Diario El Universal, 11 de mayo de 2010
Cada vez que Sherlock Holmes hacía una deducción basada en lo observado, le decía a su inseparable amigo: “Elemental, querido Watson”. Lo que está ocurriendo con la comida en Venezuela es también elemental, no hace falta ser agudo analista, economista de alto vuelo o ministro de planificación para entender por qué esta semana no hay leche, hace quince días no había azúcar, la mantequilla nacional es más cara que la importada y los carniceros han sido, al igual que la Constitución, humillados por INDEPABIS y la fuerza armada. Tampoco se requiere gran profundidad de análisis para saber que el cacareado “salario mínimo más elevado de América Latina”, alrededor de 40 bolívares diarios, no alcanza para comprar medio kilo de aguacate, medio de tomate y un par de cebollas.
Sherlock le explica a Watson: -“De todos es sabido, dilecto amigo, que nadie está dispuesto a vender por debajo del precio en que compró, salvo el gobierno que puede tomar tus impuestos y la renta del petróleo para perder dinero en cada operación. Pero también de todos es sabido que si el gobierno procede así todo el tiempo, al final –gobierno y ciudadanos- estarán arruinados. También es elemental que cuanto más raro sea un producto, más caro pagaremos por él. El oro es más caro que el agua porque existe en menor cantidad y cuando el número de panes, bolsas de azúcar, cartones de leche o kilos de carne es menor de lo que la gente necesita, entonces el precio aumenta.
-“Además, querido Watson, si el gobierno en lugar de promover la producción, le quita la tierra a los productores, la acapara ya que tampoco se la da a los campesinos y además crea un monopolio de importación, será fatal que aumente la escasez, el precio o las dos cosas juntas. Además si el gobierno aumenta el salario, pero no crece la producción, habrá más dinero para comprar y menos productos para vender.
¿Entonces los dólares que entran por el petróleo se van en comida? Sherlock asintió: “En comida, bebida, plantas eléctricas, armas, automóviles, repuestos, celulares, ropa, comisiones y muchas otras cosas más. –“Pero no importa, entran muchos dólares por el petróleo”, Ripostó Watson. -“Por ahora, mi querido amigo, pero no todos vivimos del petróleo y así como usted necesita pacientes para curar y yo crímenes para investigar, el campesino necesita su propiedad para producir y el verdulero tomates para vender. Si el gobierno se hace dueño de todo, al final nada queda para los ciudadanos.” Hizo una pausa, atisbó por la ventana para observar al agente encubierto que lo vigilaba y continuó: “Lo que sí es cierto querido Watson, es que con esta situación, Usted y yo vamos bien. Cada día hay más enfermos que curar y crímenes que resolver.”
-Pero, ¿con qué nos van a pagar los clientes, si estarán todos arruinados? Sherlock se puso la bata de terciopelo de un rojo rojísimo, suspiró con tristeza y señaló: Brillante deducción querido Watson, creo que en efecto no pagarán.
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