El gobierno pretende liquidar la autonomía universitaria. No es la primera vez que un gobierno dictatorial intenta hacerlo, nuestras universidades sufrieron cierres y allanamientos en el pasado, pero han sobrevivido, algunas por más de dos siglos como es el caso de la UCV. La autonomía resulta intolerable para los enemigos de la libertad y la democracia que no admiten otra forma de pensar que la de su estrecho credo. Ahora la gran paradoja es que los otrora defensores de la autonomía, algunos no por convicción sino para utilizar el recinto para sus pillerías, son sus mayores enemigos. Quién no recuerda al vicepresidente en sus años mozos haciendo de las suyas y escondiéndose en la universidad y como él no pocos jefes del actual régimen que utilizaban nuestra Alma Mater para conspirar. Pero ahora, desde el gobierno, ya no les sirve la libertad de cátedra, de pensamiento, ni los símbolos que les son tan queridos a quienes vemos en la universidad la reserva intelectual del país, el centro de investigación, el espacio donde los jóvenes van a buscar conocimientos y orientación para tener luego una vida útil.
El gobierno desea universidades de segunda y tercera, sin laboratorios o bibliotecas, con profesores dispuestos a adoctrinar a los estudiantes en los dogmas marxistas, fidelistas, maoístas y análogas. No a enseñar que estos personajes existieron y opinaron, no a discutir los escasos éxitos y muchos fracasos de estos líderes, sino a adoctrinar, a formar seguidores fieles y fanáticos sin capacidad crítica o analítica. Estudiantes con camisas rojas dispuestos a festejar cualquier ocurrencia del líder máximo.
Las universidades autónomas y experimentales, junto a las privadas, han formado cientos de miles de ciudadanos. Ahora es necesario el apoyo de todos para defenderlas de este nuevo atropello. Un NO rotundo al proyecto de ley que el gobierno pretende aprobar sin consulta y sin respeto a las libertades.
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