7 de agosto de 2011
Los sistemas agroalimentarios son complejos. Nadie lo niega y las políticas públicas con frecuencia son asimétricas, a veces están más satisfechos los productores, otras veces los consumidores o la agroindustria. Pero comenzando agosto del 2011 todos muestran su insatisfacción con el gobierno. La industria no puede producir aceite a 12,99 y luego colocarlo en los mercados a 7,80 como ordena el gobierno. Tampoco vender harina precocida de maíz a 3,37 cuando cuesta 3,91 y pronto vendrá un incremento al productor. Lo mismo ocurre con las pastas, el gobierno pretende que industrias y mercados pierdan para mantener el precio regulado. Al final, escasez, desaparición de las marcas más populares, disminución en la oferta y un consumidor furioso.
Ya durante la semana protestaron los productores primarios. No encuentran suficientes insumos para fertilizar o controlar plagas. El precio de los productos frescos subió más de 12% en julio y el promedio para todos los los alimentos fue 4,8%. Los productores de café informan que la cosecha sigue bajando y que el gobierno deberá importar como un millón de quintales para cubrir la demanda nacional de 1,8 millones de quintales. ¿Razones? Más de una, pero entre las más importantes es que el gobierno reguló el precio a los productores y estos reciben algo así como 66% menos que el precio internacional. En 2010 la producción bajó a 1,1 millones de quintales, el promedio de las últimas décadas se encontraba por encima de 1,6 millones.
Tampoco se consigue carne al precio regulado. Si desea un corte de primera, deberá pagar tres veces más. El precio del pescado es astronómico, fórmulas infantiles y alimentos procesados, por las nubes. Hacer dieta por razones de salud es demasiado costoso y el mensaje del gobierno pareciera ser coma más aceite, harina y azúcares, no se le ocurra hacer una ensalada ni comerse una ración de fruta.
El ministro Osorio dice, sin rubor, que todo esto es resultado del capitalismo salvaje y acusa a todo el mundo: la culpa es de Cavidea, de Fedecámaras, de Cavilac..."Ellos apuestan a que se elimine el control de los alimentos" declaró (El Universal, domingo 7 de agosto). Yo creo que esto es resultado del socialismo salvaje matizado de mercantilismo, permisología e intervención del gobierno en los asuntos privados. Casi una década de control de precios, de divisas, un gobierno que se dedica a importar, distribuir, confiscar, etc. Se dedica a todo, menos a gobernar y dejar en paz a los ciudadanos.