Candidatos y productores agrícolas
Un cambio, con la más alta prioridad, es garantizar los derechos de propiedad
CARLOS MACHADO ALLISON | EL UNIVERSAL
martes 8 de noviembre de 2011 12:00 AM
Nos aproximamos a la fecha en que se efectuarán las elecciones primarias y se va reduciendo, como era previsible, el número de candidatos. Ha sido un proceso democrático interesante donde no faltó ni calidad ni diversidad, y allí quedan las buenas ideas de quienes se han retirado.
Se reduce la lista de aspirantes, pero van surgiendo propuestas específicas que llenan el vacío que algunos críticos le hacían a la MUD. Quizás algunos no estaban al tanto que cientos de venezolanos, expertos en distintas áreas, iban nutriendo el proceso con planes e ideas para un nuevo gobierno. Unas por la comparación de las enormes carencias del actual con lo que se podría haber ejecutado con más sentido común y menos ideología, otras ejercicios prospectivos inspirados en las tendencias que caracterizan al mundo actual, y no faltan aquellas ajustadas a las realidades del país y a las demandas insatisfechas de los ciudadanos.
Un cambio, con la más alta prioridad, es garantizar los derechos de propiedad ya que la conducta del Gobierno ha limitado las inversiones y reducido la producción y el empleo. Ejemplos tangibles: la producción agrícola e industrial y la construcción de viviendas. Sin garantías sobre la propiedad es muy difícil desarrollar nuevos proyectos en áreas como la ganadería de carne y leche, la producción de caña de azúcar, café y cacao, así como frutales con ciclos largos como cítricos, aguacates o mangos. Tampoco están dispuestos los productores a innovar demasiado o invertir en tecnología, ni los industriales en nuevas plantas o los distribuidores en modernos establecimientos. De allí la elevada inflación, escasez y cuantiosas importaciones.
Están ahogados
Más grave, los pequeños productores están ahogados por el Gobierno al no poder ni alquilar ni enajenar sus parcelas, así como tampoco acudir a la banca privada porque no son propietarios de la tierra. Tampoco reciben entrenamiento y cuando se desarrollan canales de transferencia de tecnología, como Agroisleña, entonces el Gobierno los destruye. El Gobierno dinosaúrico, apenas les "permite", como en la Europa del siglo XIII, cultivar sus pequeños predios y sólo en rubros que algún burócrata supone importantes para el país. Además, con una absurda ley de ciencia y tecnología, y la agresión a las universidades, nos vamos quedando sin investigadores de calidad.
Como si fuera poco, el Gobierno fija los precios al productor y los "ajusta" cuando éstos se encuentran al borde de la quiebra como ha ocurrido con la ganadería y el café, el sorgo y otros productos. Donde el Gobierno no ha intervenido los precios, pero está en camino de hacerlo, no han faltado los productos: hortalizas, frutas, raíces y tubérculos. Aquí las carencias han sido otras, a veces insumos, con frecuencia problemas de riego y drenaje, inseguridad personal y caminos arruinados.
Candidatos de la oposición: manos a la obra que hay mucho que hacer para elevar la calidad del mundo rural, su producción y eficiencia
Se reduce la lista de aspirantes, pero van surgiendo propuestas específicas que llenan el vacío que algunos críticos le hacían a la MUD. Quizás algunos no estaban al tanto que cientos de venezolanos, expertos en distintas áreas, iban nutriendo el proceso con planes e ideas para un nuevo gobierno. Unas por la comparación de las enormes carencias del actual con lo que se podría haber ejecutado con más sentido común y menos ideología, otras ejercicios prospectivos inspirados en las tendencias que caracterizan al mundo actual, y no faltan aquellas ajustadas a las realidades del país y a las demandas insatisfechas de los ciudadanos.
Un cambio, con la más alta prioridad, es garantizar los derechos de propiedad ya que la conducta del Gobierno ha limitado las inversiones y reducido la producción y el empleo. Ejemplos tangibles: la producción agrícola e industrial y la construcción de viviendas. Sin garantías sobre la propiedad es muy difícil desarrollar nuevos proyectos en áreas como la ganadería de carne y leche, la producción de caña de azúcar, café y cacao, así como frutales con ciclos largos como cítricos, aguacates o mangos. Tampoco están dispuestos los productores a innovar demasiado o invertir en tecnología, ni los industriales en nuevas plantas o los distribuidores en modernos establecimientos. De allí la elevada inflación, escasez y cuantiosas importaciones.
Están ahogados
Más grave, los pequeños productores están ahogados por el Gobierno al no poder ni alquilar ni enajenar sus parcelas, así como tampoco acudir a la banca privada porque no son propietarios de la tierra. Tampoco reciben entrenamiento y cuando se desarrollan canales de transferencia de tecnología, como Agroisleña, entonces el Gobierno los destruye. El Gobierno dinosaúrico, apenas les "permite", como en la Europa del siglo XIII, cultivar sus pequeños predios y sólo en rubros que algún burócrata supone importantes para el país. Además, con una absurda ley de ciencia y tecnología, y la agresión a las universidades, nos vamos quedando sin investigadores de calidad.
Como si fuera poco, el Gobierno fija los precios al productor y los "ajusta" cuando éstos se encuentran al borde de la quiebra como ha ocurrido con la ganadería y el café, el sorgo y otros productos. Donde el Gobierno no ha intervenido los precios, pero está en camino de hacerlo, no han faltado los productos: hortalizas, frutas, raíces y tubérculos. Aquí las carencias han sido otras, a veces insumos, con frecuencia problemas de riego y drenaje, inseguridad personal y caminos arruinados.
Candidatos de la oposición: manos a la obra que hay mucho que hacer para elevar la calidad del mundo rural, su producción y eficiencia
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