Diario El Universal, 8 de junio de 2011
Carlos Machado Allison
Señor Presidente: Juan Varela (1824-1905) plasmó en una de sus epístolas ésta frase: El fin principal de la sociedad es el bienestar de cuantos individuos la componen, y nada es más eficaz para lograr este fin que el desenvolvimiento de nuestras facultades espirituales y físicas. La instrucción, pues, debe considerarse como un deber social”
Por ello, nadie tiene tanta responsabilidad en ese particular como usted. Porque le corresponde garantizar que del gobierno dimanen políticas, estrategias y recursos para que los ciudadanos reciban la mejor educación. Eso se logra, señor Presidente, con buenos y bien pagados maestros y profesores trabajando en un ambiente adecuado y con escuelas, liceos y universidades con servicios e instalaciones que estimulen el desarrollo intelectual de los alumnos. Le recuerdo, aunque usted bien lo sabe, que los docentes de la nación reciben un salario infame y que los alumnos acuden a instalaciones apestosas e inseguras, donde rara vez hay un baño que funcione, rodeados de zancudos, basura y vendedores de drogas. ¿Será que se olvidó de las Escuelas Bolivarianas de doble turno y con abundante comida? ¿Qué ocurrió con el programa de alimentación escolar? La medida de un buen gobierno es la calidad de la enseñanza, la de un buen país, la cultura de sus ciudadanos.
Una proporción de los egresados de los liceos públicos en lugar de clases reciben un sello que dice “exonerado” en matemáticas, física y química. Hoy existen bachilleres que pretenden ingresar a la universidad sin haber leído nunca un libro, con graves carencias en su lenguaje, con dificultades hasta para entender el más sencillo párrafo de un periódico. Muchos niños abandonan temprano la escuela, en particular si en ella no hay comida, y al llegar a la adolescencia, pasan a engrosar esa masa de cuasi-analfabetos que mueren o matan temprano en la vida. El año pasado fueron asesinados 15.000 venezolanos, la mayoría jóvenes de escasa educación y los asesinos, casi todos aún en libertad, tienen un perfil educativo similar al de la mayoría de sus víctimas. Los criminales se alimentan de la pobreza y la ignorancia, pero a veces y éste parece ser el caso, existen gobiernos que encuentran harto conveniente que la mayoría de los ciudadanos sean pobres e ignorantes. El pobre nunca es libre, el ignorante tampoco.
¿Será por eso que trata de imponer la educación militar, la falsificación de la historia y los textos ideologizados para subdesarrollar intelectualmente a nuestros jóvenes? Ignorancia, pobreza y conductas de secta, definen ciudadanos sumisos, manejables, dependientes y adquiribles con cualquier miseria en forma de misión. Quizás por eso en su panteón personal figuran como héroes los mandamás de Libia, Corea del Norte, Bielorusia, Cuba y Siria ¿Sabía usted que el 99% de las personas que pasan hambre se encuentran en países donde falta democracia, instituciones y educación?
Sí, yo creo que lo sabe, los integrantes de su gabinete también.
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