jueves, 17 de febrero de 2011

Importación de alimentos en Venezuela ¿Qué sería razonable?


No es fácil señalar una cifra precisa. El volumen de las importaciones de alimentos depende de muchas variables económicas, hábitos alimenticios y políticas públicas. Existen alimentos que un país como Venezuela debe importar por sus características climáticas, entre ellos destacan trigo, avena, cebada y otros cereales subtropicales. Frutas de clima templado, nueces, aceite de oliva, una proporción de la leche y muchos productos elaborados. En ocasiones los precios internacionales se encuentran por debajo de los nacionales y es de interés público mantener el precio de los alimentos dentro de límites razonables para el consumidor. Así, a veces es necesario adquirir maíz forrajero para la industria avícola, torta de soya para los alimentos balanceados y otros productos.

Entre 1981 y 1990 la importación de alimentos y bebidas fue de 75,4 US$ por persona y año. En la década siguiente (1991-2000) la cifra disminuyó a 65,9 y en la que acaba de concluir (2001-2010) se duplicó alcanzando un promedio de 134,6. Sin embargo podemos distinguir dos lapsos, entre 2001 y 2005 cuando la intervención del gobierno sobre las tierras, la importación y la distribución de alimentos fue moderada y la importación promedio fue de 80,5, unos 20 dólares más que en la década previa. Pero en la segunda mitad de la década, cuando la intervención del gobierno es más intensa y su carácter socialista se torna evidente y agresivo, el promedio salta a 188,8 US$ por persona con un máximo de 276 en el año 2008 cuando se le ordena a PDVSA importar alimentos en forma masiva. Esto último ocurre cuando el precio del petróleo aumenta y el gobierno cree que la disponibilidad de divisas es infinita. En el 2009 se dan cuenta que están gastando en exceso y comienzan a cerrar la compuerta de las importaciones.

En mi opinión Venezuela podría tener buenos niveles de seguridad alimentaria importando 80 dólares por persona y año en trigo, leche en polvo, aceites, torta de soya, maíz forrajero, bebidas y unos 200 a 250 items menores que corresponden a productos especializados, exquisiteces, vinos y bebidas alcohólicas destiladas. La diferencia en la última década, alrededor de 100 dólares por persona y año, es decir aproximadamente 2.800.000.000 US$, equivalentes a 12 mil millones de bolívares al cambio actual, (7.280.000.000 al cambio precedente) podrían ser suministrados por la producción nacional. Para ello sería necesario regresar a fines de la década de 1990 cuando el país se encontraba autoabastecido de carne bovina, la producción de caña de azúcar se encontraba en ascenso, así como la de hortalizas, raíces y tubérculos. Tampoco se importaba arroz, pollos de engorde o café y de acuerdo al año, oscilaban las correspondientes a maíz forrajero, leche en polvo, fórmulas infantiles, cereales para desayuno, chocolates y otros productos. Lo gastado, como producto de la estatización agrícola, equivale a la suma de los presupuestos del sistema de educación superior del país y supera en ocho veces lo previsto en el presupuesto nacional del 2011 para la construcción de viviendas antes de la ley habilitante.

Tras la enorme cifra destinada a la importación de alimentos en el año 2008 que alcanzó a 7.576.657.091 dólares, superior al presupuesto nacional de varios países de América Central, en los dos años siguientes ha descendido por las restricciones impuestas y el abatimiento en el consumo que viene registrándose desde comienzos del año 2009.

El resultado es una reducción importante en la oferta de aquello que el gobierno estima que es “no básico”, pero que sin duda es importante para una proporción elevada de la población que tiene la legítima aspiración y el derecho de consumir lo que necesita, y por que no, lo que le satisface. Los productos excluidos son importados a una paridad cambiaria distinta, entre 30 y 110% superior a la legal y controlada y por consiguiente contribuyen a la inflación junto a los productos no regulados que crecieron en más de 60% en el año 2010.

Para el 2011 el panorama no es mejor. Los precios internacionales del trigo, aceite, leche en polvo, arroz, azúcar y maíz se han disparado. También ha ocurrido un incremento, más modesto, en la carne bovina y de aves. Es decir que para importar las mismas toneladas de estos productos registradas para el 2010, será necesario erogar más dólares y el gobierno decidirá si se transfiere el incremento de precios al consumidor o si subsidia los productos importados. Cualquiera de estas soluciones tendrá impacto negativo. Por una parte las finanzas públicas no andan bien y erogar más dólares para importar y más bolívares para subsidiar pesarán bastante en las arcas de la nación. La deuda externa e interna del gobierno ha aumentado sin cesar en la última década y la última emisión de bonos de PDVSA sólo fue colocada gracias a la sed de dólares que hay en el país y al cupón de más de 12%, un interés altísimo que ilustra el tamaño del riesgo.

Transferir el incremento de precios en un año pre-electoral tampoco será la medida más popular. Para evitar esto, pero ya muy tarde, el gobierno lanza un plan de reactivación agrícola e inversiones en el sector, condona deudas y subsidia fertilizantes y maquinaria. Pero esto también tiene un costo elevado y además pretende que sean las Unidades Socialistas de Producción las que cambien el panorama, tales emprendimientos del gobierno no han tenido éxito en varios años consecutivos ¿por qué pensar que ahora sí lo tendrán? Sobre la capacidad de las mismas para producir en 2011 cinco millones de toneladas adicionales de alimentos hay severas dudas.