Más leyes, menos comida
Con perversidad se han aprobado leyes para garantizar el desabastecimiento y la carestía
CARLOS MACHADO ALLISON | EL UNIVERSAL
martes 2 de agosto de 2011
Le decía Don Quijote a Sancho Panza cuando ya este era gobernador de la ínsula: "Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas: la una ser bien criado con todos... y la otra procurar la abundancia... que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que el hambre y la carestía".
Ser bien criado con todos significa respetar a la gente, darle valor a los buenos gestos y actuar con equidad con todos los gobernados. Tolerancia y admiración hacia la diversidad de ideas y conductas que caracteriza al género humano, abandonar conductas de secta, aceptar la disidencia y apreciar la libertad. Este gobierno ha tomado el rumbo opuesto, ha dividido a los venezolanos, ha sido intolerante y fanático, autoritario, abusivo y aprovechado. El corazón de los pobres fue animado con promesas, pero también con rencores, haciéndoles pensar que la causa de todas sus penurias no está en los malos gobiernos, sino en quienes han tenido más éxito en la vida. Corazones fatigados por el hambre y la carestía, son menos votos que contar.
Con perversidad
Desde el 2001, sin pausa, pero con perversidad se han aprobado leyes para garantizar el desabastecimiento y la carestía. Destinadas a concentrar el poder y la riqueza en pocas manos, debilitan el derecho a la propiedad, erosionan la libertad de expresión, acción y pensamiento, abaten la calidad de la educación, impiden la construcción de viviendas y nuevas inversiones. La última, mal llamada de costos y precios justos, colocará en manos de un virrey la decisión del precio al cual debe venderse desde una canilla hasta un apartamento, la tonelada de maíz o el kilogramo de harina, honorarios de los plomeros y monto de las propinas, cortes de cabello, viajes en taxi y latas de sardinas. Resultado: menos empleo, más escasez e inflación persistente.
Todo es variable
El costo de un producto o de un servicio depende de la cantidad, la eficiencia, la tecnología empleada, sueldos cancelados; precio y acceso a materia prima e insumos, impuestos y controles, alcabalas y obstáculos con los que este gobierno abruma a su pueblo. Todo es variable, ¿cómo pueden ser únicos los precios?
Quien produce un bien o presta un servicio a pérdida, al poco tiempo estará arruinado y sus trabajadores sin empleo. Cuando se aplique la ley, empresas y personas dejarán de producir, primero los pequeños que no podrán disfrutar de las ventajas del volumen de producción. Cuesta más producir tomates en una hectárea que en 50, es más costoso por unidad; el viaje de un camioncito 350, que en uno de 30 toneladas. Existen diferencias en la calidad de los productos, envases, etiquetas, velocidad con la que son vendidos, impuestos municipales, calidad del asfaltado y suministro de electricidad. Una década de inflación y escasez, fuga de talento, malos servicios y otras desgracias deberían haber enseñado algo, pero ocurre lo contrario.
Más escasez y elevada inflación parecen inevitables.
Ser bien criado con todos significa respetar a la gente, darle valor a los buenos gestos y actuar con equidad con todos los gobernados. Tolerancia y admiración hacia la diversidad de ideas y conductas que caracteriza al género humano, abandonar conductas de secta, aceptar la disidencia y apreciar la libertad. Este gobierno ha tomado el rumbo opuesto, ha dividido a los venezolanos, ha sido intolerante y fanático, autoritario, abusivo y aprovechado. El corazón de los pobres fue animado con promesas, pero también con rencores, haciéndoles pensar que la causa de todas sus penurias no está en los malos gobiernos, sino en quienes han tenido más éxito en la vida. Corazones fatigados por el hambre y la carestía, son menos votos que contar.
Con perversidad
Desde el 2001, sin pausa, pero con perversidad se han aprobado leyes para garantizar el desabastecimiento y la carestía. Destinadas a concentrar el poder y la riqueza en pocas manos, debilitan el derecho a la propiedad, erosionan la libertad de expresión, acción y pensamiento, abaten la calidad de la educación, impiden la construcción de viviendas y nuevas inversiones. La última, mal llamada de costos y precios justos, colocará en manos de un virrey la decisión del precio al cual debe venderse desde una canilla hasta un apartamento, la tonelada de maíz o el kilogramo de harina, honorarios de los plomeros y monto de las propinas, cortes de cabello, viajes en taxi y latas de sardinas. Resultado: menos empleo, más escasez e inflación persistente.
Todo es variable
El costo de un producto o de un servicio depende de la cantidad, la eficiencia, la tecnología empleada, sueldos cancelados; precio y acceso a materia prima e insumos, impuestos y controles, alcabalas y obstáculos con los que este gobierno abruma a su pueblo. Todo es variable, ¿cómo pueden ser únicos los precios?
Quien produce un bien o presta un servicio a pérdida, al poco tiempo estará arruinado y sus trabajadores sin empleo. Cuando se aplique la ley, empresas y personas dejarán de producir, primero los pequeños que no podrán disfrutar de las ventajas del volumen de producción. Cuesta más producir tomates en una hectárea que en 50, es más costoso por unidad; el viaje de un camioncito 350, que en uno de 30 toneladas. Existen diferencias en la calidad de los productos, envases, etiquetas, velocidad con la que son vendidos, impuestos municipales, calidad del asfaltado y suministro de electricidad. Una década de inflación y escasez, fuga de talento, malos servicios y otras desgracias deberían haber enseñado algo, pero ocurre lo contrario.
Más escasez y elevada inflación parecen inevitables.
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