sábado, 4 de junio de 2011

V Curso Internacional de Ganadería de Doble Propósito, Maracaibo

Diario La Verdad, 4 de junio





Importación atenta contra arroz, maíz y azúcar criolla

El aumento de las compras de productos está relacionado con la baja producción, balanza negativa ocasionada por las restricciones al sector primario. Políticas agrícolas debilitan la producción nacional
Yasmín Ojeda - web@laverdad.com - Maracaibo - 20/05/2011 00:00 20




La balanza de la producción nacional se inclina. Mientras, el Gobierno asegura que aumenta la colocación y distribución de alimentos. Carlos Machado, experto en políticas agroalimentarias y analista del Instituto de Estudios Superiores de Administración, explica la razón.

Las importaciones "crecieron de dos mil millones de dólares, en 2005, hasta un máximo de siete mil 400 millones de dólares en 2008. Y en la actualidad alrededor de seis mil millones de dólares".

Las compras en los mercados internacionales son el aliado del Ejecutivo. Ocultan la "caída" de la producción y para mantener esa complicidad se vale de un incremento de la facturación que afecta los sectores agrarios.

Machado destacó que se debilitó la producción nacional, lo que se cosecha en suelo patrio. Las causas se originaron por el "problema de los derechos de propiedad en Venezuela, la fragilidad  en el derecho y el manejo que ha dado el Gobierno".

El control de precios, de la divisa y la inseguridad jurídica se unieron al círculo de complicaciones que afecta al sector primario. Se impusieron restricciones.

El resultado de esas políticas es el "profundo impacto negativo en la producción. Lo que ha llevado a un incremento notable y de dependencia de las importaciones".

Esto traduce que mientras existe temor y afectación en las unidades productivas, la producción tiende a disminuir. Para cubrir esas fallas de abastecimiento de alimentos, el Gobierno utiliza la importación. Compra a otros países productores.

¿En cuánto cayó?

Machado explica que más de tres millones 500 mil toneladas de azúcar ya no están saliendo de los cultivos nacionales. Desaparecieron cosechas. Hay  "medio millón menos de toneladas de arroz y medio millón menos de maíz". Rubros que tienen "incidencia sobre el volumen de producción" y ofertas de alimentos.

La baja de caña de azúcar es la significativa. En el pasado se cultivaron 10 millones de toneladas. "Ahora son seis millones en los últimos cuatro años". Cuatro millones de toneladas dejan de producirse. Un 40 por ciento menos.

Competencia

Otro de los "problemas" presentes en la caída, resulta de la intervención del Gobierno. El Estado produce, distribuye y fija precios. Una combinación de funciones, una "permanente intervención, en asuntos que son de naturaleza privada, en vez de preocuparse por gobernar".

El experto recalcó, en el Quinto Curso Internacional de Innovación y Tecnología en la Ganadería de Doble Propósito, que el Gobierno "está intentando encargarse de producir, de importar y de sustituir al ciudadano común (agricultores, empresarios) en su actividad productiva".

Datos portuarios reportaron que desde el 2004 el Gobierno aumentó las importaciones. La actividad en los puertos se incrementó. Más de ocho buques al día arribaban con carga, un 50 por ciento con alimentos.

Estadísticas

A 2011 las importaciones de alimentos tocan los seis mil millones de dólares.

La producción de caña de azúcar cayó en cuatro año a 40 por ciento.

Un millón de toneladas de arroz y maíz disminuyó de las cosechas.

Curso Internacional

La Universidad del Zulia, a través de la Facultad de Ciencias Veterinarias y de Agronomía, con la Fundación Girarz y la Fundación Ganadoble, patrocina el Quinto Curso Internacional de Ganadería. Tienen el apoyo de la Gobernación del Zulia, empresas del sector ganadero y gremios.

Hoy continua el evento con los temas de genética y mejoramiento, sanidad, medicina de la producción, comportamiento y bienestar animal.

El sábado las conferencias serán de reproducción y biotecnología, y agronegocios. En las instalaciones de Apuz harán una subasta ganadera.

jueves, 26 de mayo de 2011

Venezuela: el drama de los servicios

El drama de los servicios

Carlos Machado Allison
El Universal, 24 de mayo de 2011

No, apreciado lector. No se trata de los cortes de electricidad, el pavoroso estado de la vialidad nacional o el mes que permaneció parte del estado Vargas sin agua. Tampoco la ínfima calidad de los servicios públicos de educación, salud y seguridad social, o las fallas del Metro. Eso ya usted lo conoce, lo sufre y sabe que la única solución es que en el 2012 tengamos un gobierno diferente.

No sólo se han deteriorado los servicios públicos, sino que esta infección se está extendiendo también al sector privado. Proceso que otros países han conocido. El gobierno hace grandes esfuerzos para acostumbrarnos a vivir mal, entre huecos y basura, a comer sólo aquello que estiman indispensable, a recibir una educación de pésimo nivel para que no podamos entender las virtudes de otras naciones o sociedades. Impregna a la sociedad de malos ejemplos, obras inconclusas, discursos violentos, inflación, pobreza y otros actos que abaten la calidad de la vida de las personas. Nos vamos transformando en una sociedad conformista y sumisa, que se maravilla cuando encuentra aceite y grita de alegría cuando le ofrecen la posibilidad de tener dentro de 20 años una vivienda digna. El sector privado comienza a imitarlo abatiendo la calidad de sus servicios.

Los cajeros de los supermercados en lugar de recibir al cliente con un “buenos días” y una sonrisa, están utilizando el celular. En mis últimos tres viajes internos por avión, ninguno despegó a tiempo, sin explicaciones, ni siquiera una disculpa. Cuando los pasajeros se indignaron, un empleado los amenazó con llamar a la Guardia Nacional. Al preguntar, en el banco, por qué debemos llenar otra planilla, la respuesta “esas son las normas”. Compramos un electrodoméstico y el vendedor señala que la garantía sólo es válida por 24 horas y después, si el aparato no sirve, hay que acudir un distribuidor cuya dirección desconoce. En la farmacia sólo hay una caja en funcionamiento y 30 clientes esperan. En otro establecimiento nos exigen, de mala manera, “cédula y número de teléfono” en el recibo de un pago con tarjeta de débito cuando ya el dinero está en manos del establecimiento. Lograr que una empresa cambiara un celular defectuoso fue un áspero proceso sólo cumplido ante la amenaza de llamar al presidente de la organización.

La comida es lanzada sobre la mesa, los cubiertos en desorden y el mesonero, cuya mirada apunta a cualquier cosa menos al cliente, trae la cuenta cuando llegan los comerciales ya que el cajero está viendo el juego de béisbol. No es extraño ver en los estantes ropa sucia, cartones de leche deteriorados, basura en los pisos y un vendedor que se molesta si les pedimos lo que necesitamos y no lo que está a la vista. Un buen servicio y una atención cortés comienza a ser algo raro en nuestra sociedad, el gobierno estrangula al sector privado y éste, con cierta frecuencia, hace lo mismo con el cliente. Vale protestar, tenemos tanto derecho a un buen gobierno, como a un buen servicio.

domingo, 22 de mayo de 2011

Venezuela: Leche, carne, hortalizas, plátano y maíz bajo el agua

Carlos Machado Allison
22 de mayo de 2011

¿Son las lluvias o es el gobierno central?


Las intensas lluvias han producido pérdidas o han destruido vías en los estados Mérida, Táchira, Zulia y Barinas, así como exceso de agua en Portuguesa, entidad que provee buena parte del maíz, arroz y caña de azúcar.

Cierto que llovió con instensidad, como ha ocurrido varios millones de veces en el mes de mayo cuando los alisios barren nuestro territorio. Cierto que hay un ciclo de La Niña y El Niño, cierto es también que nos afectan tangencialmente, pero todo eso está registrado en las estadísticas y el gobierno debería saberlo y tomar las medidas requeridas.

Pero la vialidad, los canales, puentes y otras obras de infraestructura han sido abandonadas por años. Desde que el gobierno re-centralizó, quitándole potestad a los estados, la situación de los servicios públicos ha empeorado. También contribuye a esta situación el crecimiento de los asentamientos humanos marginales, sobre laderas, en la cercanía de los cauces. También contribuye la política de frontera, ya que la ruptura de relaciones comerciales con Colombia hizo que la vialidad fronteriza fuera menospreciada y no menos el hecho de que el gobierno, ahora apurado y angustiado, le negara recursos a Táchira y Mérida, así como al estado Miranda por el simple hecho de tener gobernadores de la oposición.

El agua cuando cae y corre, no entiende mucho de ideología o de centralización, pero si de la ley de gravedad. Ahora está llegando menos leche al mercado, se han perdido muchas hectáreas de plátano, no se ha sembrado más del 20% del maíz y entre daños por lluvia y problemas para transportar la cosecha, existen problemas con las hortalizas. Y yo, estaba apostando a que éste iba a ser un mejor año agrícola que el 2009 y 2010. Ahora tengo mis dudas.

lunes, 16 de mayo de 2011

Las declaraciones del Vicepresidente Jaua

Carlos Machado Allison
16 de mayo de 2011

El VP Jaua declaró que el 95% de las fincas recuperadas por el gobierno “son ahora punta de lanza del desarrollo tecnológico agroindustrial y agrícola del país” (Diario El Universal, 16 de mayo de 2011). Además, en contra de lo señalado por las víctimas del despojo oficialista, agregó que las mismas “estaban abandonadas”. Tiene razón el actual VP y ministro, cuando se inició el despojo, al señalar que cuenta ahora con 3 millones de hectáreas para realizar sus planes y garantizar el suministro de alimentos a los venezolanos. El problema es que no lo ha logrado.

Pues bien, la superficie total dedicada a la producción agrícola vegetal en Venezuela ha oscilado entre 1,5 y 2,0 millones de hectáreas en la última década. El valor más bajo corresponde al último año (2010) y el más elevado al 2008 cuando la faena de “recuperaciones” estaba en su apogeo. Uno debe suponer que la planificación central y estratégica del todopoderoso gobierno debía haber dedicado una fracción importante de esa superficie a la producción vegetal y de haber sido así, deberíamos haber roto todos los registros de producción de rubros anuales.

Lo señalamos porque el VP dijo “punta de lanza del desarrollo tecnológico, en otras palabras el empleo intensivo de maquinaria, semillas híbridas de primera, sistemas de riego inteligentes, nivelación laser y para no aburrir al lector, los centenares de tecnologías disponibles para producir cereales, oleaginosas de ciclo corto, hortalizas, frijoles, papas, caraotas y quien sabe cuantas cosas más. En los últimos años el gobierno ha suscrito acuerdos “tecnológicos” con Irán, Brasil, China, Argentina, Uruguay y quién sabe con cuantos otros países. En materia tecnológica nadie sabe por donde anda, ni que hace, el satélite Simón Bolívar y lo que si sabemos es que la fuga de talento es enorme.

Pero resulta que la realidad indica un descenso en la producción de arroz, maíz, caraotas, azúcar, café y algunas hortalizas. Cierto es que se han realizado grandes compras de tractores y que en ciertos sitios han surgido, como hongos, grandes galpones para producir bajo condiciones controladas, hortalizas y quién sabe que otras cosas. Entonces, ¿dónde están los productos de estas fincas?

También en estos años funestos el gobierno se hizo o desarrolló unos cuantos centrales azucareros y ahora importamos más azúcar que nunca, gastó una pequeña fortuna en el plan café, y ahora importamos 30% del consumo nacional, cuando antes el país era un modesto exportador. De cubrir la totalidad de la demanda interna de carne bovina hemos pasado a importar alrededor del 50% del consumo nacional. La producción de arroz disminuyó al menos un 40% y si de tecnología se trata, recordemos que en Venezuela está prohibida la siembra de plantas transgénicas (maíz y soya, por ejemplo) pero no se prohíbe la importación de maíz forrajero o aceite procedentes de las mismas.

El VP Jaua parece olvidar que la población venezolana se las arreglaba bastante bien con US$ 75 anuales por persona en importación de alimentos y que ahora se requiere gastar más de 200. La factura anual oscilaba entre 1,3 y 2,0 mil millones de dólares y en 2008 llegó, a la asombrosa cifra de 7,4 mil millones.

Olvida que en la década previa al actual gobierno, con el petróleo a un precio ínfimo, no ocurrieron episodios de desabastecimiento y se diversificó la oferta de los mismos. Ahora cuando no falta leche, carecemos de aceite (hace más de dos semanas que no hay), que la carne de primera amaneció hoy a 56 Bs F el kilogramo y que hasta hace unos días el aguacate estaba entre 60 y 80. Cebollas, pimentones y tomates también alcanzaron en 2010 y comienzos del 2011 el mayor precio en la historia, las panaderías no han recibido trigo, la mantequilla nacional es más costosa que la francesa y buena parte de la leche de larga duración procede de Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay y México. No es comida, pero desde hace dos semanas no es posible encontrar Listerine o cualquier antiséptico bucal, tampoco es comida, pero el costo de las medicinas está por la nubes, así como las servilletas, el papel higiénico y las fórmulas infantiles especiales. La inflación en alimentos, en los últimos tres años, es de 100% ¿un gran éxito?

Esto, Sr VP es el resultado del control de precios, el control de divisas, el mal manejo de la economía, la planificación centralizada, la creación de unidades gubernamentales de producción (las mismas que el Partido Comunista, uno de sus aliados ha denunciado como rotundo fracaso), de la confiscación, expropiación o “recuperación” de tierras, del proceso de monopolización de las cadenas de suministros. En fin de ese socialismo del siglo XXI que tiene, no sólo a la producción de alimentos, sino también al suministro eléctrico, el sistema de salud, la vialidad, la educación pública y la inseguridad personal, en la peor situación de los últimos 50 años

2011 ¿Buen año para la agricultura?

2011 ¿Buen año para la agricultura?

El Universal, 13 de mayo de 2011

Carlos Machado Allison

Quizás el 2011 sea un mejor año agrícola que los dos años precedentes, pero no porque haya mejorado la gestión pública, sino gracias a factores climáticos. En 2009 el país fue afectado por la sequía y en 2010 por exceso de lluvia. Ahora, tras una breve estación seca alterada por lluvias precoces, debería aumentar el volumen de la producción.

Sin embargo, como el balance se hará publico meses antes de las elecciones del 2012, es necesario decir algunas cosas. Primero, que el impacto de las leyes (tierras, seguridad y soberanía alimentaria, entre otras), el control de precios y de divisas, la burocracia y demás elementos del trasnochado socialismo, seguirán limitando la inversión de los ciudadanos que saben producir; Segundo, que existe una diferencia, 3 millones de toneladas o más, entre las cifras del gobierno y las que manejan los productores organizados. Un ministro iluminado por el optimismo o intentando congraciarse, dijo que en 2010 la producción fue de 19 millones de toneladas y que aspiraban llegar a 25 con el “nuevo” plan agrícola. Además no vale registrar el ganado brasilero como nacional en los mataderos, aunque les otorguen cédula al desembarcar. Un cuento como el de la vivienda.

Las cifras que manejan los productores, entre ellos Fedeagro, Fesoca, Fedenaga, los de arroz, de papa y hortalizas, la magnitud de las importaciones y la inflación de los productos agrícolas que fue como del 60%, nos hacen pensar que en el año 2010 la producción interna no superó l5 millones de toneladas, es decir 4 millones menos que la cifra del optimista. Si todo fuera magnífico en el 2011: crédito a tiempo, precio del maíz, arroz y la caña de azúcar satisfactorio para los productores, importante ajuste en el precio del ganado, abatimiento de la inflación, abundancia de agroquímicos y buena asesoría tecnológica, el año podría concluir con un incremento de 2 a 2,5 millones de toneladas para llegar a 17, cifra de hace una década, cuando Venezuela tenía 5 millones menos de bocas que alimentar.

Para que la producción por habitante retorne al mejor año del actual gobierno (2008), debe aumentar en 80% la producción de maíz y arroz, en 50% la de caña de azúcar, 20% la de leche y un porcentaje importante en frutas, hortalizas, café y oleaginosas. “Saltar” a 25 millones en un solo año, requeriría el mayor milagro agrícola visto por la humanidad o ¿el ministro estaba pensando en el 2030? El gobierno se ahorcó en su propia soga, trató de arruinar a los productores y a la agroindustria con la política inflacionaria y ahora no quiere ajustar los precios de acuerdo con la misma. Ahora que los precios internacionales han aumentado, no le queda más remedio que seguir endeudándose para pagar la factura de las importaciones, subsidiar al mercado interno y erogar mucho dinero para cubrir el fracaso financiero de las empresas nacionalizadas o creadas por el gobierno.

sábado, 23 de abril de 2011

Panorama agroalimentario de Venezuela

Abril de 2011

Carlos Machado Allison

Panorama agroalimentario


Existen grandes diferencias entre las cifras que ocasionalmente entrega el gobierno y aquellas de las asociaciones de productores y otras fuentes calificadas. El Ministerio de Agricultura y Tierras ha dejado de publicar los anales que  por décadas generaron las oficinas de estadística del mismo. Así mismo, y por razones difíciles de entender, el BCV también eliminó de sus estadísticas públicas el valor del PIB agrícola.

Sin embargo es posible un diagnóstico general: (1) El valor de las importaciones ha aumentado de un promedio de US$ 75 por habitante y año, a cifras que superan los US$ 200 en los últimos tres años, alcanzando su máximo histórico en el año 2008 cuando se gastaron 7.400 millones de dólares. Dos razones motivan al gobierno para aumentar las importaciones: (a) la baja producción nacional y (b) la búsqueda de precios más bajos en el mercado internacional; (2) La inflación en los alimentos se ha mantenido, por encima del IPC promedio, por casi cinco años consecutivos lo que permite deducir que la demanda se encuentra por encima de la oferta; (3) Desde hace seis años se registran lapsos de desabastecimiento destacando aquellos en productos como leche en polvo y aceite; (4) El gobierno mantiene una política de regulación de precios que cubre a más de un centenar de productos o presentaciones y simultáneamente ha regulado el precio de muchos insumos agrícolas y precios a los productores. Estas acciones no han podido detener el proceso inflacionario y tan sólo transforman tendencias graduales en “saltos” periódicos cuando al final deben ajustar los precios; (5) El gobierno ha fortalecido y le ha dado gran importancia a INDEPABIS tratando de convencer a la población que la escasez de alimentos y la inflación son el resultado de la acción de los “especuladores”, sin embargo la estricta fiscalización, como era de esperar, no ha detenido el incremento de los precios o los episodios de escasez; (6) La política de “rescate de tierras” y creación de unidades socialistas de producción no ha tenido éxito, todo lo contrario, ha disminuido la producción de carne bovina, caña de azúcar, café, frutas arbóreas y otros cultivos que demandan inversiones a largo plazo; (7) La política de adquisición o expropiación de agroindustrias, centrales azucareros, empresas agropecuarias proveedoras de insumos y otras, no ha tenido éxito; (8) Incremento de los precios internacionales que suelen acompañar al aumento del precio del petróleo, tampoco han ayudado mucho a las políticas actuales. Recientemente el gobierno se ha visto obligado a “ajustar” el precio de los derivados del trigo (pan, pastas), la leche en polvo y el aceite vegetal; (9) El gobierno gasta grandes cifras en subsidiar los alimentos en sus redes de distribución como MERCAL y existe oscuridad total sobre los estados financieros de las empresas públicas del sector. Es bien probable que muchas de ellas estén, como otras empresas públicas, en una situación deficitaria; (10) Persisten problemas de infraestructura y servicios (vialidad, sistemas de riego, fallas eléctricas, etc.) que encarecen los costos de los productores; (11) La inseguridad jurídica, las carencias en infraestructura, servicios y la situación precaria de las universidades se combinan para abatir la inserción tecnológica y la investigación. La productividad no ha aumentado en los últimos años, ni tampoco la calidad de los productos agrícolas.

El índice de producción de alimentos de la FAO muestra un rezago importante para Venezuela a lo largo de la primera década del siglo. Durante ese decenio Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay, Perú y otros países del continente han tenido un buen desempeño. Resulta paradójico que un gobierno que ha basado su política agrícola en lemas como “autoabastecimiento”, “desarrollo endógeno”, “seguridad y soberanía alimentaria”, muestre al final resultados tan negativos.

viernes, 15 de abril de 2011

La mentira como norma

La mentira como norma
CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 12 de abril de 2011  
Que en ocasiones un funcionario público oculte la verdad, es algo que ocurre en buena parte del planeta, pero que todos y todo el tiempo lo hagan, parece exclusivo de la Venezuela actual. Tan frecuente, que cada vez que los escucho en la radio o aparecen en televisión, me encuentran mentalmente condicionado al hecho y corro el riesgo de dar por sentado que miente, hasta en el extraño caso que diga algo apegado a la realidad. La falacia en la punta de la lengua, el discurso interminable, sin pausa, repetitivo.

"Horrible sistema"

A la par de ocultar las estadísticas sobre electricidad, fallas del metro, viviendas nunca construidas, delitos o condiciones de la vialidad, cualquier desaguisado, propio o preexistente, es producto del cambio climático o del capitalismo. Horrible sistema donde la gente no pasa hambre, hay trabajo digno, derechos de propiedad y justicia, con una economía que creció 3% el trimestre pasado y a cuyas puertas tocan millones de personas que proceden de países socialistas, populistas o "milicotribocaudillistas" que quieren vivir bajo el espantoso régimen capitalista y neoliberal.

Son tantas las mentiras hojillescas, que difícil es, seleccionar. Un viceministro dijo, sin rubor, que la producción agrícola en Venezuela es de 19 millones de toneladas y, además mintió por adelantado y sin descuento, anunciando que llegará a 25 millones. Pues resulta que en 2010 la producción fue como 17 millones, quizás menos. Cuando llegó a 19,4 millones (2007) fue porque la de caña de azúcar fue de 9,7 millones (50,1% del total) y la de cereales alcanzó su máximo histórico (4 millones). Pues bien, después vino la hecatombe y la de caña descendió más de 3 millones y la de cereales cayó a 2,7 en el 2009. Como la de frutas, tubérculos y carne bovina también descendió, y las malas políticas, afectaron a los productores, el gobierno malgastó 18 mil millones de dólares en la importación de alimentos entre 2008 y 2010. Realidades: tomates y cebollas llegaron a 40 BsF, aguacates a 70 y la carne, comprada en Brasil a 4,80 el kilo en pié, ronda los 50. ¡Viva el socialismo y el ALBA!

Apagones...

Apagones, racionamiento, multas y cartelitos, según el Gobierno, ocurrieron por falta de lluvia, luego por el exceso de las mismas y ahora, agotada la mentira, por el abusivo consumo de venezolanos capitalistas y pitiyanquis. Imagínense cómo sería la crisis si no hubieran cerrado 5.000 industrias, si la economía no hubiera retrocedido en dos años consecutivos y la inflación no hubiera causado una contracción del 15% en el consumo. Pero hay realidades que no pueden ser tapadas, por fin y con el atraso usual, el contralor admite que Pudreval existió y que "irregularidades" y falta de insumos impidieron la construcción de viviendas. El presidente admite que la burocracia le está "haciendo daño". ¿Quién la duplicó en menos de una década? Dudo que haya sido la mano peluda de la CIA, salvo que la mitad de los ministros sean apátridas y traidores a la revolución.

lunes, 4 de abril de 2011

La muerte de la soberanía

La muerte
de la soberanía

Carlos Machado Allison, EL UNIVERSAL
martes 29 de marzo de 2011 
La palabra más común en el discurso oficial es soberanía. Se aplica a la integridad territorial, al pueblo, a la importación de alimentos, la firma de un acuerdo para entregar petróleo barato. También usamos el término para los desastres: "soberana torta" grita el conductor cuando su vehículo pierde el tripoide en un hueco, "soberano desastre" clama el experto petrolero al hablar sobre Pdvsa.

Soberanía es sinónimo de independencia y libertad, poder para controlar el rumbo del país. Se alcanza cuando decidimos, enseñamos competencias y habilidades, tenemos salud, alimentación y recursos para recorrer el camino hacia un mejor futuro. Sólo hay soberanía cuando controlamos lo básico: educación, salud, alimentación y recursos para hacerlo. Hoy, ¿cuánta soberanía le queda a Venezuela?

La educación es soberano desastre. Escuelas públicas que se caen a pedazos: sin baños, fallas severas en la alimentación escolar, deserción elevada, maestros mal pagados y pésima formación en idioma, matemáticas, historia o geografía. En la secundaria, carencias tan severas que muchos se gradúan con un sello que los exonera en matemáticas, física o química porque no hay docentes. Con ese sello irán a las improvisadas universidades bolivarianas de bajísimo nivel, mientras en las autónomas, estranguladas económicamente, los estudiantes están en huelga de hambre.

La salud perdió la soberanía hace tiempo. Parte depende, como en otros ámbitos de la vida nacional, de los cubanos. Otra fracción en manos de "médicos", al estilo cubano, improvisados en tres años y la restante, la de galenos bien formados en nuestras universidades, luchando porque funcionen hospitales donde siempre está cerrada un ala, existen fugas de aguas negras y la mitad de los quirófanos están en reparación. Los médicos migran y los posgrados están vacíos. Los enfermeros inician una huelga de hambre. La medicina preventiva colapsó: epidemias de dengue, sarampión, AH1N1, malaria, pediculosis y sarna.

La soberanía alimentaria se caracteriza por la brutal inflación en alimentos, captura de fincas por el Gobierno, desabastecimiento y dependencia de las importaciones. De Brasil vienen las vacas, de Uruguay el queso y de la empobrecida Nicaragua café y caraotas. Argentina envía arroz y Ecuador leche. Las viviendas van a ser construidas por bielorrusos o uruguayos, el instituto agrícola por los chinos, los plátanos sembrados por los rusos, los chigüires iban a estar en las garras del sátrapa libio y el ensamblaje de tractores en manos del iraní. Los consejos para manejar centrales azucareros, logística de importación de alimentos y control ciudadano, proceden del otro sátrapa, el de la isla.

Los pobres nunca son libres, carecen de soberanía. Ningún país pobre es soberano ya que siempre dependerá de terceros. ¿Ahora entienden la soberana estrategia del Gobierno? Forjar una población pobre, enferma, ignorante y malnutrida, que es el paraíso de las satrapías. La soberanía ha muerto.

martes, 15 de marzo de 2011

Llamas en el desierto

Llamas en el desierto
La falta de libertad, una economía rentista, corrupción elevada, poder continuo y centralizado...
CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 15 de marzo de 2011  
Para sorpresa de muchos gobiernos y analistas, ha surgido en el Medio Oriente un movimiento social muy particular. A pesar de las grandes diferencias culturales, algunas cosas parecen obvias. La primera de ellas es que el protagonismo en las protestas contra los viejos y corruptos gobiernos, procede de las capas más jóvenes y mejor educadas de la población, en alianza con los trabajadores urbanos. En efecto, a pesar de las enormes restricciones que los caudillos habían impuesto, los dólares del petróleo y otros ingresos elevaron el ingreso de Bahrein, Libia, Irán y Túnez y en menor grado los de Egipto y Yemen. El índice de corrupción de Transparencia Internacional ubica a estos países en las posiciones 46 (Bahrein), 65 (Túnez), 111 (Egipto), 130 (Libia), 154 (Yemen) y 168 (Irán). Venezuela ocupa la nada honorífica posición 162. 

¿Qué tienen en común? 

También sorprende la diversidad de los gobiernos, civiles en Egipto y Túnez, una feroz dictadura militar alimentada por el petróleo en Libia, una teocracia autoritaria en Irán y un Gobierno que ya dura 31 años en Yemen, el país más pobre de la región. ¿Qué tienen en común salvo la religión dominante?: pues la falta de libertad, una economía rentista, corrupción elevada, poder continuo y centralizado y negación de oportunidades a una juventud con mayor nivel educativo y acceso a información sobre lo que ocurre en el mundo occidental. Allí, donde existe alternabilidad en el gobierno, justicia y tolerancia. Cuatro de estos cinco países se han declarado socialistas en algún momento. 

Frágil 

Gadafi lleva 32 años en el poder. Saleh 31 (Yemen del Norte) y 21, del actual Yemen. El Gobierno de Mubarak casi cumplía 30 cuando fue depuesto. Ben Alí mandó por 24 hasta que los tunecinos lo hicieron huir de la capital. Los ayatolas de barbas blancas, con sus políticos asociados son el poder único en Irán desde 1979. La familia al Khalifa domina Bahrein desde 1796 y en calidad de reinado o emirato hereditario desde 1971. En tres de estos países, la "conciencia nacional" es frágil. Libia es el resultado de la imposición europea y la alianza, a trompicones, de varias tribus. Yemen ha sido escenario de conflictos en las tribus del Norte y del Sur. Bahrein nace en 1971 tras haber sido una colonia británica y casi una dependencia de Irán. Pero Egipto e Irán tienen larga historia y en sus respectivos momentos, fueron los países más poderosos del mundo antiguo, hoy figuran entre los más corruptos. 

Aquí, estudiantes y obreros también son protagonistas. Desde huelgas de hambre hasta expresiones de indignación han obligado al Gobierno a dar órdenes a los tribunales para poner en libertad a varios ciudadanos. Pero persiste su solidaridad con Gadafi, los Castro, Lukashenko y el Gobierno iraní, formando una suerte de confederación de gobiernos autoritarios y en su mayoría, muy corruptos. Todos odian a las democracias occidentales, quizás porque en ellas, la corrupción es baja y el sistema judicial eficiente y autónomo

martes, 1 de marzo de 2011

Para los egresados de la UCV

Para los egresados de la UCV
Serán funcionarios del ministerio los que decidirán qué proyectos se aprueban
CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 1 de marzo de 2011  12:00 AM
Mensaje válido para todos los egresados de las universidades autónomas de Venezuela y también para quienes han sido sus proveedores, amigos, padres y empresas beneficiadas por contar entre sus empleados y directivos a exalumnos de nuestras principales casas de estudio. Vale también para aquellos que hoy ocupan, y no son pocos, altos cargos en el Gobierno. 

Nuestras universidades autónomas viven mal momento. Acosadas en lo económico y en lo ideológico. Sus profesores, en especial aquellos que a tiempo completo o dedicación exclusiva no cuentan con más ingresos que su salario, se han empobrecido en forma dramática en los últimos cuatro años. También han envejecido y el presupuesto actual determina un congelamiento de cargos que no permite la captación de nuevos docentes e investigadores, tampoco la renovación de equipos, dotación de laboratorios y bibliotecas. Migran hacia el exterior muchos talentos jóvenes que no ven futuro en la docencia y en la investigación. Además, una de las últimas fechorías de la Asamblea saliente fue modificar la Ley de Ciencia y Tecnología para asegurarse que los aportes que percibían nuestras máximas casas de estudio a través del vínculo con las empresas, ahora vayan al fisco nacional. 

Serán funcionarios del ministerio los que decidirán qué proyectos se aprueban, pero la ley los califica de entrada, serán aquellos inscritos en los planes del Gobierno. La calidad no importará, sólo la orientación ideológica. 

Un país sin universidades autónomas, públicas o privadas, está condenado al atraso. Un país con profesores más preocupados por el precio del mercadito quincenal que del acontecer de la ciencia mundial, rodará cuesta abajo hacia la mediocridad. Un país donde la figura del docente es respetada, donde la obtención de maestrías y doctorados es algo importante, donde el egresado se lleva con orgullo un diploma a su casa, es un país con futuro. 

En muchos países buena parte del financiamiento de las universidades procede de las donaciones que hacen sus egresados. Desde edificios hasta bancos en los jardines están etiquetados con sus donativos. Becas y cátedras, laboratorios "dotados" por empresas o individuos que en algún momento de sus vidas decidieron compartir con su Alma Mater los ingresos obtenidos gracias a su formación. De la UCV han egresado decenas de miles de profesionales en los últimos cincuenta años y, usted amigo lector y egresado de la UCV, no puede dejar la defensa de la institución exclusivamente en manos de los profesores, estudiantes, empleados u obreros activos en este momento. Recuerde, amigo egresado, antiguo alumno, que sin pago alguno recibió los beneficios de su educación, que desde su creación en el siglo XVIII, o desde sus estatutos republicanos en el XIX, han pasado muchos gobiernos, pero nuestra máxima casa de estudios sigue presente. 

Contribuya a que siga allí, nunca arrodillada, venciendo sombras con la luz que emana de sus aulas. Vale para todas nuestras universidades. 

domingo, 27 de febrero de 2011

Agricultura en Venezuela: cifras fantásticas

Los ministros de la economía y la producción, encabezados por el ideólogo Giordani (quién escribió, hace algunos años, con otros colegas, un folleto señalando como aplicar la filosofía de Corea del Norte a Venezuela) se presentaron a la Asamblea Nacional con soberbia. Sus discursos, con más insultos que logros, no tenían como objetivo exponer el "estado de la nación", sino contrastar al sistema capitalista con el comunista. De allí, tal como se ha hecho en Corea del Norte, Cuba y en la vieja URSS, se intentan tapar los hechos con palabras y para que éstas lleguen y convenzan, el control de los medios de comunicación ha sido una meta del gobierno.


Los ministros no sólo inventaron cifras, sino nuevos conceptos. Entre ellos destacan la "aritmética socialista" y la inflación inercial. Los economistas andan como locos tratando de entender el asunto. Por ejemplo en materia agrícola el gobierno clama haber roto cualquier record nacional de producción, pero a la par el INE y el BCV muestran que el record son los 17.000 millones de dólares de importaciones agrícolas en los últimos tres años. Otra marca imbatible es el 60%, a veces hasta más, de inflación en los productos nacionales como hortalizas, frutas, raíces y tubérculos, el descenso en 3 millones de toneladas en la producción de caña de azúcar, 50% en carne bovina y entre 10 y 25% en algunas frutas y hortalizas. La inflación inercial hace que la comida en Venezuela, calculada a 4,30 por US$, se encuentre entre las más costosas del mundo. Un combo de hamburguesas anda por los 48 Bs, (más de US$ 10), no hay plato en un restaurant de precio medio, que baje de 70 u 80 bolívares y si se busca algo especial, y especial en Venezuela es el pescado y los mariscos, pues prepárese a pagar alrededor de 200 (unos 50 dólares) por ración, una vez cargado  el IVA y la propina. En los supermercados la carne bovina se aproxima a los 50 Bs por kg y los quesos entre 60 y 80.


La producción de arroz  es insuficiente. Igual ocurre con café y por primera vez en la historia del mismo, ha sido necesario importar. En el 2011 será necesario importar no menos de 600 mil toneladas de azúcar y el precio internacional ya superó los 700 US$ por tonelada. 


En resumen, inflación inercial es el fenómeno socialista mediante el cual se realizan enormes inversiones en el agro, se condonan deudas, se compran tractores, se firman acuerdos internacionales, se apropian de 3,5 millones de hectáreas, se construyen grandes sistemas de riego, se logra la felicidad de los campesinos, se importan entre 5 y 7 mil millones de dólares en comida, se cierran industrias, se regulan precios, se controla el transporte, se monta la mayor red de distribución pública de alimentos y se logra la mayor inflación en alimentos del mundo, mientras disminuye la oferta y se preservan episodios de escasez para aumentar la emoción de los habitantes. La nueva matemática socialista es igualmente interesante, se hacen grandes erogaciones en bolívares y en dólares, y sin importar el orden de magnitud, se logran siempre cifras negativas.

lunes, 21 de febrero de 2011

¿Qué dice la FAO sobre la propiedad de la tierra? Lo que el gobierno de Venezuela debe leer

El gobierno de venezuela ha debilitado los derechos de propiedad y la producción nacional ha disminuido. El siguiente artículo de la fao debería ser leído por nuestros gobernantes.
carlos machado allison
22 de febrero de 2011


tOMADO DE: WWW.FAO.ORG/KIDS/ES/RIGHTTOLAND.HTML

¿QUÉ HACE LA FAO? :: JUSTICIA SOCIAL :: EL DERECHO A LA TIERRA
Sale de sobra decir que los agricultores necesitan tierra para producir los cultivos. Pero es triste que muchos de ellos no tengan derechos seguros a la tierra. Y no sólo a la tierra, sino a todo lo que se relaciona con ella: el agua, los árboles, la vida silvestre, todas las cosas que la población rural necesita para producir alimentos, ganarse la vida y subsistir.

En muchos países, especialmente en Asia y América Latina, un número relativamente reducido de personas ricas posee muchas tierras, a la vez que millones de campesinos sin tierras luchan por ganarse la vida y alimentar a sus familias. Al carecer de derechos seguros a la tierra, a menudo se les niega el derecho a los alimentos.

Infórmate sobre el derecho a los alimentos.

Es más, al no tener propiedades, los agricultores pobres a menudo carecen de servicios públicos básicos, como sanidad y electricidad. Son tratados como ciudadanos de segunda.

Esto no sólo es malo para las personas, sino también para el planeta. Cuando los agricultores no tienen derechos seguros a la tierra, tienen pocos motivos para cuidar que los métodos de cultivo que usan sean "sostenibles". Tiene poco sentido trabajar para proteger la tierra para las generaciones futuras. Si la fertilidad de sus tierras se degrada, las abandonan y desbrozan otras tierras de otras personas.

No somos Robin Hood

Algunas personas quisieran que la FAO fuera como Robin Hood y obligara a los gobiernos a quitar tierras a los ricos para entregarlas a los pobres. A estas personas les repetimos que los miembros de la FAO no fundaron esta organización para que sea autoritaria. La FAO ayuda a los países, cuando han decidido hacer reformas agrarias, a encontrar las soluciones adecuadas para su situación específica. El trabajo de la FAO es para asegurar que las reformas agrarias den beneficios reales y seguridad a los agricultores pobres y que pasan hambre, e impulsar la producción agrícola general del país. Una parte fundamental de esta labor consiste en establecer los procedimientos adecuados para la solución pacífica de las diferencias por los derechos a las tierras.

Pero la cuestión de los derechos a la tierra tiene muchos otros aspectos, aparte de la desigualdad en la propiedad agraria. Hay lugares donde nadie puede ser propietario de tierras. Fíjate, en África más del 90 por ciento de las tierras no está sujeto al sistema jurídico oficial. Con frecuencia las tierras agrícolas, los bosques y los pastizales pertenecen a las comunidades, y los derechos de uso de estos recursos están determinados por costumbres locales.

Pero los tiempos y las tradiciones se transforman. Los países africanos, interesados en reducir el hambre y la pobreza, alientan a la población rural, gran parte de la cual sólo cultiva alimentos para consumo de su familia, a convertirse en agricultores comerciales. Pero la agricultura comercial requiere un sistema oficial de propiedad agraria. Además, en los sistemas tradicionales con frecuencia las mujeres no tienen los mismos derechos a la tierra que lo hombres. Esta desigualdad no sólo es una violación de los derechos de las mujeres, sino que además contribuye al hambre y la pobreza. La FAO ayuda a los gobiernos y las comunidades locales a encontrar formas aceptables de modificar los derechos tradicionales de propiedad agraria para no obstaculizar el desarrollo económico local y no discriminar a las mujeres.

Ah, y no hay que olvidar los países ex comunistas de Europa oriental y Asia central. Durante el comunismo, gran parte de las tierras agrícolas pertenecían a enormes cooperativas agrícolas estatales. A la caída del sistema comunista, también se desintegraron esas cooperativas. Estos países ahora están privatizando la tierra, pero no es fácil. La FAO los ayuda a establecer mercados de tierras agrícolas justos para los agricultores y positivos para la agricultura y el medio ambiente.

La unión es la fuerza

Como ves, el tema de los derechos agrarios es muy complejo. Pero existen algunos principios constantes. Por ejemplo: las reformas agrarias que tienen éxito no se imponen, se negocian.

Las personas cuyo sustento depende directamente de la tierra, el agua y los bosques deben participar en el proceso de reforma agraria. La participación de las agricultoras es especialmente importante. Las mujeres producen alrededor de la mitad de los alimentos del mundo, pero sólo poseen alrededor del 2 por ciento de todas las tierras agrícolas. Las reformas agrarias pueden hacer mucho para remediar este desequilibrio. Pero si no se incluye a las mujeres rurales en la reforma, se corre el riesgo de que los cambios terminen por perjudicarlas en vez de beneficiarlas.

Infórmate sobre las mujeres y la agricultura.

La FAO tiene un grupo de expertos específicamente dedicado a ayudar a los países a incrementar la participación de los hombres y las mujeres del campo en todos los aspectos del desarrollo rural, incluida la reforma de los derechos agrarios.

Una forma en que los pobres defienden sus derechos y hacen sentir su voz es organizándose. La FAO ayuda a las comunidades rurales, en especial a las que son pobres y vulnerables, a crear grupos de autoayuda, incluidas asociaciones de mujeres, de jóvenes y cooperativas de agricultores.

Venezuela: La verdadera inflación en alimentos

Un estudio independiente concluye señalando que el incremento de los precios en los supermercados, sitio preferido de compra de la clase media y obligado de todos los que no disponen de tiempo o transporte para acudir a mercales, pdvales o sitios portátiles de venta de alimentos, se incrementó en 43% en los últimos doce meses. Esa cifra se queda corta para quienes requieren dietas especiales como fórmulas infantiles o alimentos dietéticos. Por otra parte ocurrió un descenso del 30% en las ventas de las principales cadenas, prueba evidente de la caída en la capacidad adquisitiva de la población. No digo con ésto que las cifras del BCV estén equivocadas, sino simplemente que la diversidad de ingresos, hábitos, edad y condición física determina cifras distintas en la inflación. Esta es mayor para quien desea, necesita o está obligado a balancear su alimentación con frutas, hortalizas y proteínas de buena calidad, y menor para quién se alimenta con harinas, aceites, pasta y otros productos regulados. 


Una compra reciente en un supermercado del Este de Caracas es prueba fehaciente de lo anterior. La carne disponible estaba en Bs. 50 el Kg, los aguacates superaban los 45 Bs, el filete de pescado de calidad oscilaba entre 140 y 240 Bs y sólo las merlucitas tenían un precio accesible. En paralelo los productos de limpieza, el papel higiénico, pasta de dientes, paños y coletas, cepillos y artículos de baño y tocador han alcanzado precios poco menos que astronómicos. La leche en polvo estaba ausente y el precio de los derivados como queso, mantequilla, crema, yogurt y bebidas lácteas, escapa al presupuesto familiar. Las frutas y hortalizas nacionales, de pobre calidad en su mayoría, tienen precios que van desde Bs 10 (cambur) en adelante y si usted decide acudir a los empacados o congelados (indispensable para matrimonios donde ambos trabajan) pues prepárese para sacar la tarjeta de crédito, endeudarse y luego pagar los intereses correspondientes que, a su vez, corren en paralelo con la inflación.

jueves, 17 de febrero de 2011

Importación de alimentos en Venezuela ¿Qué sería razonable?


No es fácil señalar una cifra precisa. El volumen de las importaciones de alimentos depende de muchas variables económicas, hábitos alimenticios y políticas públicas. Existen alimentos que un país como Venezuela debe importar por sus características climáticas, entre ellos destacan trigo, avena, cebada y otros cereales subtropicales. Frutas de clima templado, nueces, aceite de oliva, una proporción de la leche y muchos productos elaborados. En ocasiones los precios internacionales se encuentran por debajo de los nacionales y es de interés público mantener el precio de los alimentos dentro de límites razonables para el consumidor. Así, a veces es necesario adquirir maíz forrajero para la industria avícola, torta de soya para los alimentos balanceados y otros productos.

Entre 1981 y 1990 la importación de alimentos y bebidas fue de 75,4 US$ por persona y año. En la década siguiente (1991-2000) la cifra disminuyó a 65,9 y en la que acaba de concluir (2001-2010) se duplicó alcanzando un promedio de 134,6. Sin embargo podemos distinguir dos lapsos, entre 2001 y 2005 cuando la intervención del gobierno sobre las tierras, la importación y la distribución de alimentos fue moderada y la importación promedio fue de 80,5, unos 20 dólares más que en la década previa. Pero en la segunda mitad de la década, cuando la intervención del gobierno es más intensa y su carácter socialista se torna evidente y agresivo, el promedio salta a 188,8 US$ por persona con un máximo de 276 en el año 2008 cuando se le ordena a PDVSA importar alimentos en forma masiva. Esto último ocurre cuando el precio del petróleo aumenta y el gobierno cree que la disponibilidad de divisas es infinita. En el 2009 se dan cuenta que están gastando en exceso y comienzan a cerrar la compuerta de las importaciones.

En mi opinión Venezuela podría tener buenos niveles de seguridad alimentaria importando 80 dólares por persona y año en trigo, leche en polvo, aceites, torta de soya, maíz forrajero, bebidas y unos 200 a 250 items menores que corresponden a productos especializados, exquisiteces, vinos y bebidas alcohólicas destiladas. La diferencia en la última década, alrededor de 100 dólares por persona y año, es decir aproximadamente 2.800.000.000 US$, equivalentes a 12 mil millones de bolívares al cambio actual, (7.280.000.000 al cambio precedente) podrían ser suministrados por la producción nacional. Para ello sería necesario regresar a fines de la década de 1990 cuando el país se encontraba autoabastecido de carne bovina, la producción de caña de azúcar se encontraba en ascenso, así como la de hortalizas, raíces y tubérculos. Tampoco se importaba arroz, pollos de engorde o café y de acuerdo al año, oscilaban las correspondientes a maíz forrajero, leche en polvo, fórmulas infantiles, cereales para desayuno, chocolates y otros productos. Lo gastado, como producto de la estatización agrícola, equivale a la suma de los presupuestos del sistema de educación superior del país y supera en ocho veces lo previsto en el presupuesto nacional del 2011 para la construcción de viviendas antes de la ley habilitante.

Tras la enorme cifra destinada a la importación de alimentos en el año 2008 que alcanzó a 7.576.657.091 dólares, superior al presupuesto nacional de varios países de América Central, en los dos años siguientes ha descendido por las restricciones impuestas y el abatimiento en el consumo que viene registrándose desde comienzos del año 2009.

El resultado es una reducción importante en la oferta de aquello que el gobierno estima que es “no básico”, pero que sin duda es importante para una proporción elevada de la población que tiene la legítima aspiración y el derecho de consumir lo que necesita, y por que no, lo que le satisface. Los productos excluidos son importados a una paridad cambiaria distinta, entre 30 y 110% superior a la legal y controlada y por consiguiente contribuyen a la inflación junto a los productos no regulados que crecieron en más de 60% en el año 2010.

Para el 2011 el panorama no es mejor. Los precios internacionales del trigo, aceite, leche en polvo, arroz, azúcar y maíz se han disparado. También ha ocurrido un incremento, más modesto, en la carne bovina y de aves. Es decir que para importar las mismas toneladas de estos productos registradas para el 2010, será necesario erogar más dólares y el gobierno decidirá si se transfiere el incremento de precios al consumidor o si subsidia los productos importados. Cualquiera de estas soluciones tendrá impacto negativo. Por una parte las finanzas públicas no andan bien y erogar más dólares para importar y más bolívares para subsidiar pesarán bastante en las arcas de la nación. La deuda externa e interna del gobierno ha aumentado sin cesar en la última década y la última emisión de bonos de PDVSA sólo fue colocada gracias a la sed de dólares que hay en el país y al cupón de más de 12%, un interés altísimo que ilustra el tamaño del riesgo.

Transferir el incremento de precios en un año pre-electoral tampoco será la medida más popular. Para evitar esto, pero ya muy tarde, el gobierno lanza un plan de reactivación agrícola e inversiones en el sector, condona deudas y subsidia fertilizantes y maquinaria. Pero esto también tiene un costo elevado y además pretende que sean las Unidades Socialistas de Producción las que cambien el panorama, tales emprendimientos del gobierno no han tenido éxito en varios años consecutivos ¿por qué pensar que ahora sí lo tendrán? Sobre la capacidad de las mismas para producir en 2011 cinco millones de toneladas adicionales de alimentos hay severas dudas.

martes, 15 de febrero de 2011

Índice de precios de la FAO: febrero 2011

Los precios de los commodities en febrero se han  elevado. El azúcar alcanzó los US$ 720 dólares  la tonelada, mientras que el maíz  fue cotizado a US$ 265 y el trigo a 328. El aceite de soya tuvo un precio de 1.265 dólares y la leche entera en polvo llegó a 4.629. Con la nueva paridad cambiaria (4.30 por US$) los precios de febrero, por tonelada serán los siguientes: Azúcar 3.096; Maíz 1.139; Trigo 1.410; leche en polvo entera 19.904 y Aceite de Soya 5.439.

Otro plan agrícola

Otro plan agrícola

CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 15 de febrero de 2011  


Con bombos y platillos se anuncia un nuevo plan agrícola precedido por un censo y animado con música y propaganda en radio y televisión. El plan contempla incrementos increíbles en la producción nacional con énfasis en la producción de maíz blanco, amarillo y arroz, soya, girasol y caraotas. No deja fuera a las hortalizas, el café o el cacao y también atiende a la ganadería vacuna, la pesca, piscicultura y cuanta cosa viva se produce, crece o se captura. Un tono similar al de las viviendas, una ilusión análoga a aquella de los niños de la calle, los gallineros verticales y los huertos urbanos. 

El magno proyecto aspira cifras jamás vistas en el país y con ello reducir las importaciones y combatir la inflación, que en alimentos y bebidas no alcohólicas saltó 4% en enero. Contempla una verdadera revolución con nuevos sistemas de riego, grandes inversiones y una ampliación de la frontera agrícola. Observo dificultades para que esta revolución agrícola tenga éxito. En primer lugar parte de cifras infladas, de acuerdo a las asociaciones de productores de cada rubro. Así para alcanzar las metas del Plan 2011-2012 el crecimiento debe ser casi fantástico. 

Las UPS 

La segunda dificultad es que parte sustantiva del incremento esperado vendrá de las UPS o Unidades Socialistas de Producción, así como, en el caso de la pesca, de la compra de naves atuneras por parte de Pescalba a un costo de 250 millones de BsF. Además, el plan contempla 6 millones de toneladas de cereales para el 2012, aumentar en 244% la producción de caprinos y ovinos, invertir como 400 millones en cacao y 133 millones en café. No menos ambicioso y oneroso es el proyecto que destinará más de 800 millones a la construcción de "casas de cultivo" en Aragua y Carabobo, aumentar en 80 mil las hectáreas a cielo abierto y llegar a producir en el 2012 más de un millón de toneladas entre tomate y cebolla. De todos los proyectos, el más modesto, pero también de difícil cumplimiento, es el de hacer crecer la producción bovina en algo más de 20%, después que lograron que disminuyera 50%. 

A soya y girasol, con la rimbombante "fábrica de fábricas", le inyectarán 400 millones de bolívares y elevarán a 8.400 unidades la producción nacional de tractores (¿por año o por década?). 

La tercera dificultad es que pretenden hacer todo esto sin garantías sobre la propiedad privada, ausente Agroisleña y con productores sin ganas de invertir. ¡Ahh!, pero veo una cuarta dificultad y esa es similar al de las viviendas, hospitales y carreteras: si no pudieron hacerlo en 12 años, ¿cómo es que ahora tienen los recursos, el conocimiento, la organización y la voluntad para hacerlo en los 18 meses que van de mayo de 2011, cuando regresen las lluvias, hasta fines del 2012 cuando, simultáneamente, se recojan cosechas y se realicen las elecciones? Disculpe, Sr. ministro, pero no le creo, y en el 2012 seguro que le echarán a Ud. la culpa porque aquí el comandantepresidente, como Stalin y Mao, jamás se equivoca.