Cinco al día
Carlos Machado Allison
Marzo, 2009. Diario El Universal
Se trata de un programa, de hecho único en Venezuela cuyo objetivo es estimular a la población a comer mejor. Una iniciativa que surge, bajo la conducción de la doctora Marisol Tapia y otros investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la UCV. Cinco al día deben ser las raciones de frutas y hortalizas que debemos ingerir, y enorme la evidencia de cuan importante es hacerlo. Éste programa tiene el apoyo del INN, CANIA-POLAR, Sociedad Anticancerosa, Gama, Cativen, Unicasa y otras organizaciones incluyendo a la OSP y la FAO.
Los estudios y estadísticas globales señalan que las principales causas de mortalidad y morbilidad actuales están asociadas a la obesidad, el sobrepeso y a la carencia de vitaminas, antioxidantes, fibra dietética y otros compuestos presentes en las frutas y hortalizas necesarios para mantener un buen estado de salud. Cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares no sólo son las principales causas de mortalidad, sino también las que determinan costos crecientes de la atención médica. Comer frutas y hortalizas es una buena inversión, para las personas y para el gobierno.
La urbanización, fenómeno mundial, cambió nuestros patrones de vida y alimentación. Pasamos horas interminables en el tráfico, sentados en las oficinas y viendo televisión, mientras que nuestros hijos cada vez se ejercitan menos con excepción de los dedos, que teclean sin parar, celulares o videojuegos. La vida urbana nos induce a comer fuera del hogar y con rapidez, comidas de “conveniencia” y a veces, “chatarra” por su elevado contenido de carbohidratos, grasas y sal. Las encuestas de hogares en Venezuela señalan que entre 1 y 2, de las tres comidas, se efectúan fuera del hogar.
Coexiste sobrepeso, con malnutrición, paradoja generada por dos factores. Primero, el elevadísimo precio de las frutas y vegetales en Venezuela, cuando se las compara con los aceites, harinas y azúcar. La relación de precio es escandalosa: Con lo que cuesta un kilogramo de frutas u hortalizas, se pueden comprar cinco o seis de harina precocida de maíz, azúcar, pastas o pan y una buena cantidad de aceite y margarina. La decisión para los pobres es obvia, comprarán lo más barato, lo que más energía tenga por unidad monetaria. También existe ignorancia sobre las virtudes de consumir hortalizas y frutas, asociada a malos y tradicionales hábitos alimentarios. No existe una campaña oficial de impacto para inducir el consumo de frutas y hortalizas, ni acciones formales para que estos productos lleguen a hogares o escuelas y la regulación de precios induce a la población de menores recursos a consumir más grasas y carbohidratos, alimentos dominantes en los Mercales y en la preocupación oficial sobre seguridad alimentaria.
En efecto, para el año 2003, la disponibilidad de calorías por día en Venezuela tuvo su peor registro en más de cuatro décadas, apenas 2.271, una cifra similar a la de varios países subsaharianos. El crecimiento del ingreso y las políticas sociales hicieron que esta cifra aumentara a 2.625 para el año 2006 (última cifra disponible). Pero ese aumento de 354 calorías se concentró en cereales (80), aceites (62), raíces y tubérculos (41), carnes (42) y azúcar (30), mientras que el consumo de frutas y hortalizas disminuyo, respectivamente en 23 y 7 calorías diarias.
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