jueves, 21 de marzo de 2013

El milagro de los alimentos

Carlos Machado Allison
marzo de 2013

Ha ocurrido un milagro, sin haberme entrenado en un gimnasio, ni haber tomado el curso de Charles Atlas, hoy cargué sin mayor dificultad las bolsas del mercado. Hace tres meses necesitaba la ayuda de uno de esos muchachos que llevan las bolsas hasta el automóvil en un carrito, hoy lo hice sin ayuda. ¿La causa? Pues simplemente la inflación. Hice una compra de casi 1000 Bs (los que eran fuertes), equivalentes a la mitad del sueldo de alguien que gana salario mínimo. Obviamente no compré los productos más costosos, pero sí algunos bien pesados como cambures, lechosa, leche UHT, jabón para lavar, cloro y alguna cosa más. No encontré mantequilla (la de verdad), limité la compra de queso porque estaba a 150 el kilo y por fortuna, a mi edad, no necesito comer mucha carne (91 el kilo). Pero sí necesitaba unos limones (Bs 35 el kilo), un aguacate (Bs 46) y unas galletas que, por el precio, debieron haber sido preparadas con polvo de oro y no con harina. Quería unos jojotos dulces y no me importaba que fueran congelados o empacados, pero no había, tampoco leche en polvo y...bueno ¿qué decir? Triunfó la revolución y ahora tenemos plena seguridad y soberanía alimentaria. Ya no necesito ayuda para hacer el mercado. La venta de alimentos procesados disminuyó 2,5% el mes pasado y con una devaluación de más del 40%, el segundo trimestre del año nos depara muchas sorpresas.

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