debería haber aumentado en 35% y haber alcanzado para 2008 y 2009 aproximadamente 22,3 millones de toneladas, es decir 2,6 millones de toneladas más que lo obtenido. Entonces ¿qué fue lo que no producimos en cantidad suficiente?
Pues bien, la lista es larga pero comienza por las frutas cuya producción, lejos de aumentar, disminuyó en 374 mil toneladas y cuya demanda, basada en las premisas anteriores debería estar cerca de 4 millones de toneladas en lugar de las 2,6 producidas en el año 2008. ¿Entiende ahora mi apreciado lector porque las frutas son tan caras? Ayer observé en un supermercado mangos y mandarinas cuyo precio por kilogramo estaba alrededor de los 18 Bs. Es decir 6,92 US$ el kg si seguimos la tasa oficial aplicada a los alimentos, o 4,18 si empleamos la otra (4,30 por dólar). El crecimiento en tubérculos también fue deficiente, así como en tomate, otras hortalizas, café, cacao, caraota, frijol y varias oleaginosas.
También fue deficiente en rubros que si bien aumentaron, no lo hicieron en sintonía con las demandas que ya en 1999 estaban insatisfechas. Tal es el caso del azúcar, que además en 2009 su producción tuvo una disminución estimada por los productores en un 15%. Para no sufrir la periódica desaparición del azúcar en los anaqueles se requiere cumplir con dos cosas: (1) Aumentar la producción nacional hasta llegar a 12 o 13 millones de t de caña de azúcar (5 millones más que las obtenidas en la última zafra) y (2) Ajustar el precio tomando en cuenta el incremento de los costos en la producción, refino y distribución. ¿Cuál es la solución de acuerdo al gobierno? Pues embarcarse en la construcción de centrales azucareros y como en el caso del café, dedicar enormes recursos a la estatización sin tomar en cuenta que esto ya fue ensayado en el pasado y fracasó.
En lo que concierne a la producción animal, gracias al congelamiento de la paridad cambiaria, se privilegió la producción de pollos de engorde y cerdos. La producción de ambos rubros aumentó en la última década determinando que la oferta cárnica nacional pasara de 1,04 millones de t a 1,43, más de 35% que hemos estimado como deseable. Pero esto fue logrado a expensas de la ganadería bovina que lejos de crecer, ya mostraba un descenso de más de 100.000 t para el 2008 y debe estar en menos 150.000 en el 2009. En efecto, si el crecimiento hubiese sido armónico, la producción de pollos debería ser ligeramente menor (aproximadamente 800.000 t) y la de carne bovina mayor (unas 545 mil toneladas). Las enormes importaciones de carne realizadas a una tasa de 2,15 y ahora de 2,60 determinan que sea más barato importar que producir bajo las condiciones actuales.
¿Cuánto vale lo que hemos dejado de producir a nivel del consumidor? Me aventuro a señalar que supera los 25 mil millones de Bs, es decir cerca de 10.000 millones de dólares. ¿Qué ocurriría si la disponibilidad de alimentos demandada por la población fuera similar a la de 1979-80, es decir 2.850 calorías. Pues auméntele otro 10% a estas cifras. Pero ubiquémonos ahora en el reino de la fantasía, en el sitio en que con los ingresos que hemos tenido deberíamos estar, es decir en los niveles de oferta calórica que tienen México, Chile o Brasil, pues entonces deberíamos añadir otro 10%, es decir 45% más que lo producido en 1999. En ese mundo ideal (que casi lo alcanzamos antes de la crisis de los ochenta) la producción agrícola vegetal nacional debería ser superior a 25 millones de t En ese mundo ideal las importaciones deberían oscilar entre 2,5 y 3 mil millones de dólares para cubrir las necesidades de trigo, leche, aceites, granos forrajeros, frutas de clima templado y productos procesados que también son importantes para garantizar la seguridad alimentaria de la población. En síntesis, otra política pudo haber generado miles de empleos adicionales, al “circulante” alimentario se podría haber agregado unos 12 mil millones de dólares y nos estaríamos ahorrando como 5 mil millones de dólares en divisas que buena falta están haciendo en el sistema educativo, en salud y en seguridad.
El precio que estamos pagando por la ideología que profesa el gobierno es muy alto.
Foto: Carlos Machado Allison en un supermercado de un país donde la inflación anual en alimentos es de 2,5% y no hay escasez de ningún producto.
martes, 16 de marzo de 2010
La culpa es de "El Niño"

Publicado en el diario El Universal
16 de marzo de 2010
Carlos Machado Allison
La población venezolana aumenta en casi 500.000 personas cada año. Durante el actual régimen el crecimiento demográfico superó los 5.000.000 de nuevos habitantes. Esto significa que para que todo quedara igual era necesario aumentar en 20% la producción de todos y cada uno de los nuevos y viejos alimentos, bienes o servicios del país. Pero como aumentó la capacidad de compra de los venezolanos y ocurrieron cambios en el modo de vida del planeta era necesario aumentar en 30% las inversiones, conocimientos y tecnologías. Pero hartos, los inversionistas y miles de profesionales con talento, se fueron a otras latitudes.
En ésta década, que pasará la historia como la del manirrotismo, la inversión privada, nacional y extranjera, se desplomó. Tampoco fue sustituida por la pública, porque el gobierno, en su hambre de votos, dentro y fuera del país, gastó enormes cifras en su afán populista. El resultado, a la vista: carencia de suficiente agua, energía, alimentos, vialidad, seguridad personal, vivienda, servicios médicos, recursos humanos y hasta tornillos. Marchitas las cosechas y cuarteada esa tierra de oportunidades que atrajo una vez a más de un millón de inmigrantes de Europa y tres millones de los países vecinos. Pero lo más grave es que lejos de admitir los errores y crear espacios de entendimiento, culpan al Imperio, al calentamiento global o a “El Niño”, a la IV República, al paro petrolero, a los comerciantes y a Cristóbal Colón de las penurias que la incompetencia generó.
El gobierno sabía que éste era el año del Niño desde hace meses, quizás un año y ¿qué hizo? Pues entre otras cosas forzar la superficie de siembra, en particular la de maíz, en zonas inadecuadas y con nuevos productores improvisados, justo cuando se contemplaba una sequía más intensa. Más del 30% de la cosecha se perdió, se compraron muchos tractores, la inflación en alimentos es la mayor de América Latina y el BCV ubica en 14% el desabastecimiento. La producción por habitante en estos diez años aumentó en cereales, pero disminuyó en carne bovina, frutas, raíces y tubérculos, café, cacao y leguminosas. Un ministro anunció que “ahora” si se van a invertir 6 mil millones de dólares para atajar la crisis eléctrica. Otro anuncia liberación de algunos precios. Pero “tarde piaste pajarito”, el daño ya está hecho, aunque llueva mucho a partir de mayo nos esperan años de racionamiento. No se construyen represas, ni se compran grandes turbinas de la noche a la mañana.
Ahora el mensaje a los productores, agroindustriales y supermercados es sublime: “produzcan al máximo, no suban los precios y no gasten energía”. Si no producen los confisco, si suben los precios los cierro, si no reducen el consumo de electricidad los multo y después, no importa lo que hagan, acabo con ustedes”. ¿Aspira el gobierno que la molienda se haga como en la colonia? ¿Con tracción de sangre y mano de obra esclava? Difícil, ni los cubanos se calan eso.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Alimentos y crisis eléctrica

Señalan los expertos que lo peor está por venir ya que las medidas, punitivas, tomadas por el gobierno no serán efectivas. Una elevada proporción de la población no está adecuadamente informada sobre la gravedad de la crisis y sus consecuencias que van más allá del hogar y los servicios básicos que suelen dominar el pensamiento de los ciudadanos. También señalan algunos expertos que al no tomarse las medidas requeridas seis meses atrás, ya es tarde para compensar el déficit a través de plantas generadoras pequeñas o medianas.
Escasa ha sido también la atención prestada al sistema agroalimentario nacional. Venezuela es un país intensamente urbanizado (90% de la población) y en consecuencia la mayoría de los alimentos requiere pasar por una cadena de frío para garantizar que llegue al consumidor en buenas condiciones sanitarias (carnes, pescado y mariscos, leche, algunas frutas y vegetales). Más aún, son comunes y necesarias las presentaciones en congelado que incluyen alimentos procesados o semiprocesados. Esto requiere consumir energía eléctrica. También es necesario utilizar energía eléctrica para bombear agua en los campos de cultivo, ordeñar las vacas y enfriar la leche.
Además otra proporción importante de los alimentos solo pueden ser consumidos después de procesamiento industrial y estos incluyen a buena parte del llamado consumo masivo, vital para la población de menores recursos: harina precocida de maíz, arroz, azúcar, leche en polvo, pan y otros derivados de harina de trigo, aceite, pastas alimenticias, margarina, mayonesa, etc. Estos alimentos son procesados en fábricas a las que el gobierno les ha exigido, bajo amenazas de cierre o confiscación, mantener el más alto nivel de producción posible. Es decir, consumir energía eléctrica al máximo posible. Pero resulta que también les exigen reducir el consumo de electricidad y agua al “máximo posible”. Pero el gobierno, sin duda responsable por la crisis al no haber realizado las inversiones requeridas en materia de generación y distribución de electricidad, no contempla ningún tipo de subsidios o medidas extraordinarias para compensar a los productores, empresas procesadoras, transportistas o puntos de venta final de los alimentos. ¿Será que con más importaciones se subsanará el déficit en cantidad y calidad que afectará a los alimentos de origen nacional?
Ayer, al liberar algunos precios y ajustar otros en aproximadamente 30%, el gobierno comienza a reconocer, quizás ya muy tarde, que tanto los productores primarios como las agroindustrias se encontraban al borde de un colapso financiero como producto de la inflación y el control de precios. ¿Qué pueden hacer los productores y procesadores ante esta paradójica situación? ¿Aumentar su eficiencia instantáneamente? ¿Reducir costos disminuyendo la nómina? ¿Cerrar un día a la semana y abatir la producción entrando en una espiral descendente que conduce a la quiebra? Quién en su sano juicio puede pensar que esas cosas se pueden hacer en los próximos 30 a 60 días bajo las condiciones actuales en las que buena parte del esfuerzo y recursos se van en satisfacer la pesada carga de leyes y decretos que acorralan a productores, industriales y comerciantes y, además, sin un plan de medidas compensatorias que garantice la persistencia financiera de productores, procesadores y distribuidores.
Un factor crítico en la seguridad alimentaria es la provisión, por parte del gobierno, de la infraestructura básica de servicios: electricidad, gas, agua, vialidad, centros de acopio y las condiciones para que los integrantes de las cadenas agroalimentarias puedan actuar con eficiencia. Que comiencen las lluvias en mayo, como ocurre desde hace milenios, no resolverá la crisis. Hace falta una inversión enorme para garantizar los servicios esenciales.
El índice de desabastecimiento del BCV anda por el 14%, la inflación en alimentos sigue rampante, las dificultades para el acceso a las divisas persisten, el PIB se desplomó el trimestre pasado, así como la inversión. La deuda externa se encuentra en expansión y los derechos de propiedad son cada vez más frágiles. El gobierno parece pensar que la solución se encuentra en más medidas punitivas, más controles, multas y cierre de establecimientos. El sentido común señala que para evitar un colapso en la producción, para evitar un crecimiento del desempleo y el pago de una severa factura política en las próximas elecciones, el gobierno debería estar negociando con la industria, los productores primarios y la ciudadanía en general, los términos básicos de un acuerdo nacional.
Sin la participación, por la vía de la comprensión de la magnitud de la crisis eléctrica y del agua, así como con medidas económicas compensatorias y cambios urgentes en las políticas públicas, los venezolanos la pasarán muy mal y por mucho tiempo, porque lo requerido para normalizar el suministro de energía eléctrica no se resolverá en los próximos dos o tres años.
Pero este cambio pasa por admitir, públicamente, que el problema que vivimos no es el producto del calentamiento global, sino el haber ignorado el bien conocido ciclo de "El niño" y La niña" y las advertencias del centro de Guayaquil que estudia este fenómeno hace años e informa regularmente a los países que pueden ser afectados. Hace siete u ocho meses era conocido que tendríamos una sequía mayor a la usual. Más aún, éste "Niño" es realmente una criatura y menos intenso que los del pasado como el de 1992-1993. Esto quiere decir que la reducción de las lluvias no ha sido tan grande, pero enorme ha sido la imprevisión. En promedio las precipitaciones en el bloque central de América del Sur han aumentado 5% entre 1995 y 2005, mientras que en el extremo norte de Venezuela han tenido una pequeña atenuación, pero no se construyeron las represas para almacenar el agua requerida.
Foto: ¿Retorno al pasado?
viernes, 5 de marzo de 2010
Buscando inspiración
Publicado en El Universal el 3 de marzo de 2010
Impotentes, mirando la ciudad oscurecida, procuramos inspiración a través de la lectura de viejos libros con ideas maduradas a través de la historia. Hammurabi (1955-1913 a.C) hace más de 4000 años dictaba en su código, que el gobierno estaba obligado a resarcir a las víctimas de robos por el monto sustraído, si en un lapso prudente no se encontraba al delincuente. Algo similar se establecía para los familiares de un asesinado. Con miles de delitos impunes y 20.000 asesinatos por año ¿no sería justo que el gobierno les pagara a las víctimas? Sin duda mejor destino para nuestros impuestos que los millones del tributo que pagamos al imperio cubano.
Ceder ante otro gobierno la decisión sobre educación, salud, defensa, movimiento migratorio o alimentación, era considerado como acto de traición en el antiguo Egipto y luego, en la mayoría de las naciones. Aquí es visto como natural o inevitable que venga un médico cubano, mano de obra esclava, y le dé órdenes a los galenos y enfermeras en un hospital local. A veces la reacción patriótica más airada, no es negarse a obedecer o expulsar al invasor, sino renunciar. No falta quién proponga ponerse de rodillas ante el régimen mientras critican a quienes, desde la oposición, hacen esfuerzos por cambiar las cosas. No es ¿Qué hace el país por mí?, sino ¿Qué haces tú por el país?
A Sócrates (469-399 a.C) le hicieron beber cicuta, entre otras cosas, porque Critias, antiguo alumno, se asoció a Esparta y liquidaron la democracia de Atenas. Fue acusado de corrupción por hacer preguntas y generar dudas. Regresó la democracia, pero con un populismo que lo llevó a juicio: resultado 280 a 220 por la condena a muerte. ¿Juzgar a todo dirigente cuyos seguidores sean unos bandidos? Aquí no alcanzaría la cicuta. Pero quizás lo que ocurrió con Sócrates y casi con Platón (427-347 a.C.), es que propagaban la idea que los gobernantes debían ser filósofos, eruditos y relevados periódicamente del poder. El concepto de filósofo en aquel entonces era más simple que el actual: se aplicaba a quienes sabían algo más que emplear armas. Usar a la masa para librarse del talento y de la oposición, es vieja práctica, sino vayan al infierno de Dante y pregúntenle a Hitler, Mao o a Boves, o tomen una tour por el de Fidel y vean la falta de libertad, electricidad y comida y el exceso de desempleados y milicianos.
Otra mala costumbre de Sócrates, Platón o Galileo, era buscar la verdad. Hoy sabemos que esa simple verdad no existe, que el universo es complejo e infinito y que podemos aproximarnos a la realidad, gracias a nuevos instrumentos, métodos de pensar y el concurso de muchos hombres de talento. Desespera cuando no importa cuantos instrumentos, ideas o recursos financieros existan, prive la ignorancia faraónica o el cesarismo que coloca, en un solo y equivocado hombre, todas las decisiones.
No digas Ave César, no te pongas de rodillas.
domingo, 28 de febrero de 2010
OEA vs OELACA: Inconsistencia latinoamericana y caribeña

La reunión de mandatarios en Cancún concluye con una nueva y poco responsable propuesta: la creación, como si no hubiera pocas, de una nueva organización. Esta deberá incluir a los países latinoamericanos y caribeños. Aunque el planteamiento inicial de la mayoría no es excluyente de la OEA, el que Raúl Castro aparezca promoviéndola resulta, por decir lo menos, sospechosa. Cuba no ha firmado los acuerdos suscritos por los restantes con respecto a la democracia.
Con sus fallas y burocracia que juega al estar bien con todo el mundo, el sistema interamericano ha funcionado por muchos años. Nació a comienzos del siglo XX con la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP) y luego se consolidó con la OEA, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta no es la única organización que agrupa países del continente. Existe el SELA y los acuerdos regionales de libre comercio: NAFTA en el norte, el centroaméricano, el caribeño, el andino y el del sur. A ellos se sumó más recientemente el ALBA para agrupar a las naciones cuyos gobiernos no practican ni la libre empresa, ni el libre comercio, ni la democracia.
El problema es que todos los acuerdos multilaterales se han quedado a mitad de camino desde el punto de vista económico debido a la persistencia de políticas proteccionistas animadas por un intenso “lobbying” interno de los agentes económicos u organizaciones sindicales que, por razones diversas, no son competitivos. O, peor aún, por ideologías contrarias a la integración ya que ésta contribuye, al menos en teoría, al libre intercambio de ideas, bienes y servicios, cosa que no le gusta demasiado a quienes no creen en la democracia.
Entonces ¿para qué una nueva organización? Si se trata de integración económica, ya contamos, desde hace muchos años, con el SELA. Si es un foro político, existe ya la OEA y para aspectos sanitarios, agrícolas o financieros, tenemos a la OPS, el IICA, el BID, la CAF y el Banco Centroamericano. Con razón Chile decidió, hace ya un buen número de años, ignorar en buena medida los acuerdos multilaterales y firmar acuerdos individuales con cada país. La novedad consiste en dejar fuera a dos de las economías más importantes del hemisferio, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica y eso no nos queda muy claro ¿Los excluyen por angloparlantes? Eso sería inconsistente con las naciones caribeñas, Belice, Guyana y Surinam que hablan inglés, francés, holandés y papiamentos. ¿Los excluyen por ser economías grandes? Eso sería inconsistente con Brasil y México que ya se codean con los países desarrollados. ¿Los excluyen por estar en el norte? ¿El norte de qué? Si es de la línea ecuatorial, entonces tampoco deberían estar Colombia, Venezuela, América Central, el Caribe y México. A lo mejor los excluyen por ser un mal ejemplo capitalista y poseer los mejores indicadores económicos y sociales del hemisferio. Eso sí, la exclusión no incluye el impedir los negocios con ellos, venderles petróleo, habanos, productos agrícolas, minerales y manufacturas textiles y comprarles tecnología, patentes, vehículos, computadoras o alimentos. Resulta que el número de países de la región que tiene a los Estados Unidos como su principal socio comercial es bien elevado. Entonces ¿por qué excluirlo?
Piensa este comentarista que la globalización no sólo es inevitable, sino en último análisis positiva, tanto en lo económico, como en lo cultural. Al final los países lo practican, unos en forma abierta como Chile y ahora Perú, Panamá, México y los dos grandes del norte. Ellos no sólo participan en las instancias de integración del continente, sino que se han vinculado a las de Asia y Europa. Claro esa vinculación abierta tiene sus riesgos económicos y también obligaciones en materia política y de derechos humanos. Piensa este comentarista que la nueva organización no tendrá éxito por que no existe una necesidad real o nueva que satisfacer y además la misma será utilizada, como ya ocurrió en Cancún, como simple escenario para que los mandatarios bocones luzcan lo peor de cada uno y los hábiles se vendan, políticamente bien, dentro de sus respectivos países. Más y mejores dividendos pagaría el destinar esfuerzos y recursos, así como voluntad política, para que las organizaciones existentes funcinaran mejor.
Con sus fallas y burocracia que juega al estar bien con todo el mundo, el sistema interamericano ha funcionado por muchos años. Nació a comienzos del siglo XX con la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP) y luego se consolidó con la OEA, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta no es la única organización que agrupa países del continente. Existe el SELA y los acuerdos regionales de libre comercio: NAFTA en el norte, el centroaméricano, el caribeño, el andino y el del sur. A ellos se sumó más recientemente el ALBA para agrupar a las naciones cuyos gobiernos no practican ni la libre empresa, ni el libre comercio, ni la democracia.
El problema es que todos los acuerdos multilaterales se han quedado a mitad de camino desde el punto de vista económico debido a la persistencia de políticas proteccionistas animadas por un intenso “lobbying” interno de los agentes económicos u organizaciones sindicales que, por razones diversas, no son competitivos. O, peor aún, por ideologías contrarias a la integración ya que ésta contribuye, al menos en teoría, al libre intercambio de ideas, bienes y servicios, cosa que no le gusta demasiado a quienes no creen en la democracia.
Entonces ¿para qué una nueva organización? Si se trata de integración económica, ya contamos, desde hace muchos años, con el SELA. Si es un foro político, existe ya la OEA y para aspectos sanitarios, agrícolas o financieros, tenemos a la OPS, el IICA, el BID, la CAF y el Banco Centroamericano. Con razón Chile decidió, hace ya un buen número de años, ignorar en buena medida los acuerdos multilaterales y firmar acuerdos individuales con cada país. La novedad consiste en dejar fuera a dos de las economías más importantes del hemisferio, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica y eso no nos queda muy claro ¿Los excluyen por angloparlantes? Eso sería inconsistente con las naciones caribeñas, Belice, Guyana y Surinam que hablan inglés, francés, holandés y papiamentos. ¿Los excluyen por ser economías grandes? Eso sería inconsistente con Brasil y México que ya se codean con los países desarrollados. ¿Los excluyen por estar en el norte? ¿El norte de qué? Si es de la línea ecuatorial, entonces tampoco deberían estar Colombia, Venezuela, América Central, el Caribe y México. A lo mejor los excluyen por ser un mal ejemplo capitalista y poseer los mejores indicadores económicos y sociales del hemisferio. Eso sí, la exclusión no incluye el impedir los negocios con ellos, venderles petróleo, habanos, productos agrícolas, minerales y manufacturas textiles y comprarles tecnología, patentes, vehículos, computadoras o alimentos. Resulta que el número de países de la región que tiene a los Estados Unidos como su principal socio comercial es bien elevado. Entonces ¿por qué excluirlo?
Piensa este comentarista que la globalización no sólo es inevitable, sino en último análisis positiva, tanto en lo económico, como en lo cultural. Al final los países lo practican, unos en forma abierta como Chile y ahora Perú, Panamá, México y los dos grandes del norte. Ellos no sólo participan en las instancias de integración del continente, sino que se han vinculado a las de Asia y Europa. Claro esa vinculación abierta tiene sus riesgos económicos y también obligaciones en materia política y de derechos humanos. Piensa este comentarista que la nueva organización no tendrá éxito por que no existe una necesidad real o nueva que satisfacer y además la misma será utilizada, como ya ocurrió en Cancún, como simple escenario para que los mandatarios bocones luzcan lo peor de cada uno y los hábiles se vendan, políticamente bien, dentro de sus respectivos países. Más y mejores dividendos pagaría el destinar esfuerzos y recursos, así como voluntad política, para que las organizaciones existentes funcinaran mejor.
martes, 16 de febrero de 2010
María la del barrio existe

El Universal 16 de febrero de 2010
María es un personaje real. Tiene 45 años, cuatro hijos de dos compañeros de vida que ya no están con ella. El primero murió de una afección intestinal cuando tenía tres años y el segundo está paralítico como resultado de una bala perdida. La hija mayor trabaja como doméstica y la menor, a veces, va a la escuela. Viven en un barrio, resultado de una reciente invasión, como a un kilómetro de la vía hacia El Junquito. No cuentan con agua, electricidad o cloacas, ni escalinatas como en los barrios "consolidados". Con otras vecinas buscan a alguien que tire un cable desde un poste que está como a 300 metros.
El sueldo de la hija no alcanza para comer, menos para vestirse o adquirir las medicinas que requiere el hijo paralítico, los numerosos dientes con caries y menos para la intervención quirúrgica que necesita María con urgencia. Comen arepas y pasta, a veces con salsa de toamte o margarina.
María le da las gracias al gobierno porque no la han sacado de sus vivienda construida con latas y palos y, además, en las últimas elecciones votó por el PSUV porque la llevaron en un camión, le dieron un paquete de comida y 40 bolívares como premio por traer a sus dos hijos que están en edad de votar. Acuden a una Casa de Alimentación y, aunque la caminata es larga, también ha logrado llegar a un módulo de Barrio Adentro donde una enfermera cubana le recetó y le regaló unas medicinas.
María no entiende mucho de marchas, protestas, estudiantes o derechos humanos. Tampoco sabe qué es seguridad, soberanía alimentaria o socialismo. Apenas cursó tres años de primaria y nunca ha tenido ni empleo formal, ni derechos de ninguna clase. Sabe de lavar y planchar, pero no es hábil en eso de pedir, y un cura le metió en la cabeza que robar era malo.
Sabe que hay gobierno y oposición y que en los tres sitios en que ha vivido, han aprobado "proyectos" para poner agua y vivienda, pero no ha visto que ninguno termine o que la beneficie a ella. Alguien le metió en la cabeza que eso no es culpa del comandante, sino de quienes lo rodean. Conoció a uno de esos, dizque líder comunal en la Panamericana, que montó una empresa pirata, abrió un hueco, puso dos tubos y desapareció. María nunca ha visto a un líder opositor y a pocos del gobierno. Tiene esperanzas limitadas, no espera gran cosa en esta vida, pero quisiera que alguien cuidara a su hijo cuando ella ya no esté y que sus dos hijas vivan en un lugar mejor. Su mayor ambición es una casita en el kilómetro 13. No está contenta con el gobierno porque no le cumplió y la vida está muy cara. En su corazón busca a alguien que le dé alguna esperanza.
Una de las vecinas, Rosita para más precisión, logró conseguir una beca para su hija a pesar que la jovencita no estudia y ofreció presentarle al que le consiguió la beca, eso sí, hay que pagarle el primer mes cuando la cobren. Como María hay seis millones de venezolanos.
¿Quién obtendrá el voto de María y de sus dos hijos?
María es un personaje real. Tiene 45 años, cuatro hijos de dos compañeros de vida que ya no están con ella. El primero murió de una afección intestinal cuando tenía tres años y el segundo está paralítico como resultado de una bala perdida. La hija mayor trabaja como doméstica y la menor, a veces, va a la escuela. Viven en un barrio, resultado de una reciente invasión, como a un kilómetro de la vía hacia El Junquito. No cuentan con agua, electricidad o cloacas, ni escalinatas como en los barrios "consolidados". Con otras vecinas buscan a alguien que tire un cable desde un poste que está como a 300 metros.
El sueldo de la hija no alcanza para comer, menos para vestirse o adquirir las medicinas que requiere el hijo paralítico, los numerosos dientes con caries y menos para la intervención quirúrgica que necesita María con urgencia. Comen arepas y pasta, a veces con salsa de toamte o margarina.
María le da las gracias al gobierno porque no la han sacado de sus vivienda construida con latas y palos y, además, en las últimas elecciones votó por el PSUV porque la llevaron en un camión, le dieron un paquete de comida y 40 bolívares como premio por traer a sus dos hijos que están en edad de votar. Acuden a una Casa de Alimentación y, aunque la caminata es larga, también ha logrado llegar a un módulo de Barrio Adentro donde una enfermera cubana le recetó y le regaló unas medicinas.
María no entiende mucho de marchas, protestas, estudiantes o derechos humanos. Tampoco sabe qué es seguridad, soberanía alimentaria o socialismo. Apenas cursó tres años de primaria y nunca ha tenido ni empleo formal, ni derechos de ninguna clase. Sabe de lavar y planchar, pero no es hábil en eso de pedir, y un cura le metió en la cabeza que robar era malo.
Sabe que hay gobierno y oposición y que en los tres sitios en que ha vivido, han aprobado "proyectos" para poner agua y vivienda, pero no ha visto que ninguno termine o que la beneficie a ella. Alguien le metió en la cabeza que eso no es culpa del comandante, sino de quienes lo rodean. Conoció a uno de esos, dizque líder comunal en la Panamericana, que montó una empresa pirata, abrió un hueco, puso dos tubos y desapareció. María nunca ha visto a un líder opositor y a pocos del gobierno. Tiene esperanzas limitadas, no espera gran cosa en esta vida, pero quisiera que alguien cuidara a su hijo cuando ella ya no esté y que sus dos hijas vivan en un lugar mejor. Su mayor ambición es una casita en el kilómetro 13. No está contenta con el gobierno porque no le cumplió y la vida está muy cara. En su corazón busca a alguien que le dé alguna esperanza.
Una de las vecinas, Rosita para más precisión, logró conseguir una beca para su hija a pesar que la jovencita no estudia y ofreció presentarle al que le consiguió la beca, eso sí, hay que pagarle el primer mes cuando la cobren. Como María hay seis millones de venezolanos.
¿Quién obtendrá el voto de María y de sus dos hijos?
Foto: Crédito a: http://resistensaleo.blogspot.com
jueves, 11 de febrero de 2010
Unidad gremial agroalimentaria

En Venezuela el número de organizaciones gremiales vinculadas al sistema agroalimentario es muy elevado y los criterios de organización bastante heterogéneos. La afiliación puede tener naturaleza geográfica (nacionales, regionales, estadales, cuencas o sistemas de riego) o biológica (producción animal y vegetal), también puede aglutinar productores por su ubicación en la cadena (producción primaria, procesamiento industrial o puntos finales de venta). Tampoco falta la afiliación por rubro, producto o actividad como el caso de la carne, pollo, alimentos balanceados, leche, queso, arroz, maíz y mataderos-frigoríficos, para citar algunos) y, finalmente, también es importante la afiliación gremial entre los productores de insumos.
Esta amplia gama de organizaciones existe por muy buenas razones: los unen intereses económicos similares, les permite compartir información relevante (técnica, estadística) genera mecanismos de negociación aparentemente más eficientes en torno a temas comunes y constituyen una instancia de representación ante gobiernos que, desde hace muchos años, concentran demasiado poder a la vez que se lo restan a los ciudadanos.
En Venezuela, esa continua, con frecuencia indebida e innecesaria intromisión del gobierno y la existencia de un abusivo número de leyes, decretos y normas, es evidente la existencia de dos fenómenos particulares: (1) La función de cabildeo domina sobre los aspectos técnicos y organizativos de las instituciones y (2) al violarse las reglas básicas del mercado y la libertades económicas, se generan interacciones negativas entre los gremios y los distintos agentes económicos de cada cadena agroalimentaria.
Bajo las actuales circunstancias estos fenómenos particulares tienen un impacto negativo sobre la totalidad del sistema ya que las interacciones naturales se encuentran alteradas por una avalancha de restricciones que genera la búsqueda de posiciones de “sobrevivencia” en lugar de sana competencia o negociaciones equilibradas. Las acciones, con frecuencia abusivas y enmarcadas por los sesgos ideológicos del gobierno de turno, generan desde inseguridad hasta terror.
Las páginas de la prensa y los programas de televisión ilustran un menú de amenazas bien conocido por los integrantes de las cadenas agroalimentarias y por los consumidores: invasiones, expropiaciones, excesos regulatorios de todo tipo, acusaciones infundadas que afectan la imagen y la credibilidad de las empresas, inflación, episodios de escasez, corrupción vinculada a la obtención de permisos, divisas o precios, amén de graves problemas como la inseguridad personal y jurídica, deterioro de los servicios esenciales como la energía eléctrica, suministro de agua o vialidad. Todo ello ha determinado que la producción nacional se encuentre estancada, las exportaciones son casi inexistentes y la necesaria visión estratégica del futuro se encuentre, por decir lo menos, nublada.
Enfrentar esta batería de amenazas demanda una acción concertada de los gremios destinada tanto a preservar la seguridad alimentaria de los ciudadanos, como a garantizar la persistencia del sector privado de la economía. Una acción concertada en torno a un reducido, más vital, número de aspectos que se encuentran en una posición superior a las diferencias que puedan haber surgido o que sean inevitables, entre cada gremio o grupo de gremios. En principio identificamos algunos:
1. Los derechos de propiedad rurales o urbanos
2. Los derechos de libertad de producción, procesamiento y comercio
3. La inseguridad personal y jurídica, así como la calidad del sistema judicial
4. La descentralización
5. La simplificación del marco regulatorio y de los trámites correspondientes
6. La necesidad de una inversión pública recurrente en infraestructura
La lista dista de ser exhaustiva y es bien posible que, los mismos gremios, conocedores de las principales barreras que impiden a sus afiliados generar riqueza y empleo, disminuir costos o invertir con confianza, la puedan ampliar.
Lo esencial, en nuestra opinión, es construir un acuerdo nacional básico en torno a los elementos comunes e incluyentes, postergando para el futuro las diferencias que en éste momento generan fracturas entre los distintos agentes económicos. Para muestra, un botón: el control de cambio y precio con las limitaciones al acceso de las divisas y el diferencial de precios internos e internacionales hace fatal el conflicto entre productores nacionales e importadores. No puede ser de otro modo ya que el manejo macroeconómico sumado al excesivo poder, económico y político del gobierno, ha distorsionado a la totalidad del sistema.
Las elecciones parlamentarias del 2010 abren una oportunidad importante para el sistema agroalimentario. Oportunidad para lograr algún tipo de representación en una Asamblea más plural y, más importante aún, para que, unidos, puedan influir sobre el mundo político, oficialista u opositor, para producir cambios profundos en las políticas públicas, leyes o decretos que tienen un impacto negativo tanto sobre los consumidores, como sobre el sector privado de esta importante actividad económica.
Esta es una invitación a los gremios.
Foto: www.definitions.net/definitions/agribusiness
lunes, 8 de febrero de 2010
Exprópiese y la revolución agrícola
Quizás lo que quería decir era algo así como ordeno que se “proceda con la expropiación” o le ordeno que “expropie esos edificios”. Pero con o sin el peculiar término la “orden” era determinante. Horas más tarde los documentos estaban listos o a lo mejor ya estaban elaborados desde la víspera.
Muchas veces y en un sinnúmero de artículos en la prensa hice llamados al diálogo. Sin duda me equivoqué al pensar que era factible que el gobierno se sentara en una mesa con comerciantes, industriales, productores agrícolas, profesionales o artistas en la búsqueda conjunta de soluciones a los problemas del país. No, el gobierno no desea diálogo o debate, el gobierno sólo quiere imponer lo que sus estrategas desean y el estilo, es decir el como de hacen las cosas, es la simple imposición: “Exprópiese”, “Confísquese”, "Ciérreme ese negocio”, “Rescate esas tierras” y así sucesivamente. Los ocupantes del edificio La Francia suponían que estaban muy lejos de Apure o Guárico, apartados por cientos de kilómetros de las fincas y los hatos ganaderos.
El domingo pasado descubrieron que no importa dónde estén, todos los ciudadanos pueden ser víctimas del afán de controlarlo todo, de esa antigua idea del gobierno grande y el ciudadano pequeñito, al estilo Luis XV o al de Darío rey de Persia. Para la fecha el gobierno se ha apropiado de unas 120 industrias y ha intervenido más de 500 fincas. Ellos mismos claman haber rescatado alrededor de 2,5 millones de hectáreas y ¿Cuál ha sido el resultado? Pues menos producción, más inflación y desempleo.
El Estado impulsó el desarrollo de Guayana por más de seis décadas: siderúrgica, minería, aluminio, generación de electricidad, bosques maderables y miles de empresas colaterales. En una década han logrado acabar con este enorme complejo. Seis décadas de industrialización nos llevaron a la modesta cifra de 12.000 industrias, en sólo una la cifra se redujo a la mitad. Seis décadas nos permitieron alcanzar niveles razonables de producción agrícola, bastó una para paralizar la inversión en el campo y multiplicar por cuatro las divisas necesarias para alimentar a la población. Sin duda muchas cosas se hicieron mal durante esas seis décadas para que tan rápidamente haya sido posible destruir el progreso logrado.
Sin entrar en muchos detalles, permítame amable lector, mencionar sólo uno dónde hicimos muy mal las cosas. Se trata de la propiedad. Nuestra sociedad pudo, en esas seis décadas, haber construido un país de propietarios. Nuestros gobiernos pudieron, mediante la venta pura y simple, plazos razonables para el pago y algún trabajo técnico para clasificar las tierras, dotar a los ciudadanos más pobres con una propiedad.
Propiedad plena sobre el espacio donde están construidas sus precarias viviendas. Propiedad plena sobre las viviendas de “interés social” que siguen, en su gran mayoría, siendo simples bienhechurías. Propiedad plena para los pequeños y medianos campesinos para que dependan de ellos mismos y no de las dádivas de los agentes del gobierno. Con ella la posibilidad de transar, alquilar, acceder al crédito formal y pensar en la siguiente generación. Con ella la posibilidad de ejercer libremente el voto sin temor a perder su fuente de riqueza. Eso que es tan común y valioso en Europa, en los Estados Unidos de Norteamérica, en buen número de países asiáticos y ahora en Brasil, Perú, Colombia, México, Costa Rica y otros países latinoamericanos. A veces no se trata de “propiedad plena”, pero sí de garantías tan sólidas sobre la posesión, que la misma sólo se pierde cuando ocurre un fallecimiento y no hay ni testamento, ni descendientes que se ocupen de la propiedad. Tan sólida que vale la pena y se hace, invertir y pensar en las siguientes generaciones.
También fracasamos en la regulación de la propiedad, en labores como el catastro civil o en la búsqueda de soluciones inteligentes para democratizar el capital. Fracasamos en educar al pueblo en los derechos, obligaciones y libertades del mundo moderno. No hicimos los cambios requeridos para que el mundo rural fuera tan atractivo como el urbano en salarios, atención médica o educación, tampoco hicimos lo necesario para crear un mercado accesible para viviendas decentes lo que implicaba una economía no inflacionaria y suficientes fuentes de empleo recurrente. El mundo político de antes, como el de ahora, se apalancó en la renta petrolera como fuente del poder, cuando debió haberlo hecho en los ciudadanos. En lugar de trabajo y propiedad, hemos tratado de armar lo imposible sobre la base de la dádiva y la “redistribución de la renta”. Los gobiernos y sus amigos inmediatos distribuyeron la renta, pero principalmente entre ellos mismos. Cada gobierno creó su propia “oligarquía”, en esa errada, más popular forma de describir a los privilegiados de cada régimen.
Un acucioso investigador y funcionario de la FAO por muchos años ha descrito con lujo de detalles los errores del pasado y, en el caso de Venezuela, del presente, en lo que concierne al desarrollo rural. Recomiendo buscar en Internet los escritos de POLAN LACKI y he aquí una muestra en la cual explica cómo los productores de Brasil lograron duplicar en una década las toneladas producidas:
“Esta minoría, que seguramente no llega al 10% de los productores rurales fue la que, en gran parte, contribuyó a la duplicación recién mencionada. Esta minoría decidió ignorar la retórica populista/demagógica/paternalista y tomar, en sus propias manos, la corrección de las ineficiencias del negocio agrícola, haciéndolo dentro de sus fincas y en muchos casos organizándose para hacerlo fuera de sus tranqueras. Los agricultores que protagonizaron esta "revolución" productiva han sido merecidamente premiados con un gran éxito económico; no porque las políticas hayan sido favorables o porque los gobiernos hayan sido generosos en la inyección de recursos a la agricultura, sino sencillamente, porque ellos se han vuelto más eficientes. Sin embargo, aún no podemos entusiasmarnos con este éxito, porque es muy parcial y excluyente.
Es parcial porque estos agricultores que ya han alcanzado una mayor eficiencia, aún pueden volverse mucho más eficientes… Para ello tendrán que ejecutar una segunda etapa de innovaciones, cuya adopción, a ejemplo de lo que ocurrió en la etapa anterior, también depende mucho más de ellos mismos que de sus respectivos gobiernos. En esta segunda etapa necesitarán: incrementar aún más sus rendimientos por hectárea y por animal, diversificar su producción para disminuir la dependencia del crédito rural y para evitar riesgos innecesarios, reducir pérdidas durante y después de la cosecha, mejorar la calidad de sus productos e incorporarles valor, racionalizar la administración de sus fincas… y, especialmente, corregir los errores que ellos mismos siguen cometiendo en la adquisición de los insumos y en la comercialización de sus cosechas. Si ellos ejecutan esta segunda etapa, alcanzarán la denominada eficiencia total o integral, que es el único "pasaporte" realmente seguro para tener rentabilidad y competitividad; los que lo hagan tendrán creciente éxito económico en la agricultura, y poco los afectará lo que hagan o dejen de hacer los gobiernos de los países ricos, los organismos internacionales o los gobiernos de su propio país.” http://www.Polanlacki.com.br
Es parcial porque estos agricultores que ya han alcanzado una mayor eficiencia, aún pueden volverse mucho más eficientes… Para ello tendrán que ejecutar una segunda etapa de innovaciones, cuya adopción, a ejemplo de lo que ocurrió en la etapa anterior, también depende mucho más de ellos mismos que de sus respectivos gobiernos. En esta segunda etapa necesitarán: incrementar aún más sus rendimientos por hectárea y por animal, diversificar su producción para disminuir la dependencia del crédito rural y para evitar riesgos innecesarios, reducir pérdidas durante y después de la cosecha, mejorar la calidad de sus productos e incorporarles valor, racionalizar la administración de sus fincas… y, especialmente, corregir los errores que ellos mismos siguen cometiendo en la adquisición de los insumos y en la comercialización de sus cosechas. Si ellos ejecutan esta segunda etapa, alcanzarán la denominada eficiencia total o integral, que es el único "pasaporte" realmente seguro para tener rentabilidad y competitividad; los que lo hagan tendrán creciente éxito económico en la agricultura, y poco los afectará lo que hagan o dejen de hacer los gobiernos de los países ricos, los organismos internacionales o los gobiernos de su propio país.” http://www.Polanlacki.com.br
Está claro de Lacki está haciendo referencia a los productores de un país, Brasil, cuyo gobierno no arremete contra los productores cada día, pero al margen de los detalles, hay una sabiduría en sus palabras que no debemos ignorar cuando vengan tiempos mejores. Y es que cuando en un país el sector privado es productivo y eficiente, entonces disminuye el riesgo de tener a alguien que, con voz airada ordena la expropiación de edificios o fincas.
Foto: Carlos Machado Allison. "Punto de venta campesino, carretera Barquisimeto-Carora" 2008.
viernes, 5 de febrero de 2010
Genuflexos y agricultura faraónica

Genuflexos le dan la bienvenida a un comandante cubano. Viene en “ayuda” de Venezuela para solucionar el problema eléctrico que a su vez deriva del problema del agua y éste depende del calentamiento global y el fenómeno del Niño, todo de acuerdo a la versión oficial. Extrañas cualidades debe tener éste caballero para lograr enfriar al planeta y sacar al Niño de su geografía usual.
Hacen falta expertos en mantenimiento, generación y distribución de energía, pero esos están aquí hace años y no le sirven al gobierno porque saben mucho y además tienen la mala costumbre de no quedarse callados. Mientras tanto la nómina de todas las empresas públicas aumentó, más no en calidad técnica sino en deportistas, reposeros y amigos del partido.
Hace varios años también llegaron unos expertos en agricultura y vean ustedes por que camino vamos en ese particular. Otros llegaron para mejorar la salud pública y hoy tenemos más casos de enfermedades emergentes y re-emergentes que en el pasado, amén de ocupar nuestro país, una posición importante en las estadísticas de muertes violentas y obesidad. Esto último, la obesidad, es el resultado de fijar bien bajos los precios del aceite, margarina, harina de maíz, pan, pastas y azúcar, mientras vuelan hacia el firmamento los de las frutas y hortalizas. Resultado: gordos y desnutridos.
También medran en las oficinas de identificación por lo que sacar un pasaporte es una odisea y La Habana puede recibir copia de cada trámite. Hay unos cuantos que participan en las compras del gobierno: comida, medicinas, bombillos ahorradores y quién sabe cuantas cosas más. En esto si que son expertos, ya que tienen medio siglo tratando de conseguir en los mercados internacionales, lo más barato, y usualmente también lo de menor calidad. Desde que llegaron los expertos agrícolas la producción de caña comenzó a caer, tal como había ocurrido en Cuba años atrás.
¿Por qué no invitan expertos de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Argentina? Quizás porque en esos países no falta ni comida ni electricidad, no hay tampoco racionamiento. ¿Será que el caballero viene a enseñarnos cómo vivir con velas y totumas? ¿Será que le explicará a los ministros cómo funciona una tarjeta de racionamiento? ¿Será que simplemente viene a vender o a cobrar el valor de los bombillos y los cables? O acaso viene a instruirnos en técnicas para impedir que a través de los medios se difunda la información tanto le molesta al gobierno.
Cuando las represas estaban llenas comenzaron a repartir bombillos ahorradores, sin Niño y sin sequía. Es decir que ya sabían que el resultado de las fallas de mantenimiento y la falta de inversión estaban a la vuelta de la esquina. En estos diez años la población creció alrededor de 20%, la demanda de energía superó a la oferta, pero como en el caso de los alimentos, ellos no creen en las leyes básicas de la oferta y la demanda, esas, dicen airadamente, son leyes imperialistas!!! La culpa, clama otro, es de la IV República que no construyó suficiente para que la V tuviera, sin nuevas represas o turbinas y sin mantenimiento, agua y luz hasta el 2030. No será esa la única consecuencia: para activar bombas de riego, para ordeñar vacas, congelar pollos y otros menesteres agrícolas se necesita agua y electricidad, así que más inflación y episodios de desabastecimiento serán parte de nuestra anormal forma de vivir. Rápido cabalgamos hacia las condiciones en que vivían los egipcios hace tres mil años cuando sin lluvia, la escasez era segura y surgieron las leyendas de las siete plagas.
Foto: Napolitano, FAO.
Agricultura en Egipto: Buena parte del país dependia de las crecidas del Nilo que recorre buena parte del territorio. El Nilo no sólo era la principal fuente de los canales de riego, sino que arrastraba también sedimentos y fertilizaba las zonas de inundación.
viernes, 29 de enero de 2010
Cambio climático: ¿mito o realidad?

Pero veamos cual es la realidad haciendo el mejor esfuerzo por evitar los sesgos naturales en cualquier ser humano. Por años se ha desarrollado un debate central: Los cambios observados en el último siglo o en años recientes, ¿han sido producidos por la actividad humana o son fenómenos naturales inscritos en la dinámica climática del planeta?
La pregunta es relevante, el clima global cambia continuamente y lo ha hecho desde que existe el planeta. Glaciaciones, períodos con mayor o menor concentración de CO2, cambios en las corrientes marinas, en la forma y número de continentes, cambios en la actividad volcánica y así sucesivamente, han ocurrido y seguirán ocurriendo, al margen del impacto antropogénico. Por otra parte tampoco existen dudas sobre el impacto negativo de la actividad humana. Deforestación, desertificación, contaminación del agua, suelo y aire, alteraciones en lagos y litorales, extinción de elementos de la fauna y flora, así como muchas otras cosas, cuentan con estudios científicos que concl
uyen señalando a la actividad humana como responsable.

Tampoco hay dudas que en la misma medida en que aumenta la población y se desarrollan nuevas y más intensas formas de explotar los recursos o transformar las materias primas, aumenta la magnitud del impacto sobre la naturaleza.
Pero ¿qué sabemos a ciencia cierta sobre los cambios climáticos? Pues bastante y cada día más. Existen miles de investigadores y cientos de instituciones dedicadas a indagar sobre la dinámica del clima. Cada día surgen nuevos métodos que permiten indagar sobre el clima del pasado y el número de paleoclimatólogos crece mes tras mes ya que el tema está en agenda prioritaria de muchos países. También, en los últimos 30 años han surgido nuevas organizaciones internacionales dedicadas a recopilar y verificar la información que va emanando
de los laboratorios, investigadores, satélites y estaciones que registran día tras día los cambios de los diversos componentes del clima.
Veamos entonces que cosas tienen una base firme y cuales son aún motivo de especulación. En primer lugar no hay duda que la temperatura promedio global está aumentando. El registro de los últimos 150 años muestra que en la segunda mitad del siglo XIX se registraron temperaturas por debajo del promedio, mientras que a lo largo del siglo XX las mismas han aumentado aproximadamente 0,5 grados centígrados.
¿Qué sabemos sobre los cambios sobre la tierra y sobre los océanos a lo largo del año? Es decir tomando en cuenta las oscilaciones derivadas de las estaciones. Pues el resultado es similar, las temperaturas han aumentado y el nivel promedio del mar aumenta. Por otra parte en ese siglo y medio se registró el mayor crecimiento de la población humana y también la revolución industrial alcanzó su mayor nivel.
Pero para señalar sin duda la existencia de una relación causa-efecto, es necesario indagar más sobre los cambios a lo largo de la historia del planeta. La EPA (Environmental Protection Agency, fuente de las láminas expuestas) ha recopilado datos de diverso origen sobre lo ocurrido en el último milenio y también se llega a la misma conclusión: han ocurrido oscilaciones, incluso lapsos con temperaturas muy bajas como la llamada “pequeña edad del hielo”, pero la temperatura de los últimos 50 años es la mayor del último milenio. Obviamente un milenio no es más que una fracción de segundo en la historia del planeta y algunos investigadores no admiten que la data de un milenio sea suficiente para llegar a conclusiones firmes. Pues bien, utilizando técnicas nuevas, contamos ahora con información bastante confiable sobre lo ocurrido sobre los últimos 650 mil años con la concentración de CO2 y más de 400 mil con la temperatura.
Lo primero que es evidente es que han ocurrido grandes oscilaciones en la concentración de CO2 y que las temperaturas han estado asociadas a esas concentraciones. Los investigadores siguen avanzando hacia el pasado, pero estas cifras ya hacen necesario tomar muy, pero muy en serio lo que está ocurriendo en el planeta. Aunque futuras investigaciones muestren lo contrario, no es posible tomar a la ligera lo conocido y sentarnos con los brazos cruzados sin hacer algo al respecto. La amenaza parece real y la relación entre aumento de la temperatura e incremento en la concentración de CO2 ha dejado de ser motivo de debate: hay evidencias.
El principal papel de la ciencia es predecir. En la lámina se muestran modelos generados por instituciones serias. Aquí hay terreno para el debate, ¿aumentará en 5 grados o en dos la temperatura para el año 2100? Mucho más dramático será el impacto de 5 grados, pero el de 2 grados también dibuja un panorama de desastres de diversa naturaleza. Bajo cualquier escenario el panorama genera preocupaciones bien fundadas y las predicciones apuntan hacia cambios profundos en el patrón actual del clima en cada continente o región.
Entonces es necesario tomar medidas y lograr acuerdos entre todos los países para reducir las emisiones de CO2 y a la par, aumentar las llamadas “trampas de CO2” que son fundamentalmente los árboles.
Las emisiones de CO2 per capita son mayores en unas zonas y países que en otras. Pero donde en el pasado habían sido menores, como es el caso de las grandes economías emergentes, ahora son mayores como ocurre en China, India, Indonesia, Brasil y México.
Países que no sólo cuentan con una elevada población y una extensa agricultura, sino que en los últimos 30 años también se han estado industrializando en forma acelerada.
También, como se ilustra en la figura, las cuencas han sido intervenidas en forma diversa. Más en el hemisferio norte que en el sur, más cerca de las costas que en el interior. Casi siempre más donde hay más gente.
También comienzan a surgir mediciones confiables sobre los cambios en el nivel del mar y la tendencia general es hacia el incremento. Sin embargo en éste tema aún hay dudas ya que hay muchos factores, además de la temperatura, que afectan el nivel (corrientes, elevación o hundimiento de los litorales, etc.). Sobre este aspecto, por su enorme importancia debido a que una proporción elevada de la humanidad vive en las costas o cerca de ellas, se ha especulado mucho en el cine y la televisión. No son pocas las películas o programas que nos dibujan cataclismos terribles, pero la realidad es que no hay suficiente información para efectuar predicciones razonables. Pero otras cosas muy graves están ocurriendo e
n los mares y entre ellas el cambio en el pH, como el indicado en la figura correspondiente (Raven y colaboradores, 2005).
Esos cambios pueden impedir la formación de conchas o afectar el desarrollo de los corales al impedir la fijación de la aragonita. El impacto sobre la flora y fauna marina sería muy grave.
Para concluir sobre la evidencia es necesario señalar que no hay ninguna que indique cambios en las grandes tormentas y muy poca sobre la precipitación, temas sobre los que muchos investigadores trabajan en la actualidad. Existe cierta evidencia de una disminución ligera en las lluvias tropicales a partir de 1970. Es lamentable señalar que buena parte de la información paleoclimática y de otra índole procede del hemisferio norte y menos conocimiento se ha acumulado en los trópicos.
Pero ¿qué sabemos a ciencia cierta sobre los cambios climáticos? Pues bastante y cada día más. Existen miles de investigadores y cientos de instituciones dedicadas a indagar sobre la dinámica del clima. Cada día surgen nuevos métodos que permiten indagar sobre el clima del pasado y el número de paleoclimatólogos crece mes tras mes ya que el tema está en agenda prioritaria de muchos países. También, en los últimos 30 años han surgido nuevas organizaciones internacionales dedicadas a recopilar y verificar la información que va emanando

Veamos entonces que cosas tienen una base firme y cuales son aún motivo de especulación. En primer lugar no hay duda que la temperatura promedio global está aumentando. El registro de los últimos 150 años muestra que en la segunda mitad del siglo XIX se registraron temperaturas por debajo del promedio, mientras que a lo largo del siglo XX las mismas han aumentado aproximadamente 0,5 grados centígrados.
¿Qué sabemos sobre los cambios sobre la tierra y sobre los océanos a lo largo del año? Es decir tomando en cuenta las oscilaciones derivadas de las estaciones. Pues el resultado es similar, las temperaturas han aumentado y el nivel promedio del mar aumenta. Por otra parte en ese siglo y medio se registró el mayor crecimiento de la población humana y también la revolución industrial alcanzó su mayor nivel.
Pero para señalar sin duda la existencia de una relación causa-efecto, es necesario indagar más sobre los cambios a lo largo de la historia del planeta. La EPA (Environmental Protection Agency, fuente de las láminas expuestas) ha recopilado datos de diverso origen sobre lo ocurrido en el último milenio y también se llega a la misma conclusión: han ocurrido oscilaciones, incluso lapsos con temperaturas muy bajas como la llamada “pequeña edad del hielo”, pero la temperatura de los últimos 50 años es la mayor del último milenio. Obviamente un milenio no es más que una fracción de segundo en la historia del planeta y algunos investigadores no admiten que la data de un milenio sea suficiente para llegar a conclusiones firmes. Pues bien, utilizando técnicas nuevas, contamos ahora con información bastante confiable sobre lo ocurrido sobre los últimos 650 mil años con la concentración de CO2 y más de 400 mil con la temperatura.
Lo primero que es evidente es que han ocurrido grandes oscilaciones en la concentración de CO2 y que las temperaturas han estado asociadas a esas concentraciones. Los investigadores siguen avanzando hacia el pasado, pero estas cifras ya hacen necesario tomar muy, pero muy en serio lo que está ocurriendo en el planeta. Aunque futuras investigaciones muestren lo contrario, no es posible tomar a la ligera lo conocido y sentarnos con los brazos cruzados sin hacer algo al respecto. La amenaza parece real y la relación entre aumento de la temperatura e incremento en la concentración de CO2 ha dejado de ser motivo de debate: hay evidencias.
El principal papel de la ciencia es predecir. En la lámina se muestran modelos generados por instituciones serias. Aquí hay terreno para el debate, ¿aumentará en 5 grados o en dos la temperatura para el año 2100? Mucho más dramático será el impacto de 5 grados, pero el de 2 grados también dibuja un panorama de desastres de diversa naturaleza. Bajo cualquier escenario el panorama genera preocupaciones bien fundadas y las predicciones apuntan hacia cambios profundos en el patrón actual del clima en cada continente o región.
Entonces es necesario tomar medidas y lograr acuerdos entre todos los países para reducir las emisiones de CO2 y a la par, aumentar las llamadas “trampas de CO2” que son fundamentalmente los árboles.
Las emisiones de CO2 per capita son mayores en unas zonas y países que en otras. Pero donde en el pasado habían sido menores, como es el caso de las grandes economías emergentes, ahora son mayores como ocurre en China, India, Indonesia, Brasil y México.
Países que no sólo cuentan con una elevada población y una extensa agricultura, sino que en los últimos 30 años también se han estado industrializando en forma acelerada.
También, como se ilustra en la figura, las cuencas han sido intervenidas en forma diversa. Más en el hemisferio norte que en el sur, más cerca de las costas que en el interior. Casi siempre más donde hay más gente.

También comienzan a surgir mediciones confiables sobre los cambios en el nivel del mar y la tendencia general es hacia el incremento. Sin embargo en éste tema aún hay dudas ya que hay muchos factores, además de la temperatura, que afectan el nivel (corrientes, elevación o hundimiento de los litorales, etc.). Sobre este aspecto, por su enorme importancia debido a que una proporción elevada de la humanidad vive en las costas o cerca de ellas, se ha especulado mucho en el cine y la televisión. No son pocas las películas o programas que nos dibujan cataclismos terribles, pero la realidad es que no hay suficiente información para efectuar predicciones razonables. Pero otras cosas muy graves están ocurriendo e

Esos cambios pueden impedir la formación de conchas o afectar el desarrollo de los corales al impedir la fijación de la aragonita. El impacto sobre la flora y fauna marina sería muy grave.
Para concluir sobre la evidencia es necesario señalar que no hay ninguna que indique cambios en las grandes tormentas y muy poca sobre la precipitación, temas sobre los que muchos investigadores trabajan en la actualidad. Existe cierta evidencia de una disminución ligera en las lluvias tropicales a partir de 1970. Es lamentable señalar que buena parte de la información paleoclimática y de otra índole procede del hemisferio norte y menos conocimiento se ha acumulado en los trópicos.
miércoles, 27 de enero de 2010
Apagaron la señal de Radio Caracas Televisión
A media noche, al amparo de la oscuridad, las operadoras de cable sumisas y atemorizadas por el gobierno, bajaron el interruptor. Dejaron a Diógenes sin lámpara, se apagó una de las luces que le permitían a millones de venezolanos conocer la realidad subyacente detrás del colapso de los servicios públicos, la inflación, la baja producción de alimentos, la inseguridad personal y tantas otras cosas en las que ha fracasado el gobierno. Pero quizás la luz no se apagó del todo, quizás sea sólo una puesta de sol, el preámbulo de un amanecer.
Con desprecio, desde el gobierno, la televisora, sus empleados y propietarios fueron calificados como “burguesitos”, copiando una de las tantas frases hechas que dimanaron desde Moscú en las décadas de 1920 y 1930 cuando algunos trasnochados pensaban en la revolución mundial y la “dictadura del proletariado”.
En la década de 1930 Stalin y sus secuaces acabaron con la agricultura rusa y con los disidentes. La creación de las cooperativas estatales, el establecimiento de cuotas forzosas, la captura de las redes de distribución y las plantas procesadoras de alimentos determinaron años de hambre feroz cuya consecuencia más evidente fueron varios millones de seres humanos que murieron de hambre. Pero desde el Kremlin la cúpula sonreía porque habían liquidado a la burguesía, es decir a la clase media, a los emprendedores, a los productores y a los comerciantes. De paso también se iniciaron las purgas y además de los burgueses, la nomenclatura soviética, fusiló o encarceló a buen número de los revolucionarios originales. Asesinaron a Kirov que era un importante miembro del Comité Central. Los seguidores de Stalin proclamaron que el asesino, Nikolaev, era un instrumento de Zinoviev (1883-1936), Lev Bronstein, conocido como León Trotski (1879-1940), Bukharin (1888-1938) y Kamenev (1883-1936), ni Yagoda, el jefe de la policía secreta, se salvó. Murieron o desaparecieron todos aquellos que podían hacerle sombra a Stalin y los creyentes devotos que, con honestidad, pensaron que se estaba construyendo la “gran patria socialista”. Hasta su colapso, todas las dictaduras comunistas fueron dependientes del trigo de occidente producido por los agricultores burgueses, aún así, siempre tuvieron carencias de alimentos. Las cartillas de racionamiento y las largas colas, como en Cuba, fueron el símbolo de las dictaduras. No existían radios o televisoras que denunciaran los atropellos, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.
No sé si regresará la señal de RCTV, tampoco puedo hacer ningún pronóstico alguno sobre la cadena de hipermercados Éxito y menos aún sobre cual será el destino de las cadenas de supermercados restantes. La incertidumbre también alcanza a la agroindustria establecida y a los productores, a los transportistas o a los dueños de las bodegas. Tampoco sé si sobrevivirán los distribuidores de maquinaria, semillas o agroquímicos, o los importadores de alimentos. No tengo ni la menor idea si el cerco económico a las universidades, donde campea la disidencia – como debe ser – acabará con los laboratorios de investigación y con los siempre molestos intelectuales que, por definición, encuentran intolerable la falta de libertad. Tampoco estoy seguro si las voces libertarias de los estudiantes podrán ser silenciadas y si los partidos de oposición serán clausurados junto a los abastos y las panaderías.
Los gremios bajo la mira, los banqueros no se diga, los colegios privados, las iglesias y la libertad de culto, las juntas de condominio, los periodistas, los artistas, los militares, ingenieros, abogados o los médicos que no sean cubanos. Al final todos los “burguesitos” que deben ser entre 8 y 10 millones están amenazados. Esos que redactaron las constituciones democráticas, proclamaron los derechos fundamentales del hombre; los que han luchado por la paz, los que democratizaron los derechos de propiedad, los que liquidaron al feudalismo, los que han cargado en sus hombros los valores de la cultura occidental. Tampoco estoy seguro que el gobierno esté “ponchao”, para ello quienes creen en la libertad y en los derechos humanos, en la democracia y sus valores, tienen que estar unidos y colocar a un lado pequeños y grandes intereses particulares, el miedo y todas las cosas que nos tienen, como individuos y sociedad, casi paralizados frente a la mayor amenaza que hemos tenido a lo largo de nuestra historia.
En la década de 1930 Stalin y sus secuaces acabaron con la agricultura rusa y con los disidentes. La creación de las cooperativas estatales, el establecimiento de cuotas forzosas, la captura de las redes de distribución y las plantas procesadoras de alimentos determinaron años de hambre feroz cuya consecuencia más evidente fueron varios millones de seres humanos que murieron de hambre. Pero desde el Kremlin la cúpula sonreía porque habían liquidado a la burguesía, es decir a la clase media, a los emprendedores, a los productores y a los comerciantes. De paso también se iniciaron las purgas y además de los burgueses, la nomenclatura soviética, fusiló o encarceló a buen número de los revolucionarios originales. Asesinaron a Kirov que era un importante miembro del Comité Central. Los seguidores de Stalin proclamaron que el asesino, Nikolaev, era un instrumento de Zinoviev (1883-1936), Lev Bronstein, conocido como León Trotski (1879-1940), Bukharin (1888-1938) y Kamenev (1883-1936), ni Yagoda, el jefe de la policía secreta, se salvó. Murieron o desaparecieron todos aquellos que podían hacerle sombra a Stalin y los creyentes devotos que, con honestidad, pensaron que se estaba construyendo la “gran patria socialista”. Hasta su colapso, todas las dictaduras comunistas fueron dependientes del trigo de occidente producido por los agricultores burgueses, aún así, siempre tuvieron carencias de alimentos. Las cartillas de racionamiento y las largas colas, como en Cuba, fueron el símbolo de las dictaduras. No existían radios o televisoras que denunciaran los atropellos, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.
No sé si regresará la señal de RCTV, tampoco puedo hacer ningún pronóstico alguno sobre la cadena de hipermercados Éxito y menos aún sobre cual será el destino de las cadenas de supermercados restantes. La incertidumbre también alcanza a la agroindustria establecida y a los productores, a los transportistas o a los dueños de las bodegas. Tampoco sé si sobrevivirán los distribuidores de maquinaria, semillas o agroquímicos, o los importadores de alimentos. No tengo ni la menor idea si el cerco económico a las universidades, donde campea la disidencia – como debe ser – acabará con los laboratorios de investigación y con los siempre molestos intelectuales que, por definición, encuentran intolerable la falta de libertad. Tampoco estoy seguro si las voces libertarias de los estudiantes podrán ser silenciadas y si los partidos de oposición serán clausurados junto a los abastos y las panaderías.
Los gremios bajo la mira, los banqueros no se diga, los colegios privados, las iglesias y la libertad de culto, las juntas de condominio, los periodistas, los artistas, los militares, ingenieros, abogados o los médicos que no sean cubanos. Al final todos los “burguesitos” que deben ser entre 8 y 10 millones están amenazados. Esos que redactaron las constituciones democráticas, proclamaron los derechos fundamentales del hombre; los que han luchado por la paz, los que democratizaron los derechos de propiedad, los que liquidaron al feudalismo, los que han cargado en sus hombros los valores de la cultura occidental. Tampoco estoy seguro que el gobierno esté “ponchao”, para ello quienes creen en la libertad y en los derechos humanos, en la democracia y sus valores, tienen que estar unidos y colocar a un lado pequeños y grandes intereses particulares, el miedo y todas las cosas que nos tienen, como individuos y sociedad, casi paralizados frente a la mayor amenaza que hemos tenido a lo largo de nuestra historia.
Mientras tanto los estudiantes protestan por las calles de muchas ciudades y la represión cobra nuevas víctimas.
UCV: Sus profesores la defienden

Hace pocos días el Consejo Universitario de la UCV decidió limitar el acceso a la Ciudad Universitaria entre las 11 PM y las 5 AM. ¿Razones? La seguridad de personas y bienes a través del deseable control en las amplias zonas de acceso a la universidad. Así como cualquier ciudadano que cierra con llave su puerta para evitar el acceso de los hampones, así como existen limitaciones para entrar al Palacio de Miraflores, del mismo modo en que es necesario cerrar la puerta de nuestro vehículo o bajar la santamaría de un abasto, en ésta ciudad donde la inseguridad es la norma.
Desde luego aquellos que mantienen la filosofía de "lo mío, es mío y también los bienes comunes y todo lo que esté a mi alcance" trataron de impedir que la UCV ejerciera su autonomía y se juntaron a sus puertas para impedir la acción de las autoridades. Pero la UCV sí tiene quien la defienda y allí estaban algunos profesores, entre ellos, mi hermano Antonio Machado Allison, ya jubilado y como quien escribe estas líneas, con suficiente edad como para ser considerados ciudadanos de la tercera edad.
La barra que limita la entrada a los vehículos se transformó en el símbolo de la discusión entre los enemigos de la autonomía y los que la defienden. Al final el que empujaba la barra hacia arriba y a pesar de su juventud, terminó sobándose la oreja ante la firme decisión de los docentes que mantuvieron la barra abajo.

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