sábado, 22 de mayo de 2010

Venezuela: sistema agroalimentario en crisis




El sistema agroalimentario venezolano se encuentra en crisis. La misma no tiene relación alguna con la oscilación de los precios internacionales, los biocombustibles, el calentamiento global, los problemas económicos de la Unión Europea, la supuesta crisis del sistema capitalista o con fenómenos de acaparamiento o especulación, que, hasta ahora, han sido las explicaciones preferidas del gobierno.

Los hechos son otros y la evidencia no puede ser más nítida:

(1) La producción nacional per capita ha venido descendiendo en forma continua en muchos rubros: carne, caña de azúcar, frutas, raíces y tubérculos. Aumentó en cereales, huevos, pollos de engorde y cerdos hasta el 2008, pero el año pasado se registró un fuerte descenso en maíz y moderado en arroz, debido a factores climáticos;

(2) La capacidad adquisitiva del venezolano aumentó entre 2005 y comienzos del 2009 impulsada por un elevado ingreso petrolero y las políticas salariales que, en efecto, en algunos años ubicaron los incrementos del ingreso a la par o ligeramente por encima de la inflación;

(3) En el último trimestre de 2009 y primero de 2010 se abatió esa capacidad de compra y el consumo disminuyó alrededor de 2,2%, lo que, tabulado per capita, se ubica en 3,8%. En los primeros meses de 2010 los industriales de los alimentos señalan abatimiento en las ventas de un cierto número de rubros.

(4) Al cierre del 2009, aún cuando las cifras oficiales no han sido publicadas, la producción agrícola descendió entre 5 y 9%, tanto en valor, como en tonelaje, si aceptamos como válidas las cifras de las distintas asociaciones de productores (maíz, caña de azúcar, arroz, carne bovina, etc.). El crecimiento poblacional fue de 1,6% (INE) y muy pocos fueron los rubros que crecieron a esa tasa.

(5) Un buen número de productores no puede competir con los alimentos importados a tasa subsidiada (primero 2,15 y ahora 2,60 y 4,30) ya que la paridad (PPA) es decir lo que compra un dólar en Venezuela y lo que compra en el exterior se encuentra entre 5 y 6.

(6) La tasa anualizada de inflación es la mayor de América Latina. En el mes de abril el IPC promedio superó el 5% y el correspondiente a alimentos alcanzó la enorme cifra de 11%. Los estimados para el cierre del 2010 no son inferiores al 35%. El incremento en el salario mínimo aplicado en mayo, no compensa la inflación en alimentos. Dado que los estratos D y E de la población destinan una proporción importante del ingreso familiar a los alimentos, esos fueron los grupos más afectados. El gobierno compensa este impacto a través de las casas de alimentación, distribución gratuita de alimentos y ventas subsidiadas en PDVAL y MERCAL.

(7) El gobierno, a través del INTI y de las fuerzas armadas, sigue utilizando cuanta figura existe en las leyes, o fuera de ellas, para confiscar fincas o empresas procesadoras. Más de 2,5 millones de hectáreas han sido afectadas, ha sido anunciada la adquisición de MONACA y previamente lo hicieron con la cadena de distribución ÉXITO, Los Andes, y hace unos días, FAMA de AMÉRICA, una de las empresas agroindustriales más antiguas del país. En la lista parece que sigue FRIOSA.
Las empresas de Guayana viven una crisis permanente y algunas o han sido cerradas o producen mucho menos que hace cinco años. Los distintos modelos socialistas de producción primaria han fracasado (cooperativas, fundos, etc.). Los cambios en la ley de tierras no hacen otra cosa que incrementar la fragilidad de los derechos de propiedad y el poder del gobierno sobre los individuos.

(8) De modo continuo, para justificar ante la población los episodios de escasez o desabastecimiento, el INDEPABIS, con el apoyo de las fuerzas armadas, confiscan alimentos como ocurrió recientemente en POLAR. Otro sector donde ha sido noticia la intervención del gobierno, en éste caso con arrestos ilegales en el sistema de justicia militar, fueron las carnicerías.

(9) Entre las últimas medidas se encuentra la intervención del mercado cambiario de permuta. El mismo fue creado por el gobierno como mecanismo de escape a las restricciones impuestas por CADIVI para el acceso a las divisas. Al cerrar éste mercado, de cual se nutría con el 30 ó 35% de los importadores que no tenían acceso a los dólares a 2,60 o 4,30 y sin saberse cómo y cuando se abriría el nuevo sistema a través del Banco Central, se ha interrumpido el flujo comercial. Dado que las empresas mantienen inventarios bajos (si son elevados son acusados de acaparadores) es de esperar que el porcentaje de desabastecimiento que ha oscilado entre 14 y 18% en los últimos meses, probablemente aumentará.

(10) Las proyecciones macroeconómicas para el 2010 no son buenas. El gobierno aumentó en 2008 y 2009 la deuda interna y externa, los bonos venezolanos han bajado en los mercados internacionales y el riesgo país ha subido. Más del 90% de las divisas proceden exclusivamente del petróleo. Las exportaciones no tradicionales han disminuido a la mitad. La tasa de desempleo ha aumentado. Chile, ubicado entre los diez primeros países en el índice de libertad económica puede obtener crédito al 2%, Venezuela a más de 11%. Nuestro país se encuentra ubicado entre los diez peores tanto en los índices de competitividad como los de libertad económica. El nivel de confianza ha disminuido y con él, las inversiones.
Hace unos días tres economistas de gran prestigio y seriedad en sus apreciaciones señalaron que no importa que medidas cambiarias se tomen, todas fracasarán. Lo harán porque el problema de la cambio y las divisas son apenas una manifestación de la profunda fractura que sufre la economía venezolana. En cualquier otro país la destitución o renuncia de los ministros de la economía hubiera ocurrido hace tiempo.
Las empresas agroindustriales y los productores practican afanosamente una “gerencia de crisis”, revisando casi diariamente sus tácticas, negociando con el gobierno bajo un clima de intimidación y amenazas, y gastando mucho más de lo debido, para cumplir con la permisología derivada del paquete de leyes destinado a erosionar al sector privado.

Todas las medidas del gobierno, por absurdas que parezcan por su impacto negativo sobre la producción, productividad, inflación y flujos de abastecimiento, son muy consistentes y claramente alineadas en el “camino al socialismo del siglo XXI”. De allí que no sólo sea el sector productivo privado el afectado, sino también las universidades autónomas, el arte y en general el ámbito cultural, o cualquier manifestación de libertad de opinión y acción, que está sometido a un estrangulamiento económico, frecuentes agresiones y actuaciones sesgadas del poder judicial.

martes, 11 de mayo de 2010

Elemental, querido Watson

Diario El Universal, 11 de mayo de 2010

Cada vez que Sherlock Holmes hacía una deducción basada en lo observado, le decía a su inseparable amigo: “Elemental, querido Watson”. Lo que está ocurriendo con la comida en Venezuela es también elemental, no hace falta ser agudo analista, economista de alto vuelo o ministro de planificación para entender por qué esta semana no hay leche, hace quince días no había azúcar, la mantequilla nacional es más cara que la importada y los carniceros han sido, al igual que la Constitución, humillados por INDEPABIS y la fuerza armada. Tampoco se requiere gran profundidad de análisis para saber que el cacareado “salario mínimo más elevado de América Latina”, alrededor de 40 bolívares diarios, no alcanza para comprar medio kilo de aguacate, medio de tomate y un par de cebollas.

Sherlock le explica a Watson: -“De todos es sabido, dilecto amigo, que nadie está dispuesto a vender por debajo del precio en que compró, salvo el gobierno que puede tomar tus impuestos y la renta del petróleo para perder dinero en cada operación. Pero también de todos es sabido que si el gobierno procede así todo el tiempo, al final –gobierno y ciudadanos- estarán arruinados. También es elemental que cuanto más raro sea un producto, más caro pagaremos por él. El oro es más caro que el agua porque existe en menor cantidad y cuando el número de panes, bolsas de azúcar, cartones de leche o kilos de carne es menor de lo que la gente necesita, entonces el precio aumenta.

-“Además, querido Watson, si el gobierno en lugar de promover la producción, le quita la tierra a los productores, la acapara ya que tampoco se la da a los campesinos y además crea un monopolio de importación, será fatal que aumente la escasez, el precio o las dos cosas juntas. Además si el gobierno aumenta el salario, pero no crece la producción, habrá más dinero para comprar y menos productos para vender.

¿Entonces los dólares que entran por el petróleo se van en comida? Sherlock asintió: “En comida, bebida, plantas eléctricas, armas, automóviles, repuestos, celulares, ropa, comisiones y muchas otras cosas más. –“Pero no importa, entran muchos dólares por el petróleo”, Ripostó Watson. -“Por ahora, mi querido amigo, pero no todos vivimos del petróleo y así como usted necesita pacientes para curar y yo crímenes para investigar, el campesino necesita su propiedad para producir y el verdulero tomates para vender. Si el gobierno se hace dueño de todo, al final nada queda para los ciudadanos.” Hizo una pausa, atisbó por la ventana para observar al agente encubierto que lo vigilaba y continuó: “Lo que sí es cierto querido Watson, es que con esta situación, Usted y yo vamos bien. Cada día hay más enfermos que curar y crímenes que resolver.”

-Pero, ¿con qué nos van a pagar los clientes, si estarán todos arruinados? Sherlock se puso la bata de terciopelo de un rojo rojísimo, suspiró con tristeza y señaló: Brillante deducción querido Watson, creo que en efecto no pagarán.

domingo, 9 de mayo de 2010

Inflación en alimentos y la culpa del gobierno





La inflación promedio en abril fue de 5,2%, pero la de los alimentos y bebidas se disparó al 11,2% de acuerdo al Banco Central de Venezuela. Cualquiera de las dos cifras resulta aterradora para los ciudadanos, pero muy especialmente para los pobres que concentran su gasto en comida y transporte. Para ellos, que son la gran mayoría de los venezolanos, la inflación promedio del mes fue 8,4%, es decir les rebajaron el sueldo, la pensión o el ingreso en ese mismo porcentaje. En los primeros cuatro meses del 2010, los venezolanos son 15% más pobres que en diciembre. Pero además también son más pobres porque también el PIB viene en descenso.

Las cadenas agroalimentarias venezolanas están enfermas. El país está enfermo. No existe un circuito agroalimentario en que no tenga uno o más eslabones intervenidos, abatidos, confiscados o simplemente destruídos por el gobierno. El ministro de alimentación no pudo haber sido más nítido y preciso cuando al salir de una reunión con algunos agentes económicos que laboran en el mercado de la carne (buena parte de los productores primarios ausentes) sentenció más o menos así: mi comandante presidente decidió que la comida no es mercancía y luego, difícil esperar otra cosa, amenazó al sector privado con confiscarles sus propiedades o negocios.




Así de simple, una sola persona ha borrado instantáneamente diez milenios de la historia universal.

Como todo el mundo sabe y bajo cualquier interpretación ideológica o económica, los alimentos han sido mercancía desde el Neolítico, cuando el hombre "inventó" la agricultura y con ella creció el comercio entre los pueblos, eso aparentemente nunca existió de acuerdo a la política del gobierno. Para eliminar ese conocimiento no basta con una orden, también es necesario evitar que se difunda y para ello, el gobierno está empleando otros instrumentos: acorralar a las universidades, empobrecer a los profesores para que abandonen sus cátedras y se dediquen a la buhonería o procuren algunas horas en las nuevas universidades donde el único pensamiento que puede ser difundido es el oficial. Por éste camino pronto estará proscrita la teoría de la evolución, desde luego toda referencia a la teoría económica, las estadísticas serán (ya casi lo son) secreto de Estado y la historia, como señaló un peculiarísimo funcionario, será reescrita ahora que tiene en sus manos los archivos de Bolívar y Miranda. Más difícil será ocultar las ideas de Newton.

Ese mismo día el presidente, por televisión, amenazó de nuevo al sector privado y lo culpó directamente de ser responsable por la inflación repitiendo, una vez más los términos de costumbre: capitalismo, acaparamiento, especulación, enemigos, acabar con ellos y así sucesivamente. Ninguno capaz de mirar hacia los resultados de las políticas aplicadas durante una década, ninguna reflexión dirigida a explicarle a los ciudadanos que por los atentados contra la propiedad privada, las acciones de INDEPABIS, el crecimiento del sector improductivo del país, el irresponsable manejo de las finanzas públicas y la incompetencia burocrática, las fincas están produciendo menos alimentos que los demandados por la población. Que por las mismas razones el valor adquisitivo de nuestro dinero cada vez es menor. Que los costos de producción o transacción, son cada vez mayores gracias a leyes, decretos, normas, resoluciones y acciones autoritarias, lamentablemente apoyadas ilegalmente por la fuerza armada. La inflación, los episodios de escasez y el abatimiento de la calidad de los alimentos son, incuestionablemente, producto de las malas políticas y es necesario decirlo sin ambages.

La importación de alimentos y una burocracia pletórica han sido los instrumentos que ha aplicado el gobierno para controlar la inflación. Acciones no sostenibles y que sólo pueden tener efecto temporal. Pero haciendo tal cosa ha eliminado trabajo productivo y valor agregado, substituyendolo por el trabajo improductivo de la burocracia y los militares. Cualquier nación u hogar debe mantener una proporción adecuada entre el trabajo que produce riqueza y el que lo gasta, si disminuyen los que producen y aumentan los que lo gastan, pues la quiebra es el resultado fatal. Quiebra, fracaso, ruina son los términos que usamos para esa situación en los negocios, pero cuando se trata de un país, el resultado se llama pobreza o miseria.

El empresariado se hizo sentir en estos primeros días de mayo y desde Fedecámaras se emitió un alerta sobre la crisis que ya dura dos trimestres y que se acentúa, con las enormes cifras de inflación al cierre de abril. Pero no percibimos acciones importantes dentro del sector privado para atacar el problema y ya en otras oportunidades hemos señalado la necesidad de concertación y acuerdos estratégicos entre los distintos gremios. Cierto que el gobierno aún posee recursos, que el precio del petróleo es elevado, pero no menos cierto es que las cadenas agroproductivas, por su complejidad y para su sostenibilidad, deben procurar relaciones básicas de equilibrio orientadas al largo plazo, que no dependan tanto del gobierno.