Abril, un mes crítico
Carlos Machado Allison
Como consecuencia del fallecimiento del Presidente Electo, se han convocado elecciones presidenciales para el próximo 14 de abril. La oposición unida presenta como candidato, por segunda vez, a Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda y ex-alcalde del Municipio Baruta. El PSUV, siguiendo el testamento político de Hugo Chávez, ha lanzado al ruedo a Nicolás Maduro. El primero cuenta con el apoyo de la MUD que a su vez agrupa un elevado número de partidos políticos y grupos de electores; el segundo al PSUV, el Partido Comunista, el MEP y otros grupos de izquierda.
Maduro hereda de su antecesor 14 años de inflación, inseguridad personal, atentados contra la propiedad, crecimiento monumental del aparato burocrático y del número de empresas del Estado. La deuda pública ha crecido en una magnitud inimaginable en un país que ha recibido miles de millones de dólares gracias al elevado precio del petróleo. También hereda una política exterior con nuevos amigos (Cuba, Irán, Siria, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Uruguay, Bielorusia, Rusia, Corea del Norte) y conflictos, oscilantes en magnitud y duración, con los Estados Unidos, Inglaterra, México, Chile, Colombia, Honduras, Paraguay y otros. También hereda un deterioro importante en la producción industrial y agrícola, un crecimiento notable en las importaciones, acompañados por devaluación de la moneda, control de cambio, control de precios y un expediente terrible en materia judicial, educativa y de intolerancia ideológica. También hereda, y hay que admitirlo, un crecimiento en la disponibilidad de alimentos -gracias a la importación-reducción de la pobreza extrema y una política habitacional que comenzó a dar frutos tardíos, pero electoralmente atractivos en el año 2012. Su campaña estará basada en la carismática imagen de Hugo Chávez.
También hereda el apoyo de todos los poderes públicos que, sin rubor, han puesto a su disposición, como lo hicieron en el pasado, enormes recursos a pesar de que tal conducta viola la Constitución.
Capriles representa valores tradicionales, una gran sensibilidad social y en su paso por la gobernación de Miranda ha dejado una buena imagen en materia de vivienda popular, educación y servicios sociales. Tendrá el apoyo de la izquierda moderada, socialdemócratas, socialcristianos, grupos del centro, buena parte de la clase media, profesores, maestros, escritores, artistas y la gran mayoría de los comerciantes, industriales y productores agrícolas. Representa la no-reelección, la libertad de expresión, un Estado más pequeño y eficiente, firmes derechos de propiedad, libertad de comercio y estímulo a la producción nacional de bienes y servicios por parte del sector privado.
En síntesis el populismo socialista vs la democracia moderna.
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