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Los precios de los productos básicos crecieron de forma acusada de nuevo en agosto de 2010, debido a que las menores cosechas en zonas productoras clave y unas existencias bajas redujeron la oferta disponible, y la recuperación del crecimiento económico en economías en desarrollo y emergentes apuntaló la demanda.
El periodo de alta volatilidad en los mercados de productos agrícolas básicos ha entrado en su quinto año consecutivo. Unos precios altos y volátiles y lo que suponen en cuanto a inseguridad alimentaria están evidentemente entre los principales problemas a que hacen frente los gobiernos en la actualidad. Esta preocupación
se reflejó en los debates de la cumbre del G20 de noviembre de 2010 en Seúl y en las propuestas de actuación que se prepararon para su estudio en la reunión de ministros de agricultura de junio de 2011 en París.
Estas Perspectivas son moderadamente optimistas, respecto a que los precios de productos básicos bajen de los niveles de 2010-2011 a medida que los mercados respondan a los altos precios y las consiguientes oportunidades de beneficio. Las cosechas de este año son críticas, pero devolver el equilibrio al mercado requerirá más tiempo. Hasta que se repongan las existencias, el riesgo de volatilidad al alza sigue siendo elevado. Estas Perspectivas, como en recientes ediciones, sostienen el punto de vista de que los precios de productos básicos agrícolas en términos reales se mantendrán a un nivel elevado durante la próxima década, comparados con la anterior. Una situación prolongada de precios altos podría dificultar la consecución de los objetivos de seguridad alimentaria mundial, situando a los consumidores más pobres más cerca del riesgo de malnutrición.
Unos precios más altos son una señal positiva para un sector que ha venido experimentando bajadas reales en el precio de los productos básicos durante décadas, y supondrán un incentivo para invertir en mejoras de productividad e incrementar la producción para cubrir la creciente demanda de alimentos. Sin embargo, la respuesta de la oferta está condicionada por los costes relativos de los insumos, mientras que los incentivos que traen consigo los precios más elevados a nivel internacional no siempre llegan a los productores debido a los altos costes de transacción o a las políticas nacionales proteccionistas. En algunas importantes regiones productoras, la subida de tipos de cambio también ha afectado a la competitividad de sus sectores
agrícolas limitando los efectos en la producción.
Hay señales de que los costes de producción están aumentando y de que el crecimiento de la productividad se desacelera. Los costes energéticos han aumentado de forma significativa, y también los de los forrajes. Las presiones sobre los recursos, en especial los relacionados con el agua y la tierra, también están en aumento. La tierra disponible para uso agrícola en muchas áreas tradicionales de producción es cada vez menor, y la producción debe extenderse hacia zonas menos desarrolladas y terrenos marginales con menor fertilidad y mayores riesgos de fenómenos atmosféricos adversos. Se necesitan importantes inversiones adicionales en mejoras de productividad para asegurar que el sector podrá cubrir la mayor demanda futura.
Fragmentos del documento.
Comentarios-resumen del algunos aspectos del documento (CMA): 1. Es posible que los precios para la siguiente década sean mayores que los registrados en la precedente; 2. Es necesario que los gobiernos estimulen mayores inversiones en agricultura y la infraestructura requerida; 3. Es necesario incrementar la productividad; 4. Los gobiernos deben tomar medidas para reducir la volatilidad en los precios o el impacto de la misma sobre los sectores más vulnerables; 5. Un incremento en el combustible del 25% tiene un impacto que oscila entre 2 y 7% en el precio de muchos commodities; 6. Es necesaria mayor transparencia en los mercados, menos distorsiones y más información para productores y consumidores.
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