jueves, 1 de agosto de 2013

Inflación y escasez de alimentos

Inflación y escasez de alimentos

Carlos Machado Allison
1 de agosto de 2013

Una síntesis de éste artículo fue publicado en El Universal a mediados de julio de 2013.

Un elevado porcentaje de la población venezolana destina la mitad o más de sus ingresos a la comida alcanzando en el estrato más pobre cerca del 60%. Para ellos es absolutamente irrelevante para donde se va ir Snowden, cuantas paradas hizo Evo de regreso a La Paz o a quién nombraron embajador en Haití. La inflación en alimentos si que les interesa, así como la disponibilidad de harina de maíz, aceite y papel sanitario. En los primeros seis meses del año el índice inflacionario total ha crecido 21%, pero el de los alimentos supera el 28%, es decir que de mantenerse la tendencia actual el precio de los alimentos aumentará 56% durante el año 2013. Pero ¿Cuántos venezolanos percibirán un incremento salarial o de sus ingresos de 56% en éste año? Pues no serán muchos. Además ese pronóstico de 56% de inflación es un promedio, si usted es diabético, anciano, niño, o quiere comer sano y balanceado, o simplemente le da la gana darse algún gusto como comer pescado, ingerir algún producto elaborado importado y otros alimentos que no están en la canasta básica, entonces la inflación ya supera el 100%.

La inflación es el peor impuesto que pagan los habitantes y es el resultado perverso de una mala administración. Tiene varias causas, pero la más importante es la fractura en la relación entre la demanda y la producción. En Venezuela la demanda fue estimulada por un elevado gasto público y endeudamiento interno y externo que aumentó el dinero circulante sin aumento en la producción. En el caso de los alimentos la inflación es mayor porque la producción ha disminuido demasiado. Tal cosa es percibida por el consumidor tanto por el aumento de los precios, como por la escasez continua o esporádica de algunos productos que, según el BCV, se ubica cerca del 20%.

Hace una década Venezuela destinó unos 1.500 millones de dólares en la importación de productos agropecuarios, el año pasado la factura fue de 8.100 millones de acuerdo a las cifras oficiales. En esa factura destaca el crecimiento en la importación de carne, arroz, azúcar, aceite y alimentos para animales (maíz, torta de soya). Hace cinco años la producción agropecuaria nacional se acercó a 19 millones de toneladas y en la actualidad no llega a 15 con el agravante que en 5 años el número de personas ha aumentado en 2,5 millones.

La caída en la producción fue marcada por la nacionalización de Agroisleña importante proveedor de insumos agrícolas, la captura de más de 3 millones de hectáreas por parte del gobierno, el control de precios y las dificultades de acceso a las divisas para adquirir maquinaria, semillas y otros insumos. La intervención del gobierno sobre las tierras, acompañada por discursos y tropas, mostró que los derechos de propiedad podían ser borrados de un plumazo y parte de la producción también. Ahora, a fines de julio del 2013, un ministro admite – con varios años de atraso – que no se aprovechó adecuadamente las tierras confiscadas, pero que la lucha contra el “latifundio” continuará. Otro funcionario de alto nivel señala, después que a la fuerza obligaron a los bancos a destinar más dinero del necesario a la agricultura que es necesario investigar que ocurrió. ¿Acaso ignora que no sólo con crédito aumenta la producción?


El interés por invertir desapareció, muchos productores decidieron prudente dedicarse a otra actividad. Hace poco algunos funcionarios se dieron cuenta del tamaño de la torta que se había fraguado e iniciaron negociaciones tardías para tratar de elevar la producción. Pero lo que se destruyó por una década no se puede enderezar en un año, así que el 2013 será, como el precedente, uno de escaso crecimiento en la producción agropecuaria nacional. Sólo un vigoroso cambio de rumbo la podrá estimular.

Incertidumbre

Incertidumbre

Carlos Machado Allison

El Universal, 30 de julio de 2013

Incertidumbre es, de acuerdo a Ramón Piñango, la percepción dominante en nuestra sociedad y no existe modo de discrepar con nuestro colega. Yo la percibo y me afecta, día a día. Hablo con amigos, parientes, colegas o vecinos y, colocando al margen algunas expresiones machistas, casi todos coinciden. Nada peor que un país a la deriva.

Para mí no es una percepción novedosa, viví momentos en los que no tenía muy claro que ocurriría al día siguiente, pero tenía la certeza de que mi futuro dependía más de mí, que de las políticas públicas o los arrebatos de algún líder. Pensaba que, en buena medida, mi futuro y el de mi familia dependían de esfuerzos, estudios, metas, valores y conductas. Cosas que no estaban en manos del gobierno, sino de cada ciudadano. Había amenazas, pero era un mundo de oportunidades.

Debo dejar constancia que en años de razonable certidumbre las cosas no eran fáciles, todo lo contrario. Mis primeros recuerdos corresponden a la Venezuela de los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, había escasez y racionamiento. Medina se había visto obligado a controlar ciertas cosas, pero el país, aún muy atrasado, parecía marchar en la dirección correcta, existían anhelos de democracia y progreso que no cambiaron tras el golpe de Estado de 1945, el gobierno provisional y el de Gallegos. Con Pérez Jiménez cesó la democracia, más no el afán de progreso, y aunque lo observé de lejos ya que mi padre fue encarcelado y luego exilado a México, a mi retorno pude apreciar el cambio: sin libertades políticas, pero con una economía bastante liberal, Venezuela había progresado.

Con Betancourt, Leoni, Caldera y Pérez, hubo más libertad política, pero menos económica. Los gobiernos tuvieron demasiado poder y los ciudadanos, sin chistar, nos encogimos porque la renta petrolera parecía alcanzar para electrificar el país, crear una amplia red vial, nuevas universidades, industrias, hospitales y mantener el crecimiento agrícola. El desempleo y la inflación eran reducidos, y las expectativas elevadas, hasta el viernes negro, que hizo evidente el fin de casi medio siglo de crecimiento económico.

Para 1990 aún había esperanzas, pero los partidos políticos mostraban las debilidades de un país rentista y la economía estatista, no se ajustaba más a la demanda de los tiempos. Una década más tarde, con la insatisfacción, vinieron intentos de golpe de Estado. Los venezolanos nos vimos sin las herramientas culturales para tomar el rumbo adecuado, mientras países de América Latina y Asia aprendían las lecciones. Hacia 1995 los venezolanos comenzaron a migrar y en los siguientes 15 años, miles de compatriotas abandonaron el país, por inseguridad, no encontrar empleo o haber sido despedidos de PDVSA, pero la mayoría por percibir que la incertidumbre les había robado el porvenir. Sin libertades políticas o económicas, inversión privada nacional o extranjera; con incompetencia, populismo, derroche y corrupción, muchos buscan en otras latitudes las oportunidades que aquí desaparecieron.


martes, 2 de julio de 2013

Conflicto universitario en Venezuela

Carlos Machado Allison
3 julio de 2013

Hay que insistir porque hay gente que piensa que el paro de las universidades autónomas es sólo por un asunto salarial o presupuestario. No es así, estudiantes y profesores tienen bien claro que el gobierno tiene un proyecto para colocar a las universidades al servicio de una ideología. Para ello han ensayado varias estrategias, la primera fue un nuevo marco legal que intenta que las elecciones sean paritarias, un viejo anhelo que, cuando lo han logrado, han abatido el nivel de modo catastrófico y existen ejemplos vivos de ello en Nicaragua y Honduras. En el mundo existen varias formas de elegir rectores o decanos, y como en las Fuerzas Armadas, el clero o las empresas, eso no se hace por votación popular. ¿Se imaginan a los soldados eligiendo por votación a sus generales? o ¿al Papa mediante una suerte de plesbicito universal?. Pues no es posible, como tampoco lo es que el voto de un estudiante (y ellos lo entienden) decida si su profesor debe aprobar o no un examen doctoral. En las universidades el sistema de méritos es fundamental, cuenta más el conocimiento que la popularidad.

La autonomía universitaria nació como un principio básico para impedir que el caudillo de turno decidiera quién era la persona más idónea para ejecer el cargo de profesor, jefe de cátedra o departamento, Director, Decano o Rector. Con el tiempo se fue calificando el cargo y en la actualidad, y en buena parte del mundo, es necesario un postgrado para acceder a ciertos cargos y un doctorado, que implica unos 4 años más de estudios, para ocupar un cargo directivo. De igual modo para ascender a Coronel y luego a General se suele exigir uno o más cursos de Estado Mayor, antiguedad , es decir experiencia, y buenas credenciales en el servicio. Tampoco se llega a Obispo, Cardenal o Papa sin estudios adicionales y servicios distinguidos, más allá de aquellos realizados en el Seminario. Pues bien, como el partido de gobierno, por su estrechez ideológica no gana elecciones dentro de las universidades, la idea es rebajarlas y someterlas, silenciarlas para que no exista libertad de cátedra, de expresión y menos aún, diversidad de pensamiento. Históricamente todos los dictadores y caudillos han encontrado muy incómoda la libertad que emana de las casas de estudio. ¿Que la autonomía tiene defectos? Nadie lo niega, uno puede imaginar diversos sistemas para la administración académica y económica de las universidades, pero ninguno parecido al que quiere imponer el gobierno actual.

Todo esto viene empaquetado con los cambios en los textos de primaria y secundaria, con las imposiciones y controles a la educación privada, con las agresiones a los empresarios, con el amordazamiento de los medios de comunicación, con las limitaciones a la propiedad privada, al libre comercio y a la competencia. A darles título de médico a quién solo estudia tres años y aprende bastante marxismo, aunque no le hayan enseñado como tomarle la temperatura a un paciente y menos la diferencia entre diagnóstico y pronóstico. Sabían ustedes que las autoridades educativas consideran inconveniente que exista competencia entre los estudiantes, que no les gustan las Olimpiadas Matemáticas o las becas por mérito. Ellos piensan que todos deben ser iguales aunque no lo sean, en nuestro lenguaje eso se llama "nivelar por abajo" y hacer tal cosa paga dividendos electorales, pero no hace que el país progrese.

Las universidades, en todo el mundo, son sujetas a un escrutinio por parte de expertos (no a votación popular) y no todas obtienen la misma calificación. Compiten, o tratan de hacerlo cuando cuentan con los recursos, para atraer a los mejores profesores e investigadores, también tratan de captar a los estudiantes con mayor potencial y tener los empleados más eficientes para darle, al fin, calidad a la labor académica. Sin duda los recursos son importantes, hay que pagarle bien a quien tiene la mejor preparación y credenciales, es necesario dotar laboratorios y biblotecas, tener buenos salones y mejores jardines, cultivar y estimular el intelecto, las artes y todo aquello que contribuya a un proceso educativo de excelencia.

El premio de la FAO

Carlos Machado Allison
El Universal, 2 de julio de 2013

Poco tardó la FAO en aclarar el asunto del premio. El mismo no toma en cuenta el origen de los alimentos, sino la disponibilidad de calorías y el modo en que se distribuyen, señala el organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Si ese es el único criterio, entonces Venezuela lo ha cumplido ya que ha aumentado la disponibilidad de calorías gracias a enormes importaciones y subsidios.

Pero el premio resulta paradójico porque en la definición de seguridad alimentaria (FAO, 1995) se encuentra la regularidad del suministro y aquí éste es tan epiléptico que hasta el BCV reconoce que el índice de escasez anda por el 20%. En segundo lugar, porque en esa misma definición se hace referencia al acceso, es decir a la capacidad de compra y no a subsidios volátiles. Además la FAO proclama la necesidad de aumentar la producción local y fortalecer los derechos de propiedad, cosa que no ocurre en Venezuela. Tampoco contempla las calorías que consumen los venezolanos en la búsqueda de alimentos, la demanda de agua generada por las colas, el costo del transporte y las horas laborables perdidas mientras se busca algún producto. Ni, aunque admite que le preocupa, la tasa de inflación en alimentos que de mantener el ritmo actual, se aproximará al 100% en éste año.

El premio no considera la sostenibilidad, criterio valorado por FAO, es decir el mantenimiento constante e intergeneracional de la producción con bajo impacto ambiental y adecuadas tecnologías. Ignora la calidad de la alimentación ya que el incremento reciente es principalmente en carbohidratos, grasa y azúcares y, hasta fines del año pasado, también aves y huevos. El aporte de las frutas ha disminuido, así como el de raíces y tubérculos frescos y el de las hortalizas ha tenido poco cambio. También ignora el gasto innecesario en divisas y la corrupción.

Se obvia la calidad final de los productos y los servicios conexos. Estamos mejor que en el África subsahariana, pero muy mal cuando nos comparamos con otros países de la región. Visitar un supermercado, uno a cielo abierto, un mercal o un mercado municipal es un tormento: pocos empleados pueden orientar al cliente, sólo saben donde están los productos del pasillo asignado, los gerentes están escondidos en sus oficinas, productos maltratados, cajas o latas abolladas, vegetales marchitos o descompuestos, papas con tierra, pimentones salpicados, naranjas de aspecto lamentable, cambures aporreados y tubérculos con hongos y bacterias, quesos de oscuro origen. Los guacales descargados como si fueran piedras y no alimentos. Los cambios positivos de la década de 1990, que marcaron un gran adelanto en las técnicas de los supermercados, se está perdiendo: “No encontramos mano de obra adecuada,La rotación es muy elevada” son argumentos válidos, pero no suficientes. Las fallas del sistema de suministro, hacen que las pérdidas finales, en punto de venta y hogar sean muy elevadas. La FAO debería modificar las bases del premio y así lograr un impacto positivo en las cadenas agroalimentarias.

La Universidad

Carlos Machado Allison

El Universal, 17 de junio de 2013

Echarle mano a las universidades siempre ha sido un objetivo de los gobiernos totalitarios. Hacer que florezcan y apoyarlas, esencial para gobiernos democráticos y progresistas. Un historia muy larga para plasmarla en 3000 caracteres, pero casi todos los lectores saben donde se encuentran Oxford, Harvard, Cambridge y La Sorbona, otras de gran antigüedad y prestigio están en Italia, Alemania, Dinamarca, Francia, Suecia, Holanda, Suiza y Japón donde el nivel de vida es elevado y además generan, en concierto con el sector productivo, casi toda la ciencia y la tecnología del mundo. Un profesor ocupa una posición de prestigio, la sociedad aprecia y entiende cual es su papel. Su remuneración es adecuada, realiza su trabajo en un ambiente apropiado y cuenta con implementos para cumplir su misión.

Las universidades y sus profesores han sido acorraladas y hasta liquidadas por gobiernos que odian el conocimiento, científico o humanístico, abierto al análisis y la crítica que sólo puede realizarse en libertad. Cuando los nazis persiguieron a los profesores judíos, estos migraron hacia occidente; cuando en la Unión Soviética intentaron someter a los profesores al credo oficial, cientos migraron y una escuela rusa de geneticistas hicieron que la agricultura del Nuevo Mundo fuera tan exitosa que luego la Unión Soviética tuvo que importar los granos. A nuestras universidades llegaron exilados de la postguerra y de las dictaduras latinoamericanas.

Las universidades autónomas, junto al IVIC, producen el 81% de la ciencia del país, forman a los mejores profesionales y preservan el acervo cultural de la nación. Amable lector, pregúntele a su médico, dentista o abogado: ¿Dónde se graduó usted? Hágalo también con el ingeniero o el arquitecto, vea donde se graduó el historiador, el sociólogo o el literato. ¿Quienes construyen, producen o ponen a funcionar las industrias? Gómez las cerró, Pérez Jiménez hizo otro tanto porque no les gustaba la libertad. La paradoja es que los peores enemigos de la universidad obtuvieron, gratis, sus títulos en las casas que quieren destruir. Algunos hasta han sido profesores, pero domina el culto al ideal oficial: un montón de aulas, miles de estudiantes apiñados, sin laboratorios, bibliotecas, baños o exámenes de admisión, tomando carreras cortas mirando afiches del Che por doquier. ¡Así se hace Patria!

Que futuros médicos no tengan acceso al conocimiento moderno, que los odontólogos carezcan de equipos adecuados, que en los laboratorios de química o biología no existan reactivos o que en las carreras humanísticas no se puedan obtener textos y revistas, no importa. Que nuestros mejores docentes e investigadores malpagados y maltratados, estén migrando a Colombia, Chile, España, Francia o los Estados Unidos, tampoco les interesa. ¡Mejor que se vayan, ladra alguno de ellos, así no criticarán tanto! Para qué industria, agricultura y universidades si tenemos de los verdes para importar. Que tomen el avión en Maiquetía y así forjaremos un pueblo pobre, ignorante y sin papel sanitario.

jueves, 16 de mayo de 2013

Negociaciones agroalimentarias: gobierno y productores

Negociaciones agroalimentarias: gobierno y productores

Carlos Machado Allison
16 de mayo, 2013

Por más de una década hemos venido clamando a través de la prensa, radio, televisión y en éste blog, por una política agroalimentaria diferente. Los gremios, industrias, productores individuales y economistas hicieron toda clase de esfuerzos, pero fue en vano. No se pedían milagros, apenas una política que genere confianza en los productores del campo y en la agroindustria como ha venido ocurriendo en Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú y hasta en Bolivia, países que en la última década han elevado su producción y exportaciones generando empleo y riqueza al interior y no pocas divisas en los mercados internacionales. En esos países, nuestros socios de Mercosur, los gobiernos han negociado y establecido reglas de juego macroeconómicas que han impulsado tanto a la agricultura como a la agroindustria.

En Venezuela ocurrió lo opuesto y el resultado es obvio: escasez de numerosos productos, gasto elevadísimo en divisas y una tasa de inflación enorme, mayor en alimentos que en otros productos. La participación del gobierno en la producción primaria no dio buenos resultados, pero si un gasto de buenas proporciones. El desarrollo de plantas de procesamiento estatales resultó lento y oneroso, allí están los bien conocidos casos de los nuevos centrales azucareros, mientras que aquellas plantas que fueron nacionalizadas, como todo el mundo esperaba, deben ser subsidiadas por el erario público.

La fuga de talento ha sido bien importante debido a los bajos sueldos en las universidades, la falta de recursos para investigar y las turbulencias ideológicas que han abatido a algunos centros de investigación. Los cambios en la ley de Ciencia y Tecnología fueron fatales. El control de cambio, el de precios, los excesivos controles, la monopolización de buena parte de los insumos y algunas cosas más, abatieron la producción y postergaron las inversiones. De 1.500 millones de dólares en importación de productos agrícolas y agroindustriales, pasamos a 8.120 millones en el 2012 y no alcanza. La producción de arroz, maíz, caña de azúcar y carne bovina descendieron entre 30 y 50% y a la par el acceso a las divisas para importar trigo, azúcar, aceite, leche en polvo, maíz forrajero y otras materias primas se hizo engorroso y lento, primero por las barreras burocráticas, ahora a éstas se suma la escasez de dólares.

Pero al final, porque el costo electoral fue elevado y el que viene lo será más aún, el gobierno ha decidido sentarse a conversar con los productores y la agroindustria. Si los acuerdos avanzan, en el curso de 2013, más no de inmediato, podríamos ver alguna mejoría en el abastecimiento y de mantenerse abierto el diálogo quizás para fines del 2014 o en el 2015 sea posible ver algunos resultados. Reponer inventarios mediante la rápida liberación de divisas puede tener efecto en un lapso de tres a seis meses de acuerdo al producto, pero elevar la producción nacional será un proceso más lento e irregular. En primer término dependerá del precio ofrecido a los productores, la disponibilidad de insumos, luego del tiempo requerido para la siembra, la cosecha o la cría. Son lapsos que se miden en meses y a veces en años. Más cortos en arroz y hortalizas, lentos en ciertas frutas, intermedios en maíz y sorgo, largos en caña de azúcar, ganadería vacuna y por consiguiente también en leche.

Pero es un paso importante si se lleva a cabo con consistencia será un camino más seguro, pero a la meta no se llega de modo instantáneo y si tienen alguna duda pues pregunten a los Chinos, analicen como se recuperó la producción de alimentos en Polonia o en Ucrania, acudan a sus amigos como Lula da Silva y los presidentes de Brasil que lo precedieron en el proceso de transformar a su país en una potencia alimentaria mundial. No esperen demasiado de la cooperación internacional, ésta ayuda, pero no resuelve. Esperen bastante de la capacidad instalada, de los productores y de la agroindustria, ellos no sólo ayudan, sino que pueden resolver.

No es suficiente criticar a la economía rentista, hay que hacer cosas bien concretas para diversificar la producción nacional.

jueves, 25 de abril de 2013

Una cacerola vacía suena mejor

Una cacerola vacía suena mejor

Carlos Machado Allison
El Universal, 22 de abril de 2012

Difícil concentrarse en la escritura con al cacerolazo que estoy escuchando, pero debo enviar el artículo en las próximas horas. Ayer, igual, mis vecinos, como millones de venezolanos golpean con energía ollas y sartenes. Son dos las protestas, la primera es contra el abuso que se transforma en fraude e irrespeto a la voluntad popular. La otra, practicada en otras latitudes, tiene que ver con la escasez y la implacable inflación en los alimentos. Las leyes de la física establecen que una cacerola vacía al ser golpeada genera más decibeles que una llena.

Estos cacerolazos tienen más energía que las del pasado. Ayer el concierto duró una hora completa y el de hoy parece que se va a prolongar bastante. Hay un nuevo liderazgo en la oposición y una sordera impresionante en el gobierno. Los discursos, declaraciones y actitudes muestran la agresividad que genera el temor. “La cosa se está poniendo fea” dice un asesor inteligente a los ministros de la economía. “Tanto, mi hermano que están preocupados en La Habana y hay que consultarles que hacer, porque por éste camino la crisis es inevitable y allá esperan su cuota”.

No importa, responde el Monje, la revolución necesita ser alimentada con pobres y al ritmo actual, tarde o temprano nos fortaleceremos ya que la comida es cada día más costosa, fallan algunos medicamentos y el camino hacia el comunismo es cada día más claro. “No me parece compañero, ¿acaso no viste que los votos del PCV fueron como 200.000 menos que cuando Chávez?”. No importa, responde el Monje pensando que en Nicaragua cuanto más hambre había, más votos recibían los sandinistas a pesar de las largas colas para acceder a los paquetes con arroz y frijoles que venían de la ayuda europea o las caravanas de evangélicos norteamericanos que trataban de echarle una mano al pueblo hambriento. “Viejo, entiende que la gente se cansa y los dólares del petróleo no alcanzan, tenemos que dialogar, hay que buscar modos de mantener el discurso revolucionario y aumentar la producción. Eso hizo el PRI en México y conservó el poder”. No, dice el Monje, tenemos que ser firmes, asienten tres ministros con poca convicción porque ellos, también escuchan los cacerolazos.

Hablan con Maduro para decidir que hacer. Él responde que va a pensar y consultar por que la cosa no resultó como le contaron. ¿Cómo es eso que después de 14 años, 7,2 millones de venezolanos, más aquellos que le pillaron el voto, sean de extrema derecha, pitiyanquis, magnicidas, saboteadores, burguesitos y apátridas al mismo tiempo? Suena el teléfono, es Lula, otra vez, fastidioso, con sus consejos de cómo gobernar. Timbra el de color rojo y Raúl dice: “Mi sangre, arregla tu negocio por que a mí no me vas a dejar sin pesos”. Sigue sonando el teléfono y con un ruido de cacerolas como fondo, el empresario boliburgués más importante le dice algo parecido a lo de Lula, mientras por el otro lado escucha un grito: ¡Dale duro Maduro, todos a la cárcel!!!!

jueves, 11 de abril de 2013

No es fácil



No es fácil
Carlos Machado Allison
El Universal 9 de abril de 2013

Faltan pocos días para las elecciones y la gran mayoría ya ha decidido por quién va a votar. Muchos consignarán su voto animados por emociones, una minoría lo hará tomando en cuenta los balances lógicos de una u otra candidatura. Es lamentable, pero nuestros compatriotas, de nuevo en su mayoría, no están motivados por un pensamiento a largo plazo, disfrutan más del insulto o el chiste, que del discurso técnico de economistas, politólogos, sociólogos o historiadores.

Un candidato se encarama en la imagen de su predecesor, enaltecido como semidios, figura mítica, héroe capaz de emitir a través del éter efluvios fantásticos, expresarse como un ave, suerte de emulación del Espíritu Santo. Pancartas, camisetas, imágenes, cosas parecidas a templos y una masa fervorosa que votará por él. Casi tres lustros de populismo, ofertas, becas, ayudas, manos extendidas, inexistencia de leyes, autoridades, valores, trabajo y sacrificios. El clientelismo exacerbado a su máximo nivel, la corrupción, económica y moral, la compra de voluntades y la venta de esperanzas, pagando buenos dividendos. El candidato usa a discreción poderes públicos, recursos del Estado y hasta cuenta con bandas armadas capaces de amedrentar a mucha gente.

El otro trata de vencer a la mentira desnudando situaciones, alertando sobre la inseguridad, la inflación galopante, la escasez y otros males que golpean, física y económicamente a los venezolanos. Apunta a la recuperación, demanda que el elector piense en valores, medite sobre el mediano y largo plazo, sobre la educación y el futuro de los hijos. Eso lo entiende una parte importante de la clase media, obreros y empleados, en especial quienes tienen un trabajo regular y una aspiración de progreso. Lo entiende el emprendedor, los propietarios, agricultores, industriales, comerciantes formales, profesores, profesionales, constructores y quienes se desempeñan en el mundo formal de los servicios y la producción.

Le cuesta un mundo conseguir recursos, no tiene seguidores fanáticos – o son bien pocos – y debe decir cosas satisfactorias para 30 o más agrupaciones de electores. Su tarea es difícil, tiene que captar indecisos, estimular a los vagos sempiternos que no les gusta hacer cola para votar, y calarse a petulantes que condicionan su voto a que Capriles haga o diga lo que a él le parece importante. Además, atraer al diez o quince por ciento de quienes votaron por Chávez en la elección pasada.

El triunfador deberá enfrentar las deudas del Estado, controlar la inflación, reducir la escasez, generar empleo, atraer la inversión, crear nuevas empresas, reducir el gasto público, poner orden en el sistema judicial, las policías y cárceles del país, a la par de rescatar el sistema educativo y poner a la nación en sintonía con el resto de América Latina. Si no puede, en dos o tres años veremos un colapso de magnitud impredecible. Como dice Leopoldo Castillo, esto no es fácil porque alcanzar cosas buenas siempre demanda un esfuerzo.

cemacallison@gmail.com

viernes, 5 de abril de 2013

Visita al supermercado


Visita al supermercado: Escasez, carestía y baja calidad

4 de abril de 2013

La política agrícola a “realazos” sigue a marcha de vencedores. Como si fuera gran cosa el gobierno ofrece un subsidio (Bs 1,30 por kilogramo) a los productores de arroz; Protinal agradece la rápida intervención del gobierno para la adjudicación de divisas lo que permitirá adquirir forraje para la producción de pollos que se encontraba comprometida. Cavidea se defiende ya que el gobierno trata de culpar a los industriales del fracaso de sus políticas. La adjudicación de divisas es un proceso lento y complejo: cada trámite requiere alrededor de 200 días. Así que como la materia prima es en buena medida importada, los venezolanos compran y comen por pulsos, los mejores pulsos están siempre vinculados a las elecciones. El BCV informa sobre el desabastecimiento al Presidente (E).

Esa agroindustria tan criticada paga mejores salarios que el gobierno, tanto que EFE le cancela a un ayudante de producción un salario superior al de un Profesor Titular de la UCV y un mecánico de primera gana el doble (El Universal, 4.4.2013). No es nada absurda la demanda de los profesores de un incremento de sueldo del 100%. Ayer fui a un supermercado. No había café molido, ni azúcar, tampoco queso amarillo importado (nacional tampoco) y finalmente apareció la mantequilla importada (80 Bs la barra de 200 grs, unos US$ 13) con un incremento de precio superior al 100%. Desde luego tampoco encontré la marca buscada de leche larga duración y me llevé algo de queso blanco nacional (sin marca, no pasteurizado) pagando algo más de 120 Bs el kilogramo (US$ 18). Los embutidos ya son productos de lujo.

La única harina precocida era la “integral”, es decir la mezcla de maíz, arroz y afrecho, harina de trigo no había y la estantería de pastas estaba medio vacía. Había papas (con un 5% aproximadamente de tierra) y las cebollas estaban baratas. Los enlatados oscilan entre 24 y 50 Bs, (entre 3,50 y 7,50 US$) y precios impagables para los pobres o la clase media. Como es natural en ese establecimiento y otros similares, una proporción elevada de las lechosas estaban medio podridas, los mangos demasiado verdes, los pimentones muy llamativos pero salpicados de lodo, plátanos y cambures aporreados y así sucesivamente. La inflación oficial en marzo fue de 2,8%, la mía, superó el 15% ya que mi consumo de productos regulados es muy bajo. El precio internacional de la leche en polvo está en alza y posiblemente el largo invierno boreal determinará aumento en el precio del trigo. En la panadería más cercana hace dos meses que no hay canillas (precio regulado), sólo pan campesino a 12 Bs (casi US$ 2,00) la pieza. Mientras tanto la producción nacional (en volumen) no aumentó mucho más del 1% lo que no compensa las caídas de 2009, 2010 y 2011.

jueves, 28 de marzo de 2013

Elecciones en Venezuela: Abril de 2013

Abril, un mes crítico

Carlos Machado Allison

Como consecuencia del fallecimiento del Presidente Electo, se han convocado elecciones presidenciales para el próximo 14 de abril. La oposición unida presenta como candidato, por segunda vez, a Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda y ex-alcalde del Municipio Baruta. El PSUV, siguiendo el testamento político de Hugo Chávez, ha lanzado al ruedo a Nicolás Maduro. El primero cuenta con el apoyo de la MUD que a su vez agrupa un elevado número de partidos políticos y grupos de electores; el segundo al PSUV, el Partido Comunista, el MEP y otros grupos de izquierda.

Maduro hereda de su antecesor 14 años de inflación, inseguridad personal, atentados contra la propiedad, crecimiento monumental del aparato burocrático y del número de empresas del Estado. La deuda pública ha crecido en una magnitud inimaginable en un país que ha recibido miles de millones de dólares gracias al elevado precio del petróleo. También hereda una política exterior con nuevos amigos (Cuba, Irán, Siria, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Uruguay, Bielorusia, Rusia, Corea del Norte) y conflictos, oscilantes en magnitud y duración, con los Estados Unidos, Inglaterra, México, Chile, Colombia, Honduras, Paraguay y otros. También hereda un deterioro importante en la producción industrial y agrícola, un crecimiento notable en las importaciones, acompañados por devaluación de la moneda, control de cambio, control de precios y un expediente terrible en materia judicial, educativa y de intolerancia ideológica. También hereda, y hay que admitirlo, un crecimiento en la disponibilidad de alimentos -gracias a la importación-reducción de la pobreza extrema y una política habitacional que comenzó a dar frutos tardíos, pero electoralmente atractivos en el año 2012. Su campaña estará basada en la carismática imagen de Hugo Chávez.

También hereda el apoyo de todos los poderes públicos que, sin rubor, han puesto a su disposición, como lo hicieron en el pasado, enormes recursos a pesar de que tal conducta viola la Constitución.

Capriles representa valores tradicionales, una gran sensibilidad social y en su paso por la gobernación de Miranda ha dejado una buena imagen en materia de vivienda popular, educación y servicios sociales. Tendrá el apoyo de la izquierda moderada, socialdemócratas, socialcristianos, grupos del centro, buena parte de la clase media, profesores, maestros, escritores, artistas y la gran mayoría de los comerciantes, industriales y productores agrícolas. Representa la no-reelección, la libertad de expresión, un Estado más pequeño y eficiente, firmes derechos de propiedad, libertad de comercio y estímulo a la producción nacional de bienes y servicios por parte del sector privado.

En síntesis el populismo socialista vs la democracia moderna.
Lágrimas de sangre

Carlos Machado Allison

Vamos a llorar lágrimas de sangre dijo el economista José Guerra y en otros términos, pero con el mismo sentido, se han pronunciado los economistas, politólogos y analistas más destacados. Creo que sólo se equivocan en el tiempo verbal porque que ya estamos llorando al ver billetes convertidos en humo cuando vamos al mercado, a la farmacia o al pagar la factura de algún servicio. El señor Maduro ignora esas cosas, sólo se ocupa de revoluciones, evocaciones del líder que ya no está, e improperios hacia la oposición.

¿Qué quiere la gente? ¿Qué aspira cuando atisba hacia el futuro? Pues pocas y precisas son las ambiciones que nos quedan, las otras, tan diversas como lo que cada individuo o familia quiere, o se han venido a menos, o han desaparecido. Es tan poquito lo que queremos en éste país disminuido, que a veces me siento transportado hacia un remoto pasado. La gran mayoría de los venezolanos aspira llegar vivo a su casa, tenerle confianza a la policía o a las fuerzas armadas. No le sirven discursitos patrioteros, evocaciones a Negro I y menos aún, las loas genuflexas a la minusválida isla del Caribe que hacen de nuestra soberanía un chiste. La mayoría ya no aguanta ni la inflación, ni la escasez, la inexistencia de una oferta de trabajo digno y bien remunerado. Tampoco aguantan la mala atención hospitalaria, los huecos en las calles y el caos de las ciudades.

Catorce años del socialismo del siglo XXI, corrupción y pillaje han dejado al país vuelto un asco. Lo que queda de la educación, atrasada, mediatizada e ideologizada, hace que nuestro futuro esté comprometido. La agricultura, la industria y las universidades, maltrechas. El país endeudado y azotado por un enjambre de jejenes que nos chupan la sangre. Maiquetía vista como puerto de escape y algunos frustrados, ya no saben a quien culpar de su desgracia. Los optimistas creen que el gobierno aprendió lecciones y que si gana Maduro, habrá un viraje en las políticas. Otros están conscientes de la inexistencia de rutas fáciles o loterías y que el cambio hay que ganarlo a través de votos y participación activa en el proceso electoral.

Hay quién piensa que somos imbéciles o masoquistas. ¿Es usted masoquista o imbécil? ¿No entiende que si no se transforma en un ciudadano activo puede perder bienes, amores y valores? ¿Le gusta seguir las órdenes que vienen de La Habana? ¿Disfruta cuando las estadísticas nos colocan entre los países fallidos, las economías de menor desarrollo, los menos competitivos y como si fuera poco como uno de los sitios más peligrosos del planeta?  Pues diga que no, que no es imbécil, que quiere a su país, a su familia y a sí mismo. Queda menos de un mes y el 14 de abril no se puede quedar nadie en su casa llorando lágrimas de sangre o de cocodrilo. Capriles no es un caudillo, de ésos ya tuvimos bastante, es el comienzo de un camino, pero eso, está en tus manos.

No importa si eres joven o viejo, porque nadie va a hacer tu trabajo.

cemacallison@gmail.com

jueves, 21 de marzo de 2013

El milagro de los alimentos

Carlos Machado Allison
marzo de 2013

Ha ocurrido un milagro, sin haberme entrenado en un gimnasio, ni haber tomado el curso de Charles Atlas, hoy cargué sin mayor dificultad las bolsas del mercado. Hace tres meses necesitaba la ayuda de uno de esos muchachos que llevan las bolsas hasta el automóvil en un carrito, hoy lo hice sin ayuda. ¿La causa? Pues simplemente la inflación. Hice una compra de casi 1000 Bs (los que eran fuertes), equivalentes a la mitad del sueldo de alguien que gana salario mínimo. Obviamente no compré los productos más costosos, pero sí algunos bien pesados como cambures, lechosa, leche UHT, jabón para lavar, cloro y alguna cosa más. No encontré mantequilla (la de verdad), limité la compra de queso porque estaba a 150 el kilo y por fortuna, a mi edad, no necesito comer mucha carne (91 el kilo). Pero sí necesitaba unos limones (Bs 35 el kilo), un aguacate (Bs 46) y unas galletas que, por el precio, debieron haber sido preparadas con polvo de oro y no con harina. Quería unos jojotos dulces y no me importaba que fueran congelados o empacados, pero no había, tampoco leche en polvo y...bueno ¿qué decir? Triunfó la revolución y ahora tenemos plena seguridad y soberanía alimentaria. Ya no necesito ayuda para hacer el mercado. La venta de alimentos procesados disminuyó 2,5% el mes pasado y con una devaluación de más del 40%, el segundo trimestre del año nos depara muchas sorpresas.

¿Nuevo record en importación de alimentos en Venezuela?

Carlos Machado Allison
21 de marzo de 2013

Si proyectamos las cifras del INE (enero-octubre de 2012) para el cierre del año la importación de alimentos y otros productos agrícolas como forrajes superará los 8 mil millones de dólares. También fué un año muy especial ya que las importaciones totales superaron los 50 mil millones de dólares, cerraron el SITME y ahora viene un nuevo sistema para adquiri divisas. Pero, desde luego no para el ciudadano, ni tampoco para el pequeño empresario ya que para acceder a ellas hay que estar inscrito en el RUSAD.

El ministro Giordani confesó (no hay mejor término) que el estado venezolano liquidó 25.000 millones de dólares por el SITME y que los mismos terminaron en manos de los burgueses, etc., etc que con ellos compraron chatarra. Terrible confesión ya que para importar cualquier cosa hay que pasar por el escrutinio de las autoridades, cumplir mil y un requisitos y luego, en las aduanas, se verifica que lo importado se ajusta a lo solicitado. ¿Será que el gobierno otorga dólares para chatarra y luego la acepta en la aduana? En caso contrario el ministro y demás funcionarios deberían renunciar por incompetentes o algo peor....

El Opinador

El opinador

El Universal, Caracas, 12 de marzo de 2012

Carlos Machado Allison


Quienes tenemos un espacio en los medios de comunicación enfrentamos un oficio  complejo y con frecuencia lo que se escribe no es bien recibido por una proporción de los lectores, mientras que otra, no menos importante, desearía que uno le diera respuesta a sus inquietudes.

Tal cosa es imposible, especialmente cuando las inquietudes son tantas como las que nos abruman en este momento. El columnista opina, no posee una bola de cristal y tampoco domina todos los temas, lo que aspira es estimular reflexiones sobre lo que acontece. En los últimos tres meses, gracias al secreto oficial, buena parte de los venezolanos han tenido su atención centrada en la salud del Presidente o en las consecuencias de la misma, pero por razones muy distintas. Unos por el temor de perder sus prebendas, ingresos o canonjías, otros por el miedo de no tener acceso a las mismas o, peor aún, a perder el empleo, no recibir un aumento de sueldo, no encontrar la comida o las medicinas indispensables. Domina la incertidumbre, corren los rumores más disímiles, aumenta la venta de ansiolíticos y adivinadores, astrólogos y similares viven su mejor momento. Mientras tanto el país cae en picada porque cuando la incertidumbre domina, los inversionistas se retiran, las decisiones se postergan y parte de la sociedad se paraliza.

También es importante el contexto en el cual se expresa una opinión. La misma puede ser muy importante en un día, y dejar de serlo en la siguiente década. En su momento, el estado de salud y deceso de Franco, Stalin, Tito, Mao, Gómez, Roosvelt o Alejandro Magno, por citar algunos que enfermaron en el pináculo del poder, generó angustia e incertidumbre, tanto para seguidores como para opositores. Después quedó el registro histórico de lo trascendente y al olvido se sumieron las semanas o meses de la enfermedad, las noticias, silencios o especulaciones del momento. ¿Cuál será el impacto de Hugo Chávez? Sin duda importante, su figura estará presente por mucho tiempo. Apenas asomo la pregunta, la respuesta quedará a juicio de cada lector y de ese juez implacable que es el tiempo.

En cadena he escuchado testimonios que comienzan por el elogio, en muchos casos sincero: “padre, amor, heredero de Bolívar, el que se ocupó de nosotros, el que nunca morirá por que lo llevo en el corazón”. Luego, la agresión o la amenaza explícita contra “los secuaces del imperio, los golpistas, tengan cuidado los opositores, los estamos vigilando…”. El no comulgar con la doctrina es delito, la instigación al odio es evidente. También vale preguntar ¿Quién gana y quién pierde en éste juego de rumores, testimonios y especulaciones? No será el pueblo porque un sordo caos se asoma, un gobierno que aún no es, ya amedrenta y cuando tal cosa ocurre, casi siempre pierden todos. Entramos en una nueva etapa, la consolidación de lo vivido en la década pasada, o el reto de encontrar un nuevo rumbo por la única vía que conocemos: el voto y la democracia.

martes, 29 de enero de 2013

Mala música y peor comida

Mala música y peor comida

El Universal, 28/1/2013

Carlos Machado Allison

Por razones diversas hay quién piensa que el suministro de alimentos es un asunto simple. Suponen que en el trópico basta con lanzar una semilla en cualquier parte para lograr una abundante producción, o que el gobierno arroje algún dólar al mercado internacional para solucionar el problema. Un sistema agroalimentario saludable y eficiente necesita, como una orquesta, muchos ejecutantes bien entrenados, satisfechos con su labor, bien remunerados, tecnológicamente dotados, con visión global y de largo plazo. El director de la orquesta tiene que ser inteligente, conocer las particularidades de cada instrumento, de cada músico y tomar en consideración los gustos del público y el precio de la entrada.

Desde hace una década los consumidores, tienen problemas para acceder a la comida. Aunque alguien diga que 20% de desabastecimiento es “aceptable” y que 25% de inflación es menos que 30, lo cierto es que el derecho a la alimentación ha estado muy comprometido. Así está, porque como país, estamos haciendo muy mal todas las cosas que tienen que ver con la comida. Arrastrados por estupidez, los dogmas, la arrogancia derivada de lo fácil que es hacerse con dólares petroleros y la ignorancia supina de lo que significa un sistema agroalimentario saludable, entonces postergamos decisiones y colocamos todas las culpas en cosas tan falsas como manidas: especulación, acaparamiento y usura.

¿Qué debemos hacer para que los venezolanos dispongan de alimentos variados, a precio razonable y en cantidad adecuada? Para comenzar es necesario que los productores primarios tengan sólidos derechos de propiedad sobre sus tierras, libre acceso a semillas, insumos, tecnología moderna, crédito y certeza de poder producir a largo plazo y con una razonable utilidad. Luego es imprescindible que la infraestructura tenga calidad: carreteras, centros de acopio, cadena de frío, libre circulación de los productos, control de calidad y normas sanitarias. Productores y transportistas deben trabajar en sintonía, como los violines, flautas y trombones de la orquesta, para que los productos lleguen sanos y salvos a la agroindustria o a los mercados. El director de la orquesta debe armonizar, crear condiciones adecuadas, negociar soluciones y entender que un estómago lleno a precio razonable, es mejor política que un modelo ideológico y económico que produce más votos que alimentos y más ilusiones que empleos. Los venezolanos están condenados a ir todos los días a un establecimiento donde la comida es mala y la música peor.

El atraso alimentario es patente: divisas gastadas, baja calidad de los productos, escasez, inflación, asimetrías en el consumo, costo burocrático y baja competitividad. La orquesta desafinada, instrumentos obsoletos y batuta corroída, toca un patético potpourri acompañado por una voz aguardientosa que murmura “Todo a media luz, cuesta abajo en la rodada, una percha en el cogote y la comida tan cara que mi bolsillo enfermo ya no da más”

lunes, 31 de diciembre de 2012

NUEVO LIBRO

Estuve ausente del blog por un tiempo, pero ahora, víspera del nuevo año, lo retomo y los primero que deseo compartir con los amigos lectores, es la publicación de un nuevo libro. Pero, al menos parte del mismo no es tan nuevo y me explico. En 2004 publiqué, sólo para distribución en Venezuela, la saga histórica "La Casa de Altagracia" (691 páginas). La novela cubre la historia de una familia venezolana a través de los eventos del lapso 1750-1828, antes, durante y después de la guerra de independencia. La misma se agotó un par de años después.

Ahora se añade la continuación (1828-1863) tiempo de incertidumbre, caudillos y la guerra federal. Muchos pasajes de la novela se vinculan a la realidad actual de Venezuela: falta de derechos de propiedad, el caudillismo, el abuso desde el poder central y la fragilidad de las instituciones.

En diciembre de 2012, hace un mes, una editorial internacional, COGNITIO BOOKS adquiere los derechos del primer libro y su continuación. Los publica como e-Book (también disponible en papel a pedido) en forma de tres volumenes que están siendo distribuidos por Amazon, Barnes&Noble, a Kindle, Kobo, iBookstore y otras organizaciones similares. En las páginas WEB de estas organizaciones se indica como adquirirlo (e-book o papel).

Por ahora, el libro sólo estará disponible a través de la red internacional de distribución.

martes, 11 de septiembre de 2012

Después de las elecciones

Después de las elecciones

El Universal, 11 de septiembre de 2012

Carlos Machado Allison

Cuando esta nota se publique faltarán tres semanas para las elecciones y estarán lloviendo ofertas, ofensas y promesas. ¿Qué harán el triunfador y el derrotado? En el pasado esto era predecible, el derrotado pasaba a la “reserva” de su partido y tenía la opción de reactivarse cinco años después, seguir siendo dirigente de su tolda política o regresar a su profesión inicial. Alguno optó por el retiro total, pero todos aceptaron los resultados en la tradición del sistema democrático. Uslar Pietri retornó a la literatura, Piñerúa y Caldera a la política, Betancourt, Leoni y Pérez pasaron a ser centro de consultas o referencias obligatorias y hay quienes siguen activos en la vida nacional, como Eduardo Fernández y Andrés Velázquez.

Creo que es predecible lo que haría Capriles, pero no tengo ni la más pálida idea de cual será la conducta de Chávez si, como bien podría ser, resulta derrotado en los próximos comicios. ¿Pasará a retiro? ¿Se transformará en el líder de la oposición? ¿Tomará el último vuelo con rumbo a su amada Habana? Para especular sobre estas cosas hay una pregunta que corre de boca en boca en estos días: ¿Aceptará la derrota como lo hicieron Barrios, Piñerúa, Fernández, Velázquez y Caldera más de una vez? O gritará que su propia gente y sistema lo traicionó? No tengo respuesta porque el hombre y el contexto son diferentes.  No forma parte de generaciones como las de 1919, 1928, o la de las juventudes universitarias de 1958, que tenían como norte libertad, los derechos humanos, el combate a la pobreza, el progreso económico del país, la educación y otros valores trascendentales qué luego dejaron más del 90% de la infraestructura y las instituciones del país.

Acompasado por un costoso aquelarre de símbolos, eventos y pancartas, nos deja una zarrapastrosa administración del erario público: Amuay, Yare, El Rodeo, Cavim, narcotráfico, corrupción, jueces fugados, 19.000 asesinatos por año, centralización del poder, abusos, intimidación, inflación, desabastecimiento, irrespeto a la propiedad privada, abatimiento de la producción y fuga de talento.

En el pasado dominó el respeto entre ganadores y perdedores, no sólo candidatos y dirigentes, sino también entre electores. Excepciones, las había, pero eran eso, casos aquí y allá de intolerancia, pero la mayoría, concluida la emocional pugna electoral, retornaba al equilibrio dinámico que caracteriza a las democracias. Equilibrio que es ahora más importante que nunca, porque el país debe ser reconstruido, la confianza reestablecida, la honestidad y la justicia, rescatadas. Es necesario aumentar la producción y el empleo digno. El daño ha sido enorme, el país está como un mueble abandonado, carcomido y cojitranco. Las instituciones no están en mejor estado que las carreteras, los puentes, las cárceles y la educación: es el legado de casi tres lustros de retroceso. Una juventud sin puentes, ni futuro, harta de la verborrea preñada de ilusiones, sabrá bien por quién votar.

viernes, 20 de julio de 2012

Demasiado gasto en alimentos

El 37,1% del ingreso familiar está dedicado a la adquisición de alimentos de acuerdo al BCV. Este es el promedio nacional y por consiguiente el gasto de los más pobres es aún mayor. Esta proporción corresponde a un país muy pobre ya que en los industrializados el gasto oscila entre el 12 y el 20%. En el nuestro, gracias a la inflación, el acto de comer es relativamente más caro que en muchos países. Tanto que, a la tasa oficial, una hamburguesa (combo) cuesta US$ 14,88 y un litro de leche de larga duración US$ 2,61. En México, por ejemplo, ese mismo litro de leche cuesta la mitad.

viernes, 22 de junio de 2012

Sumando votos: el salón oscuro

Sumando votos: el salón oscuro

El Universal, 19 de junio de 2012

Carlos Machado Allison
                                           
Mala democracia es aquella en la cual hay que tener uno o más testigos en cada mesa y ocho ojos vigilando cables, operadores, cajas de cartón, mientras personajes tenebrosos y uniformados supuestamente “garantizan” la seguridad de los electores. ¿Por qué milicianos en un acto de civiles?  Mala democracia es aquella donde cuatro de los cinco jueces electorales están comprometidos con el partido de gobierno, así como la fiscalía y la sala electoral del TSJ.

Usted vota en una mesa, el dedo en la máquina captahuellas como si fuera un delincuente, toca un sensor y aparece una papeleta, vea bien que haya sido impreso el nombre de su candidato y colóquelo en la caja. Regrese a la hora del cierre y si la milicia lo deja, vaya al sitio donde se contarán los votos y se emitirá el acta. Allí comenzará la oscuridad programada, angustiosa espera ya que toda la información llegará a esa cosa llamada la sala de totalización. Resulta que es delito adelantar información, no se puede divulgar el resultado de los “éxit-polls”, ninguna encuestadora, partido, periódico, televisora o grupo de ciudadanos puede informar sobre lo que ocurre ¿por qué ese silencio sobre un acto público, civil, diseñado para ser transparente? Yo exijo como ciudadano saber, minuto a minuto, que ocurre en Achaguas, Zaraza o Barinitas, en Petare o en la mesa en que voté, vivimos en la era de la informática. Lo  que pido es posible y deseable.

¿Porque ese proceso no puede ser transmitido “en vivo”, en eso que llaman “tiempo real” y que el ciudadano, frente al televisor, como ocurre en otros países, siga al instante, como se desarrolla el proceso? Hemos visto como se van moviendo las cifras en las elecciones de otros países: en un recuadro el total por entidad federal, en otro el porcentaje, abajo la estimación de un canal o de una consultora, en el centro el locutor invitando comentaristas a opinar sobre lo ocurrido en un sitio y lo que puede acontecer en otro. Cuando se hacen oficiales los resultados ya todo el mundo los conoce, países donde no hay “sala de totalización” accesible para algunos privilegiados, ni mensajero que lleve la cifra al presidente a ver como reacciona. Ya todos saben cual fue el resultado por municipio o estado. No existe “primer boletín”, no hay “segundo boletín” dos días después, o un tercero que nunca llega. Casi siempre, esa misma tarde, el candidato derrotado hace público su reconocimiento y el triunfador lo felicita por su noble actitud.

Aquí, “adelantar” resultados es delito porque “supuestamente” influye en quien aún no ha votado, pero no el hacer listas, intimidar funcionarios, enviar pandillas para amedrentar a los electores o violar la Constitución. Pero no importa, vamos a votar masivamente para cambiar esas cosas, para tener democracia, para que no existan excluidos, ni listas, ni poderes sumisos, para tener un país de ciudadanos y no de marionetas. Capriles no es un caudillo, es un ciudadano.