La alternativa agrícola
Septiembre 2009, Diario El Universal
Carlos Machado Allison
Gracias a la editorial Libros Marcados y Tal Cual, ya se encuentra en las librerías mi nuevo libro: La alternativa agrícola. Parte de una colección en la que los editores solicitaron a los autores escribir, del modo más sencillo, sobre las alternativas existentes frente a las políticas públicas y las realidades que vive y sufre el país. Loable iniciativa, todos debemos contribuir en la búsqueda de soluciones.
El libro contiene tres secciones: mitos, realidades y opciones. Un mito suele ser una idea nunca realizada o un cuento con visos de realidad que al final se desmorona por la inexistencia de evidencia o resultados. La realidad se mide con cifras. Entre los mitos destacamos aquello de que nunca se sembró el petróleo ya que hubo lapsos en que si se hizo y la agricultura creció con vigor; otro mito es que la intervención del gobierno, como productor, procesador, importador y distribuidor garantiza el autoabastecimiento y la soberanía alimentaria. Los resultados están a la vista: enorme inflación en alimentos, episodios de desabastecimiento y crecimiento de las importaciones, mientras gastamos mucho dinero en fundos, cooperativas y empresas socialistas intentando, sin éxito, sustituir al sector privado. Antes de la política de desarrollo endógeno, autoabastecimiento y soberanía, las importaciones agrícolas eran de unos 1.300 millones de dólares, para el 2008 habían crecido a la enorme cifra de 7.500 millones y la producción nacional se encuentra estancada. Es tiempo de revisar las causas de éste gran fracaso.
Otro mito es aquel que intenta culpar de todos nuestros males a la crisis internacional, los biocombustibles y los imperios. La realidad es que en la última década Brasil, Argentina, Colombia, Chile y México se han transformado en grandes productores y exportadores de alimentos, así que hay que ver con cuidado que han hecho nuestros países hermanos para tener éxito donde nosotros hemos fracasado.
Aquí aparecen las opciones ya que estos países han diversificado sus economías fortaleciendo derechos de propiedad y estimulando inversiones a largo plazo. Hacen investigación básica y desarrollo tecnológico, preservan sus recursos humanos, facilitan los negocios, reducen regulaciones y obstáculos, estimulan la exportación y descentralizan las operaciones. La seguridad alimentaria se basa más en la generación de empleo y riqueza que en la intervención del gobierno en espacios que le corresponden al sector privado y a la iniciativa individual. Poseen programas sociales de ayuda a los sectores más necesitados. Al margen de la ideología del gobierno de turno, han mantenido políticas y acciones de largo plazo y, con sus excepciones, los gobiernos se han ocupado de gobernar y el sector privado de producir. Quienes siembran soya, maíz, café, vino y hortalizas en Brasil, Argentina, Chile, Colombia y México cuentan con el apoyo de gobiernos que mantienen un diálogo abierto con ellos. No siempre es fácil, pero productores y gobiernos empujan la carreta en la misma dirección y al final el éxito es el resultado.
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