Carlos Machado Allison
16 de mayo de 2011
El VP Jaua declaró que el 95% de las fincas recuperadas por el gobierno “son ahora punta de lanza del desarrollo tecnológico agroindustrial y agrícola del país” (Diario El Universal, 16 de mayo de 2011). Además, en contra de lo señalado por las víctimas del despojo oficialista, agregó que las mismas “estaban abandonadas”. Tiene razón el actual VP y ministro, cuando se inició el despojo, al señalar que cuenta ahora con 3 millones de hectáreas para realizar sus planes y garantizar el suministro de alimentos a los venezolanos. El problema es que no lo ha logrado.
16 de mayo de 2011
El VP Jaua declaró que el 95% de las fincas recuperadas por el gobierno “son ahora punta de lanza del desarrollo tecnológico agroindustrial y agrícola del país” (Diario El Universal
Pues bien, la superficie total dedicada a la producción agrícola vegetal en Venezuela ha oscilado entre 1, 5 y 2, 0 millones de hectáreas en la última década. El valor más bajo corresponde al último año (2010) y el más elevado al 2008 cuando la faena de “recuperaciones” estaba en su apogeo. Uno debe suponer que la planificación central y estratégica del todopoderoso gobierno debía haber dedicado una fracción importante de esa superficie a la producción vegetal y de haber sido así, deberíamos haber roto todos los registros de producción de rubros anuales.
Lo señalamos porque el VP dijo “punta de lanza del desarrollo tecnológico”, en otras palabras el empleo intensivo de maquinaria, semillas híbridas de primera, sistemas de riego inteligentes, nivelación laser y para no aburrir al lector, los centenares de tecnologías disponibles para producir cereales, oleaginosas de ciclo corto, hortalizas, frijoles, papas, caraotas y quien sabe cuantas cosas más. En los últimos años el gobierno ha suscrito acuerdos “tecnológicos” con Irán, Brasil, China, Argentina, Uruguay y quién sabe con cuantos otros países. En materia tecnológica nadie sabe por donde anda, ni que hace, el satélite Simón Bolívar y lo que si sabemos es que la fuga de talento es enorme.
Pero resulta que la realidad indica un descenso en la producción de arroz, maíz, caraotas, azúcar, café y algunas hortalizas. Cierto es que se han realizado grandes compras de tractores y que en ciertos sitios han surgido, como hongos, grandes galpones para producir bajo condiciones controladas, hortalizas y quién sabe que otras cosas. Entonces, ¿dónde están los productos de estas fincas?
También en estos años funestos el gobierno se hizo o desarrolló unos cuantos centrales azucareros y ahora importamos más azúcar que nunca, gastó una pequeña fortuna en el plan café, y ahora importamos 30% del consumo nacional, cuando antes el país era un modesto exportador. De cubrir la totalidad de la demanda interna de carne bovina hemos pasado a importar alrededor del 50% del consumo nacional. La producción de arroz disminuyó al menos un 40% y si de tecnología se trata, recordemos que en Venezuela está prohibida la siembra de plantas transgénicas (maíz y soya, por ejemplo) pero no se prohíbe la importación de maíz forrajero o aceite procedentes de las mismas.
El VP Jaua parece olvidar que la población venezolana se las arreglaba bastante bien con US$ 75 anuales por persona en importación de alimentos y que ahora se requiere gastar más de 200. La factura anual oscilaba entre 1, 3 y 2, 0 mil millones de dólares y en 2008 llegó, a la asombrosa cifra de 7, 4 mil millones.
Olvida que en la década previa al actual gobierno, con el petróleo a un precio ínfimo, no ocurrieron episodios de desabastecimiento y se diversificó la oferta de los mismos. Ahora cuando no falta leche, carecemos de aceite (hace más de dos semanas que no hay), que la carne de primera amaneció hoy a 56 Bs F el kilogramo y que hasta hace unos días el aguacate estaba entre 60 y 80. Cebollas, pimentones y tomates también alcanzaron en 2010 y comienzos del 2011 el mayor precio en la historia, las panaderías no han recibido trigo, la mantequilla nacional es más costosa que la francesa y buena parte de la leche de larga duración procede de Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay y México. No es comida, pero desde hace dos semanas no es posible encontrar Listerine o cualquier antiséptico bucal, tampoco es comida, pero el costo de las medicinas está por la nubes, así como las servilletas, el papel higiénico y las fórmulas infantiles especiales. La inflación en alimentos, en los últimos tres años, es de 100% ¿un gran éxito?
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