Concluye el año 2011 y los resultados de más de una década de políticas públicas estatizantes, socialistas o como las quiera definir el lector, son evidentes. La producción primaria, bruta o per capita, disminuyó por tercer año consecutivo. A la baja maíz, arroz, café, caña de azúcar, ganadería de carne, raíces, tubérculos y hortalizas cuando se las compara con 2007 y per capita, casi todos cuando la comparación se hace con 2001. En algunos casos la caida ha sido dramática como es el caso de la gandería de carne, café y caña de azúcar; en otros gradual como ha ocurrido con frutas, raíces y tubérculos. Los rubros que muestran estabilidad en su producción per capita, o ligero incremento son pollos, huevos y cerdos. Finalmente encontramos aquellos que tuvieron un incremento hasta el año 2008 y luego ligero descenso, como es el caso de las hortalizas. O un incremento apreciable, como ocurrió con el maíz, para luego desplomarse en los últimos tres años.
Tan abatida está la agricultura que nos atrevemos a apostar que en el 2012 se registrará un ligero incremento. Deberemos tener mejores cifras en arroz y maíz que el pasado año, las abundantes lluvias determinarán cierto incremento en caña de azúcar y la paridad cambiaria de 2011 (más de 60% de devaluación con respecto a 2010) ya está haciendo menos atractiva la importación de carne vacuna y otros rubros.
No se observan cambios tecnológicos importantes y la productividad, como siempre ocurre cuando se controlan precios y no se respetan los derechos de propiedad, se ha estancado hace ya varios años. También ha sido muy negativa la política de acoso a las universidades, la fuga de talento y la reorientación de los centros gubernamentales de investigación. La desaparición de la ley que estimulaba la relación entre el sector productivo y las universidades, también tendrá sus efectos en los próximos años. La nueva ley transforma los aporte en un impuesto y la administración de esos recursos estará en manos del aparato burocrático.
El consumidor ha tenido que enfrentar una inflación de 31,1% (noviembre de 2010 a noviembre de 2011) en los rubros "básicos", pero mucho mayor cuando se incluyen otros productos que para muchos (infantes, cardiópatas, diabéticos, personas de la tercera edad) ha sido mucho mayor. La agroindustria cierra el año con baja en la oferta de 11 de los 19 productos sobre los que se llevan estadísticas con regularidad y en la mayoría de los casos el descenso en las ventas está asociado a la escasez de materia prima o dificultades para mantener inventarios adecuados. Un inventario adecuado es, de acuerdo al gobierno, un acto de "acaparamiento" y el ajuste de precios, cuando el costo internacional de la materia prima sube, un acto de "especulación".
Para atenuar la inflación y garantizar el suministro, el gobierno ha creado docenas de nuevas empresas o establecimientos, se ha apropiado de 3,5 millones de hectáreas, agroindustrias productivas, centros de acopio, flotillas de transporte y además, es importador directo de muchos productos. También han intentado subsidiar a algunos productores y, con mayor intensidad, a su propia red de distribución de alimentos. Más de 30 documentos debe llenar un productor para demostrar que su finca es productiva, se han aprobado leyes para debilitar los derechos de propiedad, crear nuevas instituciones, controlar las divisas, controlar los precios al productor y al consumidor. El resultado final es que el país produce casi 5 millones de toneladas de alimentos menos que hace cinco años y naturalmente la factura de importación ha subido de 2 mil, a tres mil, cuatro mil, siete mil y cinco mil doscientos millones de dólares en los últimos cinco años. El año 2012 es electoral y el gobierno ya ha tomado previsiones presupuestarias para actuar como el principal importador de alimentos. Tratarán de evitar los episodios de anaqueles vacios y el desabastecimiento crónico de algunos productos, ante la evidencia de que cuando esto aumenta, disminuyen los votos.
Gan surgido nuevos negocios en los circuitos agroalimentarios y algunos han resultado ser gratificantes para los nuevos entrantes. La inversión pública ha sido abundante y los bancos están obligados a mantener una cartera agrícola muy elevada, sin embargo la eficiencia del gasto ha sido tan baja que, per capita, Venezuela es el principal importador y el último exportador de América Latina. En el segundo semestre de 2011 aumentó la morosidad en la cartera crediticia, asi como los litigios y el refinanciamiento.
El petróleo da cuenta del 95% de las divisas que ingresan al país. Nunca la dependencia había sido tangrande.
La primera década y los primeros años de la segunda, serán recordados, por productores, agroindustria, distribuidores y consumidores, como la etapa más oscura del sistema agroalimentario venezolano.
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