El Universal, 31 de enero de 2011
Carlos Machado Allison
Se realizó el acto el 23 de enero, asistieron todos los candidatos a las primarias, no cabía la gente en un salón donde sobraba afecto, talento y buena voluntad. Es obvio que no todo venezolano con conocimientos y deseos de ver al país enderezado estaba allí, pero la representación era de primera. Por aquí los que saben de urbanismo, más allá los que dominan el tema de la seguridad, sobraban educadores, médicos, arquitectos, abogados, gente del mundo industrial, del agro y del comercio. Campesinos, obreros, diputados, alcaldes, gobernadores, productores, escritores, investigadores, literatos, promotores y seguidores de cada candidato.
Todos fueron aplaudidos. Los discursos de Ramón Guillermo Aveledo, Marino González y Pedro Benítez, breves, comedidos, coherentes, unitarios y sólidos. Aglutinar partidos, organizaciones, comisiones técnicas y políticas no fue tarea fácil. Los compungidos que apostaron al fracaso, sean bienvenidos a la unidad. No faltó, ni sobró una palabra: Unidad en la diversidad, espacios abiertos para el consenso o el disenso y un acuerdo básico que no dice otra cosa que institucionalidad, legalidad, seguridad, paz, educación y todo en democracia. No al caudillismo, al militarismo, a la imposición, la mentira y el engaño.
¿Qué uno quiere una nueva constitución, cuatro opinan lo contrario y sexto desearía otra ruta? ¿Y a mí que diablos me importa? En primer lugar veamos quién gana la postulación y que argumentos puede haber a favor o en contra de una nueva carta magna. Dice la historia que las treinta o más constituciones que hemos tenido, poco han contribuido al progreso nacional. Mi ideal imposible de constitución es un documento con 20 artículos, que le otorguen poder al ciudadano y que fije claramente que las autoridades no son otra cosa que los administradores – muy temporales – de los bienes del pueblo. Renovables en cada período, no reelegibles al mismo cargo y el presidente, nunca más. Al ex, una pensión vitalicia razonable, que se dedique a organizar alguna fundación, pida perdón y hagamos lecciones de sus malas experiencias.
Leopoldo se retiró, acto razonable e inteligente. Lo hizo dentro de la unidad y arrimará el hombro como debe ser. La gran mayoría de sus seguidores seguirán fieles a la unidad. Aspiro que si algún otro lo hace, su conducta sea exactamente la misma. Ciudadano no deje que lo tomen por idiota, no haga caso de pequeñas intrigas, chismes e incluso de las apetencias y maniobras que nunca faltan, ni han faltado, ni faltarán en cualquier proceso electoral. Eso sí, condene el pescueceo y a los arribistas, critique lo que no le guste, contribuya con sus ideas, haga cosas positivas por su país que mucho necesita ciudadanos de verdad. Vote por la unidad primero, luego por el candidato de su preferencia y finalmente por el triunfador en las primarias. El clarín toca a votar, el redoblante nos anima, la orquesta no calza botas, ni tiene uniforme, el coro es entusiasta, el perfume civil. Hay futuro
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