Tremenda revolución sería respetar los derechos de propiedad y simplificar los trámites
CARLOS MACHADO ALLISON | EL UNIVERSAL
martes 19 de julio de 2011
Sr. Presidente, el 10 de julio Ud. dijo que era posible controlar la inflación y que "con correctas políticas se evitará la especulación de los precios", y yo estoy de acuerdo. Donde no concordamos es en el significado de una política correcta, porque la inflación es alimentada por su gobierno y sus políticas erradas. En junio, para no ir muy lejos, la cifra fue 2,5%, pero en la comida llegó a 3,3; una cifra superior a la inflación anual de los países capitalistas y de algunas naciones del tercer mundo.
Son revolucionarios En efecto, la inflación en el Imperio y en países donde no existe control de cambio ni de precios y cuyos Indepabis se ocupan de cosas más útiles que cerrar negocios o impedir que se construyan viviendas, suele ser baja. Esos países son revolucionarios ya que aplican, más o menos, políticas correctas. ¿Cuáles son? Pues bien, la primera es estimular la producción y abrir nuevos mercados, así la oferta de productos es igual o superior a la demanda. Aquí la comida es cara porque el Gobierno no deja en paz a los productores: les quita la tierra, los obliga a tener por lo menos 32 documentos para que un burócrata firme la declaración de finca productiva. Para transportar, procesar y vender alimentos hay muchos otros permisos y alcabalas que cruzar. Al final se produce menos y a mayor costo. Tremenda revolución sería respetar los derechos de propiedad y simplificar los trámites.
La segunda, es que el juego del poder hace que el Gobierno imprima billetes y se endeude sin medida para ganar votos. La tercera y más reciente, es que el precio internacional de los alimentos, empujado por el precio del petróleo y otros factores, ha subido. Y la cuarta, y no menos importante, es que cuando se devalúa la moneda, se necesitan más bolívares para comprar un dólar y entonces el precio aumenta. ¿Especulación? ¿Acaparamiento? La causa está en las políticas. Si la gente piensa que van a devaluar el bolívar, entonces venden más caro para reponer la mercancía. Si piensan que el precio controlado va a ser ajustado, no falta quien guarde mercancía para aprovechar el nuevo precio. Especulación y acaparamiento son consecuencias socialistas del control de cambio y control de precio. Si usted dejara más libertad a la economía no habría incentivo para acaparar. Eso sería una revolución.
Privilegiados Revolución habría si cualquier ciudadano pudiera importar, la competencia entre ellos abarataría los precios, pero como sólo algunos privilegiados reciben los permisos, pues entonces se estimula la corrupción y aumentan los precios. Usted dijo en un discurso que iba a importar vehículos y a venderlos a unos 45 mil bolívares en lugar de cien mil o más: por favor, resérveme uno, porque un carrito de 10.000 dólares cuesta aquí entre 20 y 30.000 unidades del Imperio y uno bien dotado, allá cuesta $25.000 y aquí cerca de $100.000. Por eso es que un kilo de tomate, en muchos países del continente cuesta un dólar y aquí pagamos cuatro. Por eso, Sr. Presidente, es que hay tanta pobreza en el país.
Son revolucionarios En efecto, la inflación en el Imperio y en países donde no existe control de cambio ni de precios y cuyos Indepabis se ocupan de cosas más útiles que cerrar negocios o impedir que se construyan viviendas, suele ser baja. Esos países son revolucionarios ya que aplican, más o menos, políticas correctas. ¿Cuáles son? Pues bien, la primera es estimular la producción y abrir nuevos mercados, así la oferta de productos es igual o superior a la demanda. Aquí la comida es cara porque el Gobierno no deja en paz a los productores: les quita la tierra, los obliga a tener por lo menos 32 documentos para que un burócrata firme la declaración de finca productiva. Para transportar, procesar y vender alimentos hay muchos otros permisos y alcabalas que cruzar. Al final se produce menos y a mayor costo. Tremenda revolución sería respetar los derechos de propiedad y simplificar los trámites.
La segunda, es que el juego del poder hace que el Gobierno imprima billetes y se endeude sin medida para ganar votos. La tercera y más reciente, es que el precio internacional de los alimentos, empujado por el precio del petróleo y otros factores, ha subido. Y la cuarta, y no menos importante, es que cuando se devalúa la moneda, se necesitan más bolívares para comprar un dólar y entonces el precio aumenta. ¿Especulación? ¿Acaparamiento? La causa está en las políticas. Si la gente piensa que van a devaluar el bolívar, entonces venden más caro para reponer la mercancía. Si piensan que el precio controlado va a ser ajustado, no falta quien guarde mercancía para aprovechar el nuevo precio. Especulación y acaparamiento son consecuencias socialistas del control de cambio y control de precio. Si usted dejara más libertad a la economía no habría incentivo para acaparar. Eso sería una revolución.
Privilegiados Revolución habría si cualquier ciudadano pudiera importar, la competencia entre ellos abarataría los precios, pero como sólo algunos privilegiados reciben los permisos, pues entonces se estimula la corrupción y aumentan los precios. Usted dijo en un discurso que iba a importar vehículos y a venderlos a unos 45 mil bolívares en lugar de cien mil o más: por favor, resérveme uno, porque un carrito de 10.000 dólares cuesta aquí entre 20 y 30.000 unidades del Imperio y uno bien dotado, allá cuesta $25.000 y aquí cerca de $100.000. Por eso es que un kilo de tomate, en muchos países del continente cuesta un dólar y aquí pagamos cuatro. Por eso, Sr. Presidente, es que hay tanta pobreza en el país.
Buen día. Dr. Carlos Machado. Intento leer siempre sus comentarios que en mi opinión son muy acertados. Culmine la escolaridad de la maestría en economía, mención políticas agroalimentarias de la ULA Mérida. Trabajo sobre una tesis de agricultura por contrato y nueva ruralidad y cualquier aporte que usted a bien desee realizar será agradecido. atte Ec Carlos Fonseca
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